El académico Diego Castañeda Garza habló con SinEmbargo sobre Desiguales, un trabajo que hace el recuento 200 años de desigualdad en México “con el talento narrativo de un novelista y la meticulosidad y creatividad metodológica del gran historiador económico y detective de datos que es él”.
Ciudad de México, 29 de marzo (SinEmbargo).– “Desde la Independencia hasta la fecha hemos tenido problemas fiscales. El Estado siempre ha tenido una dificultad para hacerse de los recursos necesarios para su desarrollo, para la modelización de su economía, para hacer infraestructura, para hacer servicios públicos, etcétera”, planteó el académico Diego Castañeda Garza autor de Desiguales (Debate).
Este trabajo un recorrido a través de los 200 años de la historia de México como nación independiente, cruzada por un factor en común del se habla cada vez más en la época moderna, que está presente en los discursos y del cual muchas veces no se percibe voluntad política para atender este asunto: la desigualdad y los factores que contribuyen para que ésta persista.
El libro surge de investigaciones que Diego Castañeda ha estado haciendo a lo largo de los últimos siete años. Expresó que al momento de discutir sobre desigualdad en México, se percató que el debate siempre llega a los años 90, a los 80, pero nunca se habla más allá.
“La desigualdad es un tema que se presta mucho para el análisis histórico, que se puede ver muy bien desde la perspectiva de la historia económica, porque está conectado a otra serie de problemas, que se ven muy bien a largo plazo, los temas fiscales, los temas de construcción de instituciones, y la fiscalidad mexicana es uno de esos problemas crónicos”.
El texto ahonda en cómo esa clase rica ha mantenido a lo largo del tiempo sus privilegios y establece frente a ello la necesidad de emprender una Reforma Fiscal que grave las riquezas de ese 1 por ciento.
“Son personas que tienen mucha influencia política, digamos, el dinero les da influencia política, hay casos que son muy obvios, los empresarios de los medios en México, Salinas Pliego, etcétera, que claramente tienen un megáfono, tiene un micrófono muy grande desde donde hablar y pueden tener cierta influencia política. Yo creo que este asunto de que las élites políticas y élites económicas al final se terminan mezclando mucho y volviéndose una especie de élite consolidada, y creo que eso se debe al no tocarlas, a que también son los intereses de ellos, digamos, todas las decisiones económicas, cualquiera que sea, implica en ganadores y perdedores siempre, hay grupos que se benefician, hay grupos que pierden, es muy raro que llegaras a tener un caso en el que todo el mundo gana, la economía política de la desigualdad, de los impuestos, etcétera”.
Es muy complicada en ese sentido, y, claramente, tratar de cobrarles impuestos, ataca sus intereses, y en la medida en que han sido capaces de capturar el Estado a lo largo del tiempo, que es algo que hemos visto muy constante de las distintas épocas del país, esa dificultad existe y el gobierno siempre ha encontrado maneras de, digamos, encontrar dinero de corto plazo para subsanar algunos gastos de emergencia, algunas cosas, sin tocar, a lo mejor, muchos de esos intereses y haciendo un poco lo que… como sobreviviendo al día, un poco, como si fuéramos un país que está viviendo un poco al día y mañana será problema de la siguiente administración, a ver cómo arreglar el problema, y así llevamos 200 años, esperando una reforma a la fiscalidad mexicana que realmente dote de los recursos que requiere y de la estabilidad que requiere, es un tema más que pendiente”, ahondó.
Diego Castañeda Garza indicó que la voluntad política se ve reflejada en el hecho de que no planteamos una visión de país de largo plazo y de construcción de instituciones, lo que se plantea a lo mucho, expresó,es a la siguiente elección, que en México es cada tres años o cada seis años, y ese termina por ser el horizonte de planeación.
“Yo creo que eso habla de la inmadurez en general, tanto de nuestra vida democrática como de nuestros políticos, que no son capaces de pensar en el largo plazo, no son capaces de ver hacia atrás y ver hacia adelante. Yo creo que esa falta de voluntad política en parte se debe a lo que yo llamo la economía política y la desigualdad, que es esta intersección de tres temas, los intereses económicos, los intereses políticos y las demandas sociales, y en la medida en que las demandas sociales no se han podido articular bien, digamos que como sociedad no hemos podido articular qué tipo de país queremos, cómo lo queremos y qué tanto estamos dispuestos a contribuir para ello, es más difícil que los incentivos estén para que los políticos representen esas demandas sociales, y es mucho más fácil ahí, o es dejar la puerta abierta, que sean los intereses económicos los que encuentran representación en esos políticos, porque ellos sí, claramente, tienen una mayor articulación en lo que quieren y en lo que demandan”, refirió.
Cuestionado sobre si la desigualdad en el país se acentuó a partir del establecimiento del modelo neoliberal en el que un puñado de personas amasaron fortunas por medio de la venta de las empresas y los recursos del Estado, Diego Castañeda Garza citó el trabajo de la economista estadounidense Caroline Freud del Peterson Institute for International Economics.
“Ella tiene un libro sobre los ricos globales y traza un poco el origen de sus fortunas, digamos de los 90-80 para acá y cuando ves en México su base de datos y los millonarios mexicanos que aparecen y cómo los clasifican, te encuentras que el 75 por ciento de ellos su fortuna está conectada a métodos de acumulación poco meritocráticos, digamos, que son o la heredó, que no hay ningún mérito en heredar algo, o es producto de una privatización, de algún activo público”, refirió.
Y ahondó: “Digamos, 75 de cada 100 ricos mexicanos entrarían en una de esas categorías, sólo una cuarta parte de ellos podría decirse que realmente hizo su fortuna por ellos mismos, por su talento, por sus innovaciones, por lo que sea, muy contados. Claramente hay una conexión en eso, en estas crisis del Estado y la desmantelación que sufre a raíz de estas crisis y el surgimiento de muchos de estos, por una parte, o porque se beneficiaron al adquirir esos bienes públicos a precios de descuento o porque sus mismas conexiones políticas les permitieron construir negocios, aprovechar negocios, para enriquecerse”.
“Ahí claramente estamos viendo, a mí no me gusta tanto usar la palabra neoliberal porque siento que cuando la usamos tanto para todo deja de tener un poco de sentido, si todo es neoliberal entonces qué, o sea, como que si todo cabe ahí es muy difícil discutir alrededor de eso. Entonces, yo más bien creo que es como el clásico capitalismo de cuates, que lo veíamos en el porfiriato y que lo veíamos en 1860, antes yo no le diría capitalismo de cuates porque todavía no éramos capitalistas pero era algo parecido, era esta captura institucional por parte de élites económicas para extraer, élites rapaces, eso creo que es una constante alrededor de la historia de México y es algo que seguimos viendo hasta el día de hoy”.