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Adrián López Ortiz

10/11/2016 - 12:00 am

Mariguana: la elección que más importa

En el aturdimiento que el madrazo de Trump le propinó al sistema democrático moderno, perdemos de vista una elección que importa más en el largo plazo: la aprobación del uso recreativo de la mariguana en California. No digo que el triunfo de Donald Trump sea menor. Al contrario, apenas empezaremos a descubrir al hombre detrás […]

Que no nos gane la tragedia Trump. El Gobierno mexicano debe aprovechar la coyuntura que California abre para replantear su política de drogas en cooperación con Estados Unidos. Foto: EFE
Que no nos gane la tragedia Trump. El Gobierno mexicano debe aprovechar la coyuntura que California abre para replantear su política de drogas en cooperación con Estados Unidos. Foto: EFE

En el aturdimiento que el madrazo de Trump le propinó al sistema democrático moderno, perdemos de vista una elección que importa más en el largo plazo: la aprobación del uso recreativo de la mariguana en California.

No digo que el triunfo de Donald Trump sea menor. Al contrario, apenas empezaremos a descubrir al hombre detrás del personaje. Al Gobernante y no al Candidato. Veremos si Trump deja de ser el carismático clown y se atreve a encarnar en Presidente.

Sobre la elección estadounidense me quedo con una frase de Peter Mair en Ruling the void: “La conclusión más obvia es que ahora es más evidente que los ciudadanos están retirados y desencantados de la arena de la política convencional”.

Mientras tanto, en México y especialmente en Baja California, Sonora y Sinaloa más vale que vayamos pensando que vamos a hacer con la decisión que tomaron los californianos respecto al uso recreativo de la mariguana.

¿Y qué quiere decir “recreativo”?

La Proposición 64 propone que California deberá convertirse en centro de innovación, investigación y desarrollo de la cannabis. Según nota de Animal Político: todo californiano mayor de 21 años podrá poseer, transportar y comprar hasta 28.5 gramos de mariguana para usarla de manera recreativa y cultivar hasta seis plantas. El impuesto por ventas de mariguana será de 15 por ciento. Nevada y Massachusetts hicieron lo propio y en Florida se aprobó el uso medicinal de la misma.

Los impactos de esta decisión no se dimensionan todavía pero se sentirán muy pronto. El consumo de mariguana en California representó durante mucho tiempo un mercado muy lucrativo para los carteles mexicanos de la droga. Sobre todo para quienes históricamente han controlado esa frontera: los Arellano Félix, Los Guzmán, Los Zambada. En suma, el Cartel de Sinaloa y sus variaciones.

La mariguana es la droga de mayor consumo en los Estados Unidos. Según cifras de 2011, de los 22.5 millones de estadunidenses que consumieron algún tipo de droga, 18.5 millones consumieron mariguana. En California, el 40 por ciento de la mariguana que ya se vende al menudeo es de origen mexicano.

Pero la nueva legislación abre otro escenario. Si las ventas de de marihuana medicinal en California llegaron a los 2 mil 700 millones de dólares el año pasado, casi la mitad de las ventas de marihuana en el país, de acuerdo con ArcView y New Frontier para The New York Times . Según expertos, la aprobación de la marihuana para consumo recreativo que sucedió ayer podría duplicar el mercado para el año 2020. Estamos hablando de mucho dinero. Mucho.

Ante ese contexto, las preguntas para el gobierno de México son obvias desde hace tiempo. La diferencia es que ahora las respuestas tienen que ser urgentes.

¿Qué haremos con Tijuana? Suena esquizofrénico pensar que en San Diego la droga podrá cultivarse orgánicamente y comprarse muy cool mientras de este lado seguimos en la cacería de capos y el conteo de muertos.

Nuestros gobernantes tienen la responsabilidad, ahora sí, urgente, de poner el tema en la mesa. Necesitamos discutir a fondo y con celeridad cuál será nuestra política de drogas de cara al proceso de legalización de nuestro poderoso vecino. La reciente legislación nacional que impulsó el Presidente Peña Nieto se queda muy corta frente al desafíos que viene desde el norte.

Vamos tarde otra vez. Este es un proceso dialógico que debimos haber dirigido desde el principio en lugar de reaccionar a destiempo.

Pero más vale tarde que nunca. Si los cárteles ya empezaron a diversificar sus actividades moviéndose a la producción de drogas sintéticas como las metanfetaminas y drogas más duras como la heroína, desde la sociedad civil y el gobierno tenemos que apretar el paso.

Si no apuramos la discusión y nuevos marcos legales, el crimen organizado volverá a llenar los vacíos de poder, construirá nuevos mercados y desarrollará nuevas habilidades y capacidades de adaptación. Es más, ya lo está haciendo.

Mexico tiene que replantearse su estrategia de seguridad y el narcotráfico es uno de los temas ineludibles. A menos que suceda un milagro, Peña Nieto acumulará tantos o más muertos como Felipe Calderón. Mientras la percepción de seguridad se deteriora internamente, en el exterior la imagen violenta de México se consolida. Corrupción y narcotráfico son acaso nuestros estigmas mas dolorosos.

Por eso, que no nos gane la tragedia Trump. El Gobierno mexicano debe aprovechar la coyuntura que California abre para replantear su política de drogas en cooperación con Estados Unidos.

Negociar con Trump un nuevo abordaje, integral y multidisciplinario, para el tratamiento de drogas en América puede sonar demasiado aventurado justo ahora que el muro, la migración o el libre comercio se imponen en la agenda bilateral. Tal vez sea osado, pero es necesario.

La verdadera locura sería seguir igual.

 

 

Adrián López Ortiz
Es ingeniero y maestro en estudios humanísticos con concentración en ética aplicada. Es autor de “Un país sin Paz” y “Ensayo de una provocación “, así como coautor de “La cultura en Sinaloa: narrativas de lo social y la violencia”. Imparte clase de ética y ciudadanía en el Tec de Monterrey, y desde 2012 es Director General de Periódicos Noroeste en Sinaloa.

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