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Alejandro Páez Varela

31/08/2020 - 12:09 am

Osorio, Durazo, Videgaray y García Luna

Hay una parte de la historia que no se ha contado bien, del todo: esas compras se hicieron por medio de una cartera de inversión. Esa cartera se forma en automático cuando se solicitan esas compras. Y la maneja la Secretaría de Hacienda.

Luis Videgaray Caso, exsecretario de Hacienda, y Miguel Ángel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación.
Luis Videgaray Caso, exsecretario de Hacienda, y Miguel Ángel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación. Foto: Iván Stephens, Cuartoscuro

Son 19 exfuncionarios. Los ligan a Miguel Ángel Osorio Chong. Los acusan operaciones con recursos de procedencia ilícita por 2 mil 500 millones. A la cabeza, Frida Martínez Zamora, exdirectora de Recursos Materiales de la Oficialía Mayor de Gobernación. Aeronaves, patrullas, equipo de espionaje de Rafael Advance Defense Systems Ltd, empresa de origen israelí pero además, regulada y promovida por el Gobierno de Israel: se supone que esas compras las usaron para desviar recursos públicos. La mayoría de los imputados pasó por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y por la Policía Federal. Sólo Eleuterio Enrique Pérez Romero está detenido; es contador público. Tenía los recursos de la Policía Federal Preventiva en sus manos.

La carrera de Martínez Zamora dice que viene del Hidalgo de Osorio Chong. De todos los que están mencionados en la prensa, algunos entresacan a Jorge Márquez, Oficial Mayor de Gobernación desde 2012 y hasta enero de 2018. Me intereso por él. Por lo que sé, es el individuo más cercano al exsecretario. Si van por él, van por Osorio. Leo en una nota que “tiene orden de aprehensión”. Le marco a su celular: me contesta. Le pido una entrevista; pienso que es prófugo de la justicia; pienso en la exclusiva. Pero algo no me cuadra. No lo escucho hablando en voz baja como si estuviera en el cine o como si huyera por la huasteca hidalguense. Busco más. Gugleo. Sólo menciones, suposiciones; nada de la mentada orden de aprehensión.

Vuelvo sobre mis pasos porque recuerdo bien a Márquez. Me sale un episodio divulgado en prensa extranjera donde se dijo que trató de sobornar a Santiago Nieto Castillo cuando fue despedido de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales. Nieto es echado por investigar a Emilio Lozoya, a Odebrecht y la elección de Enrique Peña Nieto. Pero el supuesto soborno de Márquez al entonces Fiscal es una mentira, dicho por el mismo Nieto Castillo.

Busco en Sin filias ni fobias. Memorias de un fiscal incómodo, de Nieto Castillo (Grijalbo, 2019). Allí encuentro el episodio donde el todavía Fiscal electoral piensa que se salva, que no lo van a echar. Cree que, si no negocia, lo echan y lo meten a prisión por señalar la corrupción en tiempos de corrupción desmedida. Allí es cuando busca a Márquez. Aquellas eran las horas más negras del actual fiscal anticorrupción de Andrés Manuel López Obrador.

“El lunes siguiente comenzó el ataque de las voces del sistema: Ricardo Alemán, Ciro Gómez Leyva y demás prensa oficial. Pensaba que usarían a El Universal como arma en mi contra, como ocurrió en diciembre de 2015…”. No sucede. En cambio, Enrique Ochoa Reza (en el noticiero de Carlos Loret de Mola) y los panistas emprenden la embestida. Sí, los panistas. Lo acusan de haber violentado el proceso al divulgar que investigaba el dinero sucio que ayudó al PRI a ganar en 2012. “Una nueva mentira circulaba, ahora vertida por los panistas rebeldes: que el hecho de que yo hubiera dicho públicamente que había recibido un documento de Lozoya que formaba parte de una carpeta de investigación contaminaba el expediente y el investigado alcanzaría la absolución por mi culpa. Falso”, escribe.

Luego dice: “Ese día busqué a Jorge Márquez. Nos reunimos en el lobby del hotel Fiesta Americana de Reforma. Le pedí que interviniera, pues estábamos en medio de un enfrentamiento institucional que podía resolverse si Elías Beltrán retiraba la remoción. Que mi postura era siempre proteger a las instituciones, pero ello implicaba que las instituciones funcionaran para lo que fueron diseñadas. Me dijo que estábamos en la tormenta perfecta, pues yo no había cuestionado al periódico Reforma su encabezado”. Reforma publicó: “Lozoya presiona al Fiscal”. Un escándalo que le costaría a Santiago Nieto la cabeza... por un tiempo. Regresaría, ahora más poderoso, con López Obrador.

