Ciudad de México, 31 de agosto (SinEmbargo).– A un mes del asesinato de cinco personas en un departamento de la colonia Narvarte, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) presenta indicios de violación al debido proceso y, de acuerdo con los abogados coadyuvantes, una investigación sin líneas claras.
En entrevista, Karla Micheel Salas y David Peña Rodríguez, abogados acreditados en la indagatoria como representantes de la familia de la activista Nadia Dominique Vera Pérez, explican que el Ministerio Público capitalino sigue sólo la versión atribuida a Daniel Pacheco Gutiérrez, hasta ayer el único detenido por el caso y quien declaró ante el Ministerio Público, entre otros aspectos, que acudió al departamento de Luz Saviñón 1909 invitado por Abraham, un supuesto conocido de la víctima Mile Virginia Martín, para sostener relaciones sexuales.
A Pacheco, sin embargo, se le aplica ya el Protocolo de Estambul para determinar si declaró o no bajo tortura. Desde el pasado 10 de agosto, al ampliar su declaración ante el Juzgado 25 Penal, Pacheco denunció haber sido golpeado por los agentes policiacos que lo detuvieron el 4 de agosto en la unidad habitacional de Periférico Sur 7650, en la que ha vivido los últimos 30 años y donde vecinos lo consideran un chivo expiatorio.
“Siguieron golpeándome, diciéndome que me estaban esperando los colombianos por lo de una colombiana, que más valía que les dijera las cosas, lo cual yo les decía que ignoraba lo que pasaba, y me decían con palabras obscenas que no me hiciera pendejo, que ellos ya sabían todo y que si no les decía iban a ir por mi familia para mandarla a chingar, uno de ellos me presionaba más el cuello perdiendo por unos segundos el conocimiento, y reaccioné a base de golpes”, dice la ampliación de la declaración.
“Y en el traslado a donde me llevaron, que ignoro dónde era, me fueron golpeando, me quitaron mis teléfonos y con los mismos me fueron golpeando, y me decían que les dijera quién era Abraham y el otro individuo, lo cual les contesté que eran unos conocidos y me dijeron que no me hiciera pendejo, y por cada palabra que me decían era un golpe”, agrega.
Además de los golpes, dice Salas, la narrativa que se le atribuye a Pacheco es inconsistente. Por ejemplo, explica la abogada, no hay pruebas de que hayan ocurrido los supuestos encuentros sexuales que según la declaración él sostuvo con Yesenia Quiroz Alfaro –víctima, de 19 años–, y Abraham, un acomodador de carros o “viene-viene”, con Mile Virginia Martín, de nacionalidad colombiana.
“Tenemos toda la claridad, a través de las periciales, de que ninguna de las víctimas tuvo algún tipo de contacto sexual, con o sin consentimiento; no había ningún tipo de fluido, semen o saliva, ni en senos, cuello o genitales”, dice la abogada.
“No sabemos qué tanto es de la imaginación del Ministerio Público o de los policías que lo golpearon, y qué puede ser verdad”, agrega.
MÁS Y MÁS IRREGULARIDADES
Entrevistados por SinEmbargo, Salas y Peña –también integrantes de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos– mencionan las carencias que han observado en el trabajo del Ministerio Público de la Ciudad de México: hasta ayer había sólo un detenido que fue golpeado, y otros dos sospechosos identificados a partir de la versión del primero. Uno de ellos es un individuo de nombre Omar y, el segundo, Abraham Torres Tranquilino, cuya detención fue reportada ayer y a quien, explicaron los abogados, la PGJDF buscó sólo a partir de los datos que dio Pacheco, y no a través de información científica, como la que podrían generar las cámaras de seguridad.
Tampoco han reconstruido los últimos días de las víctimas, dicen los abogados, ni aun los de quien es el centro de la indagatoria para la PGDJF, que es Mile Virginia Martín. De ella, explican Salas y Peña, la PGJDF cuenta sólo con una carta de recomendación encontrada en el departamento y que fue emitida por una agencia de modelos de esta ciudad en diciembre de 2014; con un teléfono BlackBerry en el que hallaron mensajes en los que acuerda un encuentro en el departamento con alguien no identificado, y con la declaración inicial de Pacheco, que dice que conocía a Mile de vista y que se dedicaba a “regentear” a un grupo de mujeres. Pero una denuncia por despojo que la víctima interpuso ante la PGJDF en julio, y que fue encontrada como parte de la búsqueda protocolaria de antecedentes, no ha sido seguida, de acuerdo con las diligencias contenidas en los primeros seis tomos, dice Salas.
“Eso no es una investigación”, concluye la abogada. “A un mes, podemos decir que, lamentablemente, la Procuraduría no ha construido líneas de investigación claras. No tiene claridad de lo que pasó, ni pericial ni criminalística, de cómo paso, ni por qué ni quién fue. Y lo qué es más grave: a pesar de esta presión mediática, porque de verdad es un caso relevante, a pesar de todo eso no hayan puesto la debida diligencia en la investigación”, agrega.
El crimen ocurrió el pasado 31 de julio, en el departamento 401 de Luz Saviñón 1909, en la colonia Narvarte. Ahí, en una recámara, fueron encontrados los cadáveres del fotorreportero Rubén Espinosa, de 31 años, y de Nadia Vera Pérez, de 32. En otra fueron encontrados los cuerpos de la maquillista Yesenia Quiroz, de 19, y de Mile Virginia Martín, de 31, mientras que Alejandra Negrete Avilés, de 40, fue encontrada en el baño. Todas las víctimas tenían un disparo de arma de fuego calibre nueve milímetros en la cabeza. Rubén Espinosa y Nadia Vera habían denunciado haber recibido amenazas y hostigamiento en Veracruz por parte de personas empleadas por el Gobierno del Estado.
–A un mes, ¿qué es lo que se ha establecido pericialmente, hora de muerte, quién tenía abuso sexual? –se les pregunta a los abogados.
–Es algo que debimos tener en las primeras horas. Y, a un mes de haberse cometido el crimen, hoy sabemos que esta narrativa que ha ido construyendo la Procuraduría capitalina a través de las filtraciones, pues poco a poco se evidencia que no tiene ningún tipo de sustento científico. Por ejemplo, en el tema de las supuestas relaciones sexuales que habían sostenido las víctimas con los señalados como los responsables de este crimen, y que estuvo en los medios, que dijeron que el departamento funcionaba como una especie de casa de citas, tenemos toda la claridad a través de las periciales de que ninguna de las víctima tuvo algún tipo de contacto sexual, con o sin consentimiento; no había ningún tipo de fluido, semen o saliva, ni en senos, cuello o genitales.
Eso no significa que no haya violencia sexual, en la que puede haber o no penetración. Pero, por la colocación de los cuerpos, la forma en la que estaban al menos dos de las víctimas, podría considerarse violencia sexual, pero no una violación, no una relación sexual consentida. Eso es un primer elemento. Pericialmente también ya sabemos las características de las diferentes lesiones que presentan las víctimas en sus cuerpos, que nos parece fundamental. Sin entrar a detalles que nos pueden causar escalofríos, sí podemos decir que por lo menos cuatro de las víctimas presentaban algún tipo de saña en sus cuerpos, y en tres había lesiones propias de sometimiento. Por ejemplo, en el caso del fotoperiodista Rubén Espinosa, tenía 12 lesiones en el cuello y la espalda con arma punzocortante, no profundas, sino piquetes con un arma no identificada aún. En el caso de Nadia, también presentaba estas lesiones con arma punzocortante, presentaba seis, además de estrangulamiento. En el caso de Mile, también presentaba estas lesiones con armas punzocortante, una con mayor profundidad en la espalda. Esas eran, digamos, las características.
–¿Se ha establecido qué objeto era?
–Lo que se ha dicho es porque ahí se encontró un mango de un pela-papas, pero no se encontró la parte metálica, únicamente el mango, pero bien podría ser otra cosa. No se encuentra la parte metálica; como encontraron el mango se asume que fue con eso, y cuando preguntamos cómo se desprende esto, dicen (los agentes del ministerio público) que fue un objeto no filoso, pero bajo ese criterio pudo haber sido cualquier otra cosa.
Lo que nos parece importante rescatar es que fueron lesiones de sometimiento, no de resistencia, sino para tratar de doblegar. Todas las lesiones fueron por la espalda; entonces, la persona, o lo tenías amenazado con el arma, o lo hacías para que hablara. Las lesiones son en la parte de atrás, quiere decir que no tenían la capacidad de moverse; entonces, eso puede tener diversas interpretaciones. ¿Los estaban interrogando? Sí, es posible, ¿presionando para que señalaran algo? Sí, es posible. Esos son los elementos que tienen que desprenderse de la investigación. Lo que queremos decir es que estas lesiones no son las que requerían los victimarios para amordazarlos; eran para causar dolor, sin que impliquen una lesión de muerte. La intención no era matarlos con las heridas. Eso nos parece importante.
–¿Todos estaban maniatados?
–Rubén y Mile tenían ataduras en pies y manos. Nadia no tenía en las manos, sino en pies nada más, como Yesenia y Alejandra.
–¿Ya se estableció la hora de muerte?
–El perito dice que intervienen a las 9:30, ahí la verdad es que no tengo tanta confianza, pero dicen que interviene a esa hora, y que la hora de muerte es ocho y diez horas antes. Pericialmente, tenemos analizado también que fue sólo un arma, que hasta el momento, de acuerdo con los registros de la Procuraduría, esta arma no había sido utilizada para otro crimen en el Distrito Federal, eso también lo tenemos con certeza, o bueno, pericialmente.
–¿Se puede saber quién murió primero?
–Eso no se ha determinado. De acuerdo con lo que dicen inicialmente en su mecánica de hechos es que fueron de uno por uno, sin lograr determinar quién fue primero, pero que fueron de uno a uno. En ese sentido, hemos pedido ampliación del dictamen de la mecánica de hechos, precisamente para que aclararan, sobre todo porque en esta hipótesis que tienen como más fuerte, y que es por la que tienen al procesado, no la pueden dejar obviamente, entonces en esa línea, ahí están básicamente sosteniendo que todo ocurrió entre las dos y las tres de la tarde. Las dos, que es cuando entran estos sujetos, y las tres, que es cuando salen. La Procuraduría, por ejemplo, no tiene ahí considerados estos trece minutos, que todo mundo ya en medios sabe que dos de las víctimas por lo menos estuvieron mandando mensajes después de las dos.
–¿Vieron ustedes el video de cuándo entran las personas?
–No vimos el video. Vimos un vaciado, las fotos y la interpretación que hacen. De la cámara del C4 no se ve nada. Son de otras cámaras, de establecimientos de ahí. Lo que ocurre es que ellos pidieron todo el video, de varias horas, de un día antes, pero en el momento en que eso lo vacían en el expediente, sólo vacían lo ocurrido entre la 1:39 de la tarde a poco después de las tres. Entonces, no tenemos la información de todo el día, que a nosotros nos parece un elemento importante por analizar, saber quiénes entraron ese día en el edificio, que además tiene 10 departamentos, y no reducirlo.
Creo que lo que vamos viendo en el expediente cada vez es cómo la Procuraduría, efectivamente, se centró en una sola línea de investigación, y cómo iba tratando de centrar toda su investigación a la posible relación entre Mile con estas personas. Entonces, por ejemplo, pues tal cual ¿para qué pedir la información de todo el video si ya nada más tengo que son éstos?
–La declaración inicial de Daniel Pacheco dice que llegó en taxi, con Omar…
–Llegan juntos caminando desde la esquina, se ven (en las fotografías de la secuencia) como en la esquina. Ahí se ven poquito antes, como a la 1:44 o 1:45 aparece el primero, ahí espera, y el otro llega poquito antes de las dos, se acercan a la puerta del edificio a las 2:2, 2:3, que es cuando entran.
–¿Omar y Abraham están plenamente identificados?
–A Daniel le muestran unas fotografías y dice ‘este es Omar y este es Abraham’, pero, otra vez, a mí me parece que con lo que hay en el expediente queda claro que su testimonio no tiene ningún tipo de validez, porque no sabemos qué tanto es de la imaginación del Ministerio Público o de los policías que lo golpearon, y qué puede ser verdad. Ya queda claro que no fueron a tener relaciones sexuales, como según él mencionó, no hay absolutamente nada que evidencie que esto ocurrió. Puede ser que simplemente no sepa.
Otro elemento que se está aclarando es que los teléfonos celulares que usaban tanto Nadia como Rubén no aparecen; eso no nos parece menor. Nadia usaba dos celulares y Rubén uno, y esos teléfonos no están en el lugar de los hechos. Los únicos que se quedan son un Blackberry y un iPhone. Uno es de Mile, el Blackbery, que es de donde pudieron extraer las fotos y los mensajes, y el otro no tenía chip. Ese dato nos parece... bueno, ahí tomamos nota. Es importante, porque el que sí aparece es justo en el que los supuestos victimarios están en comunicación con una de las víctimas, que en este caso es Mile.
–¿En el teléfono viene el nombre de Abraham?
–No, tiene una conversación con alguien que no está identificado con el nombre de Abraham, sino con un sobrenombre, y en esa conversación se desprende que se iban a encontrar a esa hora, que iban a ir al departamento.
–¿Que es todo lo que se sabe de Mile?
–Ese es otro de los problemas por parte de la Procuraduría. Nos ha preocupado mucho porque, digamos, cada día lo que queda más claro es este desaseo por parte de la Procuraduría en la investigación, esta falta de investigación exhaustiva; entonces, a un mes, por ejemplo, no tenemos información sobre las víctimas, más allá de lo que se han inventado no hemos reconstruido las últimas semanas de las víctimas, que nos parecería relevante. Y con reconstruir no me refiero sólo a los testimonios, sino por ejemplo, en el tema de Mile, que vivía en otro departamento en la Benito Juárez, y que ella había presentado en el mismo mes de julio una denuncia porque, al regresar de un viaje de Acapulco, su casera no le permitió el ingreso al departamento y prácticamente la despojó de sus pertenencias, de sus muebles, de sus objetos personales, eso está en una averiguación previa. Nos parece que esto es un elemento que muestra que, en realidad, Mile llega con pocas cosas a vivir al departamento de Luz Saviñón, llega a través de Yesenia, que se conocían desde hace tiempo, y de hecho Mile llega a vivir en la recámara de Yesenia, comparten la habitación, que tampoco nos parece menor: alguien que tiene recursos no llega a la misma recámara a dormir en la misma cama de su amiga. Esto es importante por el tema del robo, que dice que Mile formaba parte de un grupo de delincuencia que tenía recursos, que le robaron, pero acababa de llegar, tenía pocas semanas, le habían despojado de sus cosas.
–¿Quién ha aportado la información sobre Mile?
–En la averiguación previa, de lo que encontraron ahí, está una carta de su empleador, que asumimos que utilizó para tramitar su estancia legal en México, era de una empresa de modelos, y en esa empresa de modelos dice que Mile trabaja ahí, la carta es de diciembre de 2014, reciente. Ella tiene la carta, donde el empleador dice que es responsable, profesional. Y más no tenemos, porque no ha investigado ahí la Procuraduría. Más no ha hecho. (…) Para nosotros, línea de investigación implica que la Procuraduría diera un seguimiento puntual, y fuera estableciendo si hay personas que pudieron saber, dónde estuvieron, qué hicieron, ir confrontando si lo que dice la persona coincide o no. Eso es ir agotando una línea de investigación; no significa que cada cosa que le llega es una línea de investigación. Que le digan, ‘hay que entrevistar a Duarte’, ‘ah, voy a entrevistar a Duarte’, y ¿qué le vas a preguntar? Quién sabe. O sea, eso no es investigación. A un mes, podemos decir que, lamentablemente, la Procuraduría no ha construido líneas de investigación claras. No tiene claridad de lo que pasó, ni pericial ni criminalística, de cómo pasó, ni por qué ni quién fue. Y lo qué es más grave: a pesar de esta presión mediática, porque de verdad es un caso relevante, a pesar de todo eso no hayan puesto la debida diligencia en la investigación.
–A Omar y a Abraham ¿los buscan sólo a partir de los números que da Daniel, o es por las cámaras, que se supone pueden hacer una identificación?
–Sólo a partir de la información que dio el detenido.
–Finalmente, ¿qué le preguntaron al Gobernador Javier Duarte?
–Nada. Que si supo que murió Rubén, que sí, que ocurrió en el DF…
–¿Y a Arturo Bermúdez (Secretario de Seguridad Pública)?
–Eso no lo sabemos. Como nos dan acceso al expediente cada vez que quieren; entonces, según esto en el tomo siete era donde tenían anexados estos testimonios, y fuimos a revisar el tomo siete y que ya no, que tienen ocho. También pedimos copia del auto de formal prisión que dicta la Jueza 25 Penal y hoy nos negó las copias, la jueza (Hermelinda Silva Meléndez), y eso es público, para conocer cuál fue el razonamiento para dictar la formal prisión. Ahí es claro que no hay voluntad por parte de los operadores de justicia, y esta conducta de la jueza va a tono con la posición del presidente del Tribunal, Édgar Elías Azar, que prácticamente ha sido de respaldo a lo que dice la Procuraduría, que declara que lo relacionado con Veracruz son especulaciones, rumores que no se tienen que atender, lo cual nos parece grave porque él es el presidente del Tribunal.
–La presunta declaración de Daniel Pacheco sigue siendo la fuente de la historia…
–Y a partir de donde se ha construido. Pero, a un mes, la Procuraduría no ha aclarado cómo tres sujetos sometieron a las cinco personas sin gritos, sin golpes de forcejeo o resistencia por parte de las víctimas, como aislaron el departamento porque no se oyó nada, porque dicen que no pueden acreditar que hubo silenciador, pero entonces cómo hicieron para que no se escuchara.
–¿Siguen investigando robo?
–Siguen investigando lo de Daniel, ni siquiera ya es robo. ¿Qué se robaron?
–¿Cómo identifican a Abraham y a Omar?
–Le muestran fotografías de las fotografías que estaban en el celular y él dice: éste es tal y este es tal…
–Se ven en la secuencia de fotos…
–Se ven las personas.. dice, aquí están estas tres personas, pero ves y dice ‘puede ser cuál sea’. El Megane (supuesto vehículo de Abraham) no aparece en las fotos.
–Es decir, no hay seguimiento a través de la ciudad con las cámaras.
–No, ni creo que lo hagan. (…) Es que, hay algo de una huella me tiene impactada. Había dos huellas en el lugar, que aparecen donde están los cuerpos de Rubén y Nadia, hay dos huellas, pisadas de sangre, y determinan que la pisada es de alguien que calza siete y medio, y en la reunión les decimos: ‘¿Ya verificaron si Daniel calza del siete y medio o no?’ Y no se lo habían preguntado siquiera. Lo que quiero decir, es que es de ese nivel.