A falta de un término en lengua española que describa adecuadamente los efectos de la “depresión de domingo” (lo cual remite, tristemente, a Siempre en domingo, el tradicional programa de variedades de la televisión mexicana), el término “Sunday Blues” da en el clavo con precisión milimétrica.
Aquí vale la pena soltar un dato estadístico sin verificar: cientos de miles, si no es que millones de personas, padecen Sunday Blues, presumiblemente, o eso dice la experiencia colectiva, porque termina el fin de semana y se aproxima el lunes –cosa que ni Game of Thrones parece aliviar.
Quien esto escribe, sin embargo, piensa que la fobia al lunes es un mal exacerbado por el asalariado y el oficinista, y no contempla en toda su extensión la verdadera raíz del problema. Por supuesto, cualquiera puede padecer “un caso de los lunes”, pero en ninguna latitud ir a trabajar en lunes es, bueno, considerado cosa mala.
Así es que, derivado de mi investigación y experiencia propia, he llegado a la conclusión de que el Sunday Blues es un mal que va más allá del simple rechazo a la semana laboral; es más bien una enfermedad del alma. Una falta de empatía con el mundo en general, quizá proveniente de un problema de autoestima (cosa muy común, dicen los psicológos), de empresas fallidas y fracasos.
Miles de razones pueden existir: no obstante, siempre he pensado que los problemas de la gente suelen reducirse al amor: ya sea porque hay tanto que duele, o porque falta –o porque quien nos lo puede dar está a 1,000 km de distancia. Vaya, pasar un domingo en la noche acompañado nunca será igual que pasarlo solo.
Esta playlist está diseñada para aligerar el alma durante esas difíciles horas. Casi toda la playlist, bueno (no me hago responsable por el último track).
The Bobby Fuller Four – Let Her Dance
Un oldie sesentero que hace sonreír y mover la cadera a cualquiera.
The Heavy – How You Like Me Now
Motivación pura. Esta es música para simular que corres por las calles de Filadelfia como un púgil
April March – Le Temps de l’amour
Va perfecta con un whisky. O una crepa.
Robyn – Dancing On My Own
El tema del ardido contemporáneo es ideal para (si es el caso) recordarte la cruda realidad: es domingo en la noche, y estás bailando por tu cuenta.
Peter Bjorn and John – Young Folks
Otra canción que es imposible no disfrutar aunque sea moviendo apenas perceptiblemente la cabeza.
Vampire Weekend – Walcott
Una canción para viajar sin moverse del sillón.
The Smiths – There Is A Light That Never Goes Out
El título lo dice todo, campeón.
Pixies – Wave of Mutilation (UK Surf)
La versión original es de viernes (cuando lo único que buscas es fiesta), esta es totalmente de domingo. Absurda, lenta y maravillosa.
Pulp – Common People
En realidad es tan perfecta que, bueno, sirve para cualquier día de la semana. Pero no podía dejar de incluirla en esta playlist.
Houndmouth – Sedona
Es movida pero, de una forma extraña, es nostálgica. Perfecta para prepararte para lo que sigue.
M83 – Wait
Si todo lo demás falla, entrégate a esta, la canción más desgarradora que se haya escrito en la última década. Extraña a quien tengas que extrañar. Déjate ir, no pasa nada: como diría Scarlett O’Hara, “después de todo, mañana será otro día”.
Ruy Xoconostle es un escritor mexicano autor de Pixie en los suburbios y la serie de novelas Hackers de arcoíris.