El ahora titular de la UIF narra páginas de ataques en la prensa por atreverse a investigar la corrupción en la campaña del PRI. Los medios de siempre, los periodistas de siempre. “Pensé: ésas son las ventajas de utilizar 60 mil millones de pesos para el pago de publicidad gubernamental, de forma discrecional, sin rendición de cuentas. En cualquier país democrático eso se llama corrupción”. Entonces volvió a buscar a Jorge Márquez, quien lo citó otra vez.

“Jorge Márquez estaba en el lugar pactado. Su respuesta fue rápida: el gobierno dice que no. Él sugería, como amigo, pensar en la declinación. Me comentó que su margen de maniobra se estrechaba, porque del lado del gobierno y del PRI ya estaban con las lanzas listas para destruirme. ‘Se te van a ir con todo’, fue la frase. Le comenté que lo platicaría con mi familia. Me respondió que ellos me ayudarían a salir bien librado, que confiara en la palabra de Miguel Ángel Osorio Chong. Pero yo en quien no confiaba era en Peña Nieto, quien me pidió que fuera institucional, cuando el primero en dinamitar las instituciones fue él”.

Márquez, dicho por Santiago Nieto, intentó darle una salida: jalarlo a Gobernación. Nieto no quiso, pero se lo agradecería.

Vuelvo sobre mis pasos. Márquez no tiene orden de aprehensión, hasta ahora. Le marco a su celular: me contesta. Le pido una entrevista; prefiere no hablar en público. En ese momento me pregunto: si el Fiscal Alejandro Gertz Manejo no va contra Márquez y, por consiguiente, contra Osorio Chong; si Santiago Nieto no tiene hasta ahora intención pública de hundir al exoficial Mayor (a quien lo une un episodio del pasado más oscuro); es más –y esto es importante–: si la Auditoría Superior de la Federación tiene solventados los gastos hasta 2017, último año de ambos en Gobernación, ¿quién filtra información contra Márquez? Consulto, busco. Me veo con gente.

Me dicen que todos los caminos llevan hasta MIT, hasta Luis Videgaray Caso. “[María] Cecilia Hernández [Galván]. Alfonso Durazo las tiene junto a él. Viene de los tiempos de Genaro García Luna y de Felipe Calderón, de aquella Secretaría de Seguridad Pública. Con Peña se hizo de las confianzas de Videgaray. Ahora está con la 4T”. Así me lo dicen. “Pero que no es la única”. Según esta versión de la historia, ella y otros alientan a Durazo. Y Durazo al Presidente.

Hay una parte de la historia que no se ha contado bien, del todo: esas compras se hicieron por medio de una cartera de inversión. Esa cartera se forma en automático cuando se solicitan esas compras. Y la maneja la Secretaría de Hacienda y, en su momento, la Policía Federal. La Hacienda de Luis Videgaray estaría metida, pues, en las compras dudosas de aeronaves, patrullas y equipo de espionaje a Rafael Advance Defense Systems Ltd. Y sin querer queriendo, o queriendo queriendo, Durazo orienta ese presunto desvío a Gobernación en tiempos de Osorio. Y, de pasada, salva a Videgaray. Así me lo contaron.

Busqué a Alfonso Durazo por medio de su ayudantía, que antes me había servido para hablar con él. No me contestó; cero. Quise preguntarle antes de publicar esta historia, como es mi obligación profesional. No pude. También es cierto que Osorio Chong debe responder a todos los señalamientos que se le hacen. Pareciera tan simple: empezó el 1 de diciembre de 2012 y salió el 10 de enero de 2018. Alfonso Navarrete Prida empezó el 10 de enero de 2018 y terminó el sexenio. Es decir: el último Secretario de Gobernación fue Navarrete Prida, un prominente político del Grupo Atlacomulco, de la cepa Peña Nieto. En horas como las que se viven, hasta Emilio Lozoya puede dar lecciones: ¿es hora de que Osorio busque a Gertz Manero?

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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