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Diamantes en bruto: La cinta más desgarradora realizada por hermanos, y con Sandler a la cabeza

31/01/2020 - 12:01 am

Adam Sandler interpreta a Howard Ratner, un traficante especializado, como sugiere el nombre de su tienda, en gemas sin cortar: piedras que no han sido despojadas de su textura y aspereza originales. Al igual que Howard, estas piedras son una obsesión. Él confía en la labor de una serie de intermediarios para aumentar el interés por sus hallazgos exóticos, como Demany (interpretado por Lakeith Stanfield), que le presenta a la estrella de la NBA Kevin Garnett (que se interpreta a sí mismo).

Por Claudia Paterson

Ciudad de México, 31 de enero (Vice).- Cuando eran niños, los hermanos Josh y Benny Safdie hicieron un falso documental sobre un hombre que fuma hasta morir mientras mira un partido de los Knicks. El hombre fue interpretado por Josh (entonces tenía siete años) con cigarrillos que le había cogido a su padre, mientras Benny filmaba. Los cigarrillos se hicieron cada vez más grandes a lo largo de la película, hasta que Josh terminó fumando una gran cantidad de papel higiénico enrollado. “Esa fue una de las primeras veces que fumé un cigarrillo”, dice Josh.

La película pretendía ser una propaganda antitabaco para su padre, fumador compulsivo. Aunque no logró que dejara de fumar, el falso documental contