Durante la representación número 46 de la Pasión de Cristo en la colonia Santa Cruz, en Acapulco, se escucharon varios impactos de fuegos que desataron pánico y confusión entre los asistentes y los mismos actores, quienes se refugiaron en locales, casas, puestos y debajo de vehículos cercanos.
Por Mariana Labastida
Acapulco, Guerrero/Ciudad de México, 31 de marzo (ElSur/SinEmbargo).- La misión de Giovanni, quien representó a Jesucristo, no se cumplió este año, no llegó a morir en la cruz para salvar a todos los pecadores, la representación número 46 del Viacrucis fue suspendida por una balacera en la colonia Santa Cruz.
Después se supo que fueron dos hombres los que murieron en dos balaceras que provocaron el pánico en los asistentes a la feria anual de esa colonia, que se encuentra a unos 20 minutos de la avenida Costera.
En la escenificación, Jesús acababa de tener su quinta estación y Simón de Cirene le había ayudado a cargar la cruz en la que sería crucificado.
En esos momentos, a las 12:45 horas, a unos 150 metros arriba sobre la avenida Santa Cruz, se escucharon varios balazos que después se supo fueron en la comisaría municipal, en cuyo interior quedó uno de los dos muertos de una jornada que de dramática pasó a ser trágica.
Tenían menos de cinco minutos los actores en la representación y quienes los seguían de haber salido de la calle principal de la colonia Santa Cruz cuando la gente empezó a correr buscando dónde resguardarse, “al piso, al piso”, gritó uno de los soldados romanos que apenas minutos antes había hecho lo que Jesucristo en el templo, correr a los comerciantes a la orilla de la calle para que pudieran pasar.
La entrada principal de la colonia Santa Cruz está invadida por comerciantes informales de piñas locas, chamochelas, lentes, colchas, almohadas, elotes, plátanos fritos, perfumes, playeras, collares, aguas de sabores, tacos, picadas, pizza, imágenes religiosas, tenis, huaraches, es lo que se ofrece. También hay juegos mecánicos y música para alegrar el ambiente.
La vía fue despejada al grito de “abran paso” por los soldados romanos, que iban delante primero de la procesión con la imagen del Padre Jesús de Petatlán y detrás de ésta la representación de la Pasión de Cristo.
Iba saliendo la representación de la calle principal para seguir por avenida Constituyentes cuando una patrulla de la Policía Municipal con sirena abierta llegó, “apenas vienen estos”, comentó alguien debido a que no se veía mucha seguridad en el lugar. Se detuvieron y los policías descendieron del vehículo al no poder pasar; la calle estaba bloqueada al paso vehicular. En pocos minutos llegó otra patrulla municipal y dos vehículos de la Gendarmería.
Los actores y los fieles que seguían la representación estaban en la avenida Constituyentes, aún no se volvían a colocar los comerciantes al centro de la calle cuando la gente corrió despavorida abriéndose paso entre los puestos, tirando algunos, al escuchar disparos, contra corriente iban los policías que llegaron minutos antes.
Quienes se encontraban comprando o caminando por la calle principal de Santa Cruz al escuchar los disparos en esa vía se metieron en los locales, que cerraron las cortinas, en casas –aunque no fueran de ellos–, debajo de los puestos, otros salieron corriendo hacia la avenida Constituyentes.
“Agáchense, al piso, todos al piso”, gritaban dos jóvenes vestidos de centuriones a quienes trataban de alejarse lo más rápido de la entrada a la colonia, todos huyeron hacia Constituyentes, refugiándose detrás y debajo de vehículos, incluso algunos se bajaron al terreno donde estuvo la iglesia de la Sagrada Familia y debajo del puente del río del Camarón. Otros corrieron hacia la avenida Ruiz Cortines.
“Ni a Dios respetan estos cabrones”, dijo un señor mientras salía hacía hacia la Constituyentes, mientras volteaba hacia atrás, buscando a los policías que minutos antes subieron a pie por esa vía. Y es que los disparos se produjeron cerca de la Comisaría Municipal.
“Que poca madre venir a hacer su desmadre hoy”, reprochó otro hombre apurando el paso con su familia.
El pánico y la desesperación se apoderó de quienes acudieron a presenciar el tradicional Viacrucis de Viernes Santo en la colonia Santa Cruz, la gente no quería salir de los locales donde se refugió, y otros seguían agazapados cerca de muros o escaleras.
En Constituyentes algunos actores trataban de tranquilizar a la gente, también policías viales intentaban mantener el control de las personas que se movían sin rumbo fijo y se acercaban a la zona, donde ya había paso vehicular.
Los que iban con la imagen del Padre Jesús de Petatlán y María permanecieron juntos, sólo algunos se dispersaron fueron los de la representación en busca de sus familiares.
Algunos iban de un lugar a otro buscando y preguntando por sus familiares, otros hablaban por teléfono tratando de localizar a quienes no encontraban.
Los policías salieron de la avenida Santa Cruz, abordaron sus vehículos y subieron por la calle Palma Sola.
En medio del caos a una adolescente le cayó aceite caliente del que se usa para freír plátanos, otra fue trasladada por sus familiares a un hospital debido a que no lograban mantenerla despierta, después de un ataque de pánico que le dio.
La cruz de Jesús quedó, abandonada, recargada en un automóvil.
Un grupo de los actores que representan a los soldados romanos acordaron reagrupar a todo el elenco de la escenificación en el estacionamiento de la Comercial Mexicana, luego de anunciar que la representación número 46 estaba suspendida.
Unos 40 minutos después de los disparos, los feligreses que llevaban la imagen del Padre Jesús de Petatlán y María decidieron continuar con la procesión que seguiría por la calle Palma Sola, para regresar a la Iglesia de Santa Cruz de donde salió.
La procesión se encontró de frente con los vehículos de la Policía Estatal, Municipal y Ministerial que bajaron de la calle Palma Sola. Los de la estatal pidieron que los dejaran pasar porque llevaban un herido.
Frente a la séptima estación, en donde Jesús cae por segunda vez, está el andador donde quedó uno de los dos muertos en los hechos, una patrulla de la Policía Municipal bloqueó el paso, y la cinta amarilla de precaución delimitó la zona a la cual no podían acceder ni quienes viven ahí.
A las 2 de la tarde, los puestos ya estaban instalados nuevamente; se había recuperado la calma en la calle principal de la colonia Santa Cruz, la música sonaba en los juegos mecánicos colocados frente a la Comisaría Municipal, donde aún estaba el cuerpo de uno de los muertos.
Uno de los juegos comenzó a funcionar con seis niños y adolescentes arriba de él, mientras dentro de la comisaría empleados del Semefo levantaban el cuerpo de una de las víctimas.
Los vecinos, aún con el miedo reflejado en sus rostros, intentaban recuperar el ambiente festivo que en estas escenificaciones se le da al Viernes Santo.
Para las 4 de la tarde todo volvió a la normalidad, mostrando la cotidianidad de una violencia con la que los acapulqueños hemos vivido durante los últimos años y que no respeta ni fecha ni hora para aparecer con toda su crudeza.