*Diego de la Mora Maurer- Investigador de Fundar
La política de gasto del gobierno actual es, por decir lo menos, muy poco consistente: aunque a partir de enero de 2015 la Secretaría de Hacienda anunció que debido a las disminuciones en los precios internacionales del petróleo y en la plataforma de producción de hidrocarburos se tendrían que hacer una serie de reestructuras y recortes al presupuesto, lo que se observa al analizar los ingresos y gastos es que, lejos de haber realizado esos recortes, se tuvieron ingresos excedentes cuyo destino no está suficientemente explicado.
Recordemos: en enero de 2015 se anunció un recorte de 124,300 millones de pesos (mdp). Sin embargo, al terminar ese año se nos informó que hubo ingresos excedentes por 244,907.1 mdp: 6.1 por ciento más de lo que se había proyectado en la Ley de Ingresos. La Cuenta Pública -el documento que sirve para explicarnos como se ingresa y gasta nuestro dinero año con año- ofrece información poco detallada para justificar cómo se utilizaron esos ingresos excedentes: en unos pocos párrafos se nos dice que 103,396 mdp se fueron a Pemex y CFE, 25,882 mdp al IMSS y al ISSSTE, 13,015 mdp al Ramo 28 (Participaciones), etc. ¿Y los recortes?
En 2016 se anunciaron dos recortes más al gasto: el primero por 132,300 mdp, se comunicó en febrero. En junio, tras la decisión de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea, se anunció un nuevo recorte por 31,715 mdp. Es decir, que durante el año se recortarían poco más de 164,050 mdp del gasto público. Sin embargo, al analizar el comportamiento de los ingresos públicos, se observa que hasta noviembre del año pasado (últimos datos disponibles) el sector público había ingresado 3,704,497 mdp, es decir, 505,352 mdp más de lo que se había previsto según el calendario de ingresos para ese mes de 2016.
¿Qué quieren decir los números anteriores? Lo primero es que las previsiones pesimistas de la Secretaría de Hacienda no se han cumplido para ninguno de los dos años analizados. A pesar de que los ingresos petroleros han disminuido sustancialmente (pasaron de representar 30.7 por ciento del total en 2014 a 19.8 por ciento en 2015), esa merma se ha compensado con aumentos en ingresos por impuestos como el Impuesto Sobre la Renta (ISR), el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS), éste especialmente para la parte proveniente del impuesto a las gasolinas.
En segundo lugar, existe una falta de información detallada para explicar con claridad por qué, a pesar de que se anunciaron recortes durante dos años, al final se contó con ingresos excedentes cuyo destino tampoco es claro. Si la tendencia analizada para 2016 continuó durante diciembre, el gobierno habrá contado con 500,000 mdp más de lo que le había aprobado el Congreso en la Ley de Ingresos. Si tomamos en cuenta que el año pasado todos los subsidios y transferencias representaron alrededor de 700,000 mdp, nos podemos dar cuenta de que se trata de recursos multimillonarios cuyo destino tendría que ser explicado a detalle para que la sociedad en su conjunto tome las mejores decisiones sobre dónde y cómo gastarlos.
La presentación de la Cuenta Pública en abril de este año es el momento ideal para que se nos explique qué se hizo con nuestro dinero: por qué, a pesar de haber anunciado los recortes, se acabó gastando mucho más durante 2016, en qué se gastó y cuáles fueron los resultados e impactos de dicho gasto.