La Coalición de Trabajadoras y Trabajadores Temporales Sinaloenses surgió hace tres años a partir de una serie de fraudes durante el proceso de reclutación y por violaciones de derechos laborales durante la estancia en empresas de Estados Unidos. El primer viaje que hizo María de los Ángeles fue por necesidad. No quería porque sintió que abandonaba a su familia, pero estaba desesperada por los sueldos y el desempleo en Sinaloa. Por ser parte de ese colectivo, lleva dos temporadas "castigada" sin poder ir. Quiere regresar, pero con mejores condiciones laborales. En Luisiana fue víctima de discriminación.
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Ciudad de México, 2o de octubre (SinEmbargo).– Trabajaba en las plantas de las cervecerías Pacífico y Modelo en Los Mochis, Sinaloa, de manera temporal. Ganaba 7 mil 600 pesos al mes, con lo que ayudaba a su mamá. Pero a finales de 2005 se terminó el plazo y quedó desempleada. Un día se le aproximó un hombre y le habló sobre un programa de empleos temporales en Estados Unidos. María de los Ángeles estaba desesperada y por necesidad económica decidió ir, aunque no quería. Actualmente, 11 años después, trabaja como quesera en su tierra natal. Por pertenecer a la Coalición de Trabajadoras y Trabajadores Temporales Sinaloenses, formada a raíz de fraudes y violaciones a derechos laborales, durante dos temporadas los patrones que requieren mano de obra no la han llevado.
Ella quiere regresar para recibir más sueldo, pero "en condiciones diferentes y mejores". No los amenazan, pero cuando el patrón se da cuenta o le llevan la información de que el trabajador migrante pertenece a una alianza ya no los lleva a Estados Unidos a la próxima temporada.
"El primer viaje al que me fui fue por necesidad. Me desesperé por los sueldos y el desempleo. No quería irme, sentía que abandonaba a mi país. Me acuerdo muy bien que hasta se me salieron las lágrimas. No quería irme", afirmó en entrevista con SinEmbargo.
Llegó un 12 de agosto del 2005 a Luisiana, ubicado entre Texas y Misisipi, a laborar en la planta Bruce Foods para enlatar camotes con miel. Estuvo de agosto a diciembre. María trabajaba de 3 de la tarde a 10:30 de la noche por 300 dólares a la semana. Es decir, obtenía cinco mil 600 pesos más que en Los Mochis. Sin embargo, tenía que gastar en renta y transporte.
"No me tocaron jornadas largas. Pero hay compañeras que van a otras empresas y trabajan 11 o 12 horas", aclaró.
Las complicaciones vinieron en la otra temporada: hacinamiento, discriminación y ronchas.
De marzo a julio trabajaba en la planta Bayou Land Seafood limpiando camarones de 6 de la mañana a 2 de la tarde. Ahí vivía en un tráiler en el jardín de la empresa, a quien debía pagar 20 dólares por renta.
"En ocasiones en tres recámaras llegamos a vivir 16 personas con una estufa y un refrigerador. Tuvimos que solicitar otro porque uno no daba a basto. En el tráiler vivía uno de los reclutadores y se sentía con influencia. Metía a amigos y tomaban ahí. Con tal de conservar el trabajo me quedaba callada", recordó.
"De cierta manera sí fui víctima de discriminación. La señora que revisaba el camarón a veces me aventaba la canasta. Era incómodo. Por eso decidí ya no estar aguantando ese tipo de situaciones. Aunque la situación económica en México es difícil, a veces uno lo prefiere: un salario menor, pero trabajar con dignidad y que no te estén gritando o aventando la canasta donde estás llevando el camarón y toda la gente te esté viendo. Le da vergüenza a uno", aseguró María de los Ángeles.
Y aunque a ella no le cobraron por las herramientas de trabajo, como en otras empresas, limpiar los camarones le implicó ronchas en la piel. "Pero yo me ponía mi crema para combatirlo", dijo despreocupada.
Actualmente se mantiene haciendo quesos. Antes de la entrevista telefónica estaba preparando unos.
"Estamos haciendo la lucha para conseguir un trabajo allá, pero en condiciones diferentes y mejores. Tengo la esperanza de ir allá con mejores condiciones. Por la situación económica. Solamente por la situación económica", declaró la sinaloense en cuyo estado hay 1 millón 167 mil 100 de personas en pobreza y 155 mil 800 en pobreza extrema.
Sinaloa ha crecido en los últimos cuatro años un 8.32 por ciento frente al promedio nacional de 12 por ciento. Un crecimiento débil no genera las fuentes de trabajo que se requieren.
Un millón 291 mil 812 de sinaloenses trabajaban en agosto, pero 50 mil 595 estaban desempleados, con base en cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. El 51.2 por ciento de la población sinaloense ocupada lo hizo en la informalidad.
FRAUDES EN LA RECLUTACIÓN
ProDESC ha documentado desde 2012 violaciones a los derechos humanos de los trabajadores migrantes temporales de Sinaloa que viajan bajo el esquema de visas H-2 a los Estados Unidos. Algunas actividades son la agricultura, procesamiento de alimentos, turismo, ferias o jardinería.
Sin embargo, como el sistema es manejado de manera unilateral por Estados Unidos, el Gobierno mexicano no interviene en alguna fase del proceso, ni siquiera en la del reclutamiento y contratación que es realizado en México por agencias particulares.
La falta de intervención ha facilitado la violación de los derechos de los trabajadores migrantes, denunció ProDESC. Desde 2012 la organización ha identificado graves violaciones a los derechos humanos durante el proceso de reclutamiento y contratación de trabajadores.
Entre las principales violaciones documentadas se encuentran cobros indebidos y fraudes de entre 500 y 1000 pesos durante su reclutamiento y contratación, inestabilidad en el empleo, condiciones insatisfactorias de trabajo, carencia de medidas para salvaguardar su salud y seguridad, nulo acceso a una vivienda digna y represalias si deciden denunciar violaciones a sus derechos; entre ellas, la imposibilidad de volver a ser contratados.
María no fue víctima de fraude, pero decidió formar parte de la Coalición porque "se presenta mucho este fenómeno".
"Nosotros en la Coalición tenemos dos demandas de personas que han sido defraudadas. Uno de ellos está en la cárcel y el otro un juez tiene el expediente. Se presenta mucho ese fenómeno, por eso decidimos organizarnos para hacerle frente a ese problema. A raíz de esto han bajado. Por lo general cuando te hacen fraude te piden 200, 400 o 500 dólares. Depende el reclutador", aseguró la trabajadora y defensora de derechos laborales.
En el reclutamiento había mucha víctima de fraude, compadrazgo –porque si el reclutador es amigo o le pagas por la visa, te lleva–, discriminación y, como en su caso, los dejan de llevar porque pertenecen a la defensa laboral.
Eso detonó la formación de la Coalición el 18 de octubre del 2013, contó María.
Además de defender sus derechos, tienen planes de capacitación para trabajo, para el inglés, y buscan conseguir asesorías jurídicas "porque cuando se va para allá uno no se siente respaldado por nadie". La Coalición, aseguró, es para que los trabajadores sienta un respaldo para un problema jurídico o laboral.
"Que sepan que hay alguien, que no están solos con su problema. Por eso decidimos hacer la Coalición", afirma.