Margarita Zavala aspira a ser Presidenta y regresar así a Los Pinos, donde ejerció de primera dama junto a Felipe Calderón Hinojosa de 2006 a 2012. Tras renunciar a 30 años de militancia al Partido Acción Nacional, optó por buscar la candidatura a través de la vía independiente.
La aprobación de su candidatura no ha dejado de ser polémica tras los señalamientos de irregularidades en un número importante de las firmas recabadas.
De valores católicos muy arraigados, Zavala es una ferviente seguidora de la Virgen de la Guadalupe y rechaza llamar matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo, aunque dice respetar los derechos de los homosexuales.
Por Eduard Ribas
México, 31 mar (EFE).- Pese a ir relegada en las encuestas, Margarita Zavala, la primera candidata independiente de la historia de México, aspira a ser presidenta y regresar así a Los Pinos, donde ejerció de primera dama junto a Felipe Calderón (2006-2012), cuyo polémico mandato arroja una sombra sobre su candidatura.
Tras más de 30 años vinculada al conservador Partido Acción Nacional (PAN), Zavala (Ciudad de México, 1967) dejó la formación en octubre pasado y anunció que buscaría la Presidencia como independiente tras mantener una guerra interna con el entonces líder y hoy candidato del partido, Ricardo Anaya.
Pese a perder el apoyo de su agrupación política, Zavala se lanzó alrededor de la geografía mexicana en búsqueda de las 866,593 firmas necesarias para concurrir en los comicios del 1 de julio, con el decidido apoyo de su marido Calderón, quien aportó 1,25 millones de pesos (66,514 dólares) a su esfuerzo.
Afrontó críticas por ser una independiente vinculada durante décadas a un partido político y por las irregularidades en algunas de las firmas recabadas. Aun así, hizo historia al ser avalada por la autoridad electoral como la primera candidata independiente a la Presidencia.
Sin duda sus aspiraciones presidenciales están cubiertas por la sombra del mandato de Calderón, uno de los presidentes más polémicos de la historia de México por haber iniciado una dura guerra contra el narcotráfico que ha dejado centenares de miles de muertos.
Interrogada constantemente por el tema, Zavala defiende con contundencia que su marido hizo lo correcto al sacar el Ejército a las calles para descabezar a los cárteles, y adelanta que de llegar a la Presidencia también usará el cuerpo castrense para preservar la seguridad.
“Las adversidades hay que enfrentarlas con las herramientas que se tengan; lo peor es no enfrentarlas”, argumentó en una entrevista con Efe en 2015.
Aun así, Zavala, a quien no le gusta ser calificada como ex primera dama, reivindica una y otra vez que no se presenta a las elecciones para hablar de la Presidencia de su marido sino por lo que ella pueda aportar a México.
De hecho, su carrera política va mucho más allá de su estadía en la residencia presidencial de Los Pinos como primera dama, cuando adoptó un bajo perfil público.
Esta licenciada en derecho ingresó en los años ochenta a las juventudes del PAN, donde conoció al que sería su marido y fundó el departamento jurídico del partido. Posteriormente fue elegida diputada local en el entonces Distrito Federal y hoy Ciudad de México (1994-1997) y diputada en el Congreso de la Unión (2003-2006).
Como corresponde a la primera dama de México, presidió el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), y durante esos años mantuvo una buena relación con su homóloga estadounidense, Michelle Obama, algo improbable en el actual contexto de tensión entre México y su vecino del norte.
Tras el fin de mandato de Calderón en 2012, Zavala residió unos meses en Estados Unidos, pero la nostalgia por su país natal le hizo regresar a México, donde reactivó su carrera política con la Presidencia como objetivo.
Como posible candidata del PAN, llegó a encabezar las encuestas junto al izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Su salida “sin rencor” del partido la relegó a la cola de los sondeos, por debajo del 10 % de intención de voto, pero esta mujer sonriente y amante del fútbol americano no se da por vencida.
De valores católicos muy arraigados, Zavala es una ferviente seguidora de la Virgen de la Guadalupe y rechaza llamar matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo, aunque dice respetar los derechos de los homosexuales.
Su conservadurismo no le impide definirse como feminista, puesto que es consiente de lo que cuesta “abrirse paso” como mujer en México, y pretende explotar el hecho de ser la única candidata de estas elecciones en un país que jamás ha tenido una presidenta.
La estrategia electoral de Zavala pasa por erigirse como la defensora de los valores puros del PAN, mientras critica que su antiguo partido se haya aliado con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) en una coalición encabezada por Anaya.
Sin embargo, esta estrategia de fragmentación de la derecha puede girarse en su contra y, junto al descrédito del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), facilitar la victoria de un López Obrador que ya ve las puertas de Los Pinos entreabiertas.