Fernando Rivera Calderón habló con SinEmbargo sobre El Ambiguo Testamento, una obra en la que una pregunta fundamental: ¿cómo comenzó todo o de dónde venimos?, germina en un árbol de dudas que dejan al lector no con una respuesta, "pero sí con la posibilidad de que se formule miles de preguntas más".
Ciudad de México, 31 de julio (SinEmbargo).– “Los humanos crearon a Dios para que, finalmente, pudieran ser creados por Él”, plantea Fernando Rivera Calderón al inicio de El Ambiguo Testamento (Resorvoir Books), “un intento de volver al origen”, que lo lleva a explorar el Universo, el poder creador del Lenguaje y a exponer cómo cada página, pensamiento y dibujo de su obra no escapa a esta expansión cósmica con la que inició todo.
“Cuesta trabajo entender que hay una conexión, pero existe esa conexión, es real, sólo que planteado así y decir, este libro que estás leyendo viene del Big Bang, pues como que dices… ¿Cómo crees?, pero sí, perdón, y las editoriales, y las becas, y las huelgas sindicales, todo eso que pareciera tan alejado del cosmos. Yo siempre pongo el ejemplo de ‘Alito’ (Alejandro Moreno Cárdenas, el dirigente del PRI acusado de corrupción). Cuando decimos que somos polvo de estrellas, nadie piensa en ‘Alito’, pero también ‘Alito’ es polvo de estrellas, unas estrellas muy pinches, pero sin duda estrellas también”, compartió en entrevista el autor.
Rivera Calderón explicó que El Ambiguo Testamento es “un libro curioso con una historia curiosa” que nace en su pasión por los temas bíblicos, la historia de las religiones y de las deidades, temas que ha explorado desde la parte académica, pero también desde el humor y la comedia.
Fernando sintió que escribir sobre el Apocalipsis ya era una redundancia porque en realidad era algo que estábamos viviendo desde el terremoto del 2017 y luego con la pandemia, la crisis económica... y demás situaciones que se han presentado.
“El tema que yo encontré atractivo en ese momento como de gran catástrofe fue hablar del origen de las cosas, tratar de remontarme a mi propio origen, pero también al origen del Universo, al origen de las deidades y hacer una exploración desde muy diversos géneros, desde la poesía, desde la narrativa, un poco desde el Teatro también”, precisó.
A lo largo de esta obra, Fernando Rivera Calderón explora el origen del Universo como el origen del Lenguaje. De hecho, expuso, “hay varios momentos del libro donde el Lenguaje y la creación; la palabra y la creación; la letra y la creación están íntimamente relacionadas”.
“Hay una exploración de muchos temas, pero uno de ellos es el acto creativo, y en ese acto creativo, el Lenguaje, la palabra tienen un papel fundamental, no sólo en El Ambiguo Testamento, yo me remito a viejos libros sagrados, donde el origen del Universo es un origen lingüístico, un origen a partir de letras fundamentales que se van uniendo y van dándole nombre y sentido a todo lo que existe”, puntualizó.
Pero también, Rivera Calderón recurre a otras formas de creación, como cuando habla de un personaje que es una especie de Dios que tiene un bloqueo creativo: “imagínate a Dios creando el Universo, entonces Dios le tiene miedo al Universo en blanco y está en una crisis y empieza a escribir cosas, arruga las hojas y las avienta, y esas hojas arrugadas se convierten en modelos de Universo”.
—¿Estos modelos de Universo que arroja el Dios del que escribes pueden entenderse como multiversos? —se le preguntó.
—Sin duda, pero más que hablar de multiversos la teoría personal que manejo aquí en El Ambiguo Testamento es que como que todo está sucediendo de manera simultánea, un poco como el título de esta película que está ahora en cartelera: Todo en todas partes al mismo tiempo. Hago este libro como si yo estuviera en un lugar del Tiempo en donde dominara el pasado y el futuro y lo que va a suceder, porque en realidad sí tenemos ya como Humanidad una conciencia un poco de dónde venimos, pero también ya sabemos más o menos hacia dónde vamos y no es el lugar más agradable que nos podemos imaginar porque al final de los tiempos el Sol se consumirá y devorará la Tierra, y bueno no es un final que se vea muy halagüeño para nadie.
En relación al génesis del concepto de Dios, Fernando Rivera Calderón expuso que los humanos crearon a Dios para poder llegar a su cita con Él y que Dios pudiera inventarlos.
“Suena como un juego borgiano, laberíntico, un mero juego de palabras, pero es más que eso porque el ser humano, al crear, al nombrar da sentido a las cosas, entonces crear a un Dios que sea capaz de crearlo él es como un acto curioso de autoestima, es como uno de los principales actos de autoestima humana, somos una estirpe maldita perdida en el desierto, tal vez si Dios nos hubiera creado alguien nos querría, ¿no? tal vez se preocuparía por nosotros”, ahondó.
Es decir, planteó Rivera Calderón, “Dios también responde también a una sensación que conecta mucho con esta época porque aunque tenemos mucha tecnología y muchos hospitales y lo que quieras, nos pega un virus desconocido y nos descontrola como sociedad y la gente se muere y otros compran papel de baño. Creo que seguimos conectados con esos miedos prehistóricos aunque nos sintamos muy modernos, en momentos de oscuridad, en momentos de desesperación, sin duda volvemos al cementerio de los viejos dioses a ver de cuál nos agarramos o a cuál le pedimos por nuestra alma”.
—Escribes que “todo principio es un acto de fe, igual que todo final, pues lo que siempre se ha visto es lo de en medio. Y lo de en medio no parece tener principio ni final”. Es decir, ¿este en medio donde vivimos es infinito?
—Tendríamos que buscar el final y buscar el principio. Corresponde a algo que no nos toca ser conscientes de ello, nadie se acuerda cómo nació, nadie puede recordar cómo murió porque ya no hay manera de volver de la muerte. Lo que conocemos es lo de en medio y lo en medio es este gran ahora, que en realidad no termina de pasar nunca.
Fernando detalló que así como nos liberamos de la ilusión de Dios como sociedad, “y ahora podemos creer en cualquier tontería” también nos podemos quitar la ilusión del tiempo como algo consecutivo: “creo que por ahí hay hallazgos interesantes más que ver el tiempo como una carretera, en la que vamos a llegar a nada, porque no me parece que sea así o que el tiempo funcione de esa manera, pero bueno más que respuestas en este libro planteo muchas más preguntas a partir de una pregunta fundamental que sería: ¿cómo comenzó todo o de dónde venimos? Y a partir de esa pregunta empieza a crecer un árbol de dudas que dejan al lector no con una respuesta, pero sí con la posibilidad de que se formule miles de preguntas más porque vaya que hay temas que no por dejar de cuestionarnos dejan de ser importantes e interesantes en nuestras vidas”.