Un coche bomba estalló al lado de un furgón policial ante una de las puertas del estadio del Besiktas en Turquía, y menos de un minuto más tarde, un suicida se inmoló entre un grupo de agentes en el cercano parque Maçka, al otro lado del recinto; lo que dejó 38 muertos. El país se ha conmocionado y se enfrenta al duelo.
Por Ilya U. Topper
Estambul, 11 de diciembre (EFE).- Turquía vivió hoy una jornada de duelo y conmoción por el doble atentado perpetrado anoche en Estambul, que causó 38 muertos y 155 heridos y del que se ha responsabilizado un grupúsculo radical kurdo, mientras que el Presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha prometido que los autores pagarán "un precio muy alto".
El doble ataque sacudió el sábado a las 19:30 GMT (22:30 locales) las inmediaciones del estadio del Besiktas, en el centro de Estambul, donde hora y media antes había terminado un partido de este club contra el visitante Bursaspor.
[youtu.be/I4BRguZEDzY]Los espectadores ya habían abandonado el recinto deportivo, pero quedaban las dotaciones de la policía antidisturbios que fueron el blanco del atentado, como han confirmado las autoridades turcas.
Un coche bomba estalló al lado de un furgón policial ante una de las puertas del estadio, y menos de un minuto más tarde, un suicida se inmoló entre un grupo de agentes en el cercano parque Maçka, al otro lado del recinto.
Treinta de los muertos son policías, siete son civiles y uno queda por identificar, indicaron las autoridades.
En la operación posterior, la Policía detuvo a 13 personas por sus supuestos vínculos con los atentados, aunque el Ministro del Interior, Suleyman Soylu, no ofreció más detalles porque las investigaciones continúan.
Varios portavoces del Gobierno señalaron que "todos los indicios apuntan al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)", la guerrilla kurda, pero en la tarde de hoy el atentado fue reivindicado por los Halcones de la Libertad de Kurdistán (TAK).
Este grupúsculo se presenta como una escisión radical del PKK, aunque el Gobierno la considera simplemente una "marca subsidiaria" del ese grupo armado para cometer atentados que darían mala imagen.
En un texto difundido en su web, el TAK señala que los atentados fueron cometidos por dos personas en "una acción de sacrificio" y que el objetivo no era la población turca sino la policía.
El TAK se ha atribuido diversos ataques y atentados especialmente cruentos desde 2004, y sólo en 2016 han reivindicado una decena de acciones con 7 atacantes suicidas, la mayoría cometidos contra unidades de la policía en Ankara y Estambul.
Entre estos destacan el de febrero en Ankara, en el que murieron 28 militares y un civil; el de marzo en la misma ciudad, con 37 muertos, todos civiles; y el de junio en Estambul, con 11 fallecidos, de los que siete eran policías y cuatro civiles.
"Mientras siga en prisión el presidente Apo (en referencia a Abdullah Öcalan, fundador del PKK) y la República Turca y el AKP (el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo) cometan cada día torturas en Kurdistán, jueguen con los cadáveres de niñas y maten a niños, Turquía no puede esperar continuar una vida tranquila", señala el texto.
Por su parte, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), tercero en el Parlamento, que representa la izquierda prokurda y al que el Gobierno tacha a menudo de "brazo político" del PKK, condenó el atentado "de la forma más tajante".
El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acudió a un funeral de los policías fallecidos en Estambul, donde prometió "luchar hasta el final contra la lacra del terrorismo".
"Si creen que nos van a asustar con esto se equivocan", añadió el mandatario, que prometió que su país vengará lo sucedido y que los responsables pagarán "un precio muy alto".
Al mediodía, miles de personas marcharon hacia el estadio con banderas turcas para mostrar su repulsa del atentado y muchos dejaron flores en el lugar del ataque.
Por la tarde, un corro rodeaba el altar improvisado con velas y claveles rojos, donde un joven salmodiaba versos del Corán en recuerdo de los fallecidos.
Pero entre las flores destacaba también un dibujo de una horca con la palabra "No los alimentemos", en un obvio respaldo a la campaña de reintroducir en Turquía la pena de muerte, abolida en 2004 y que ahora se considera reintroducir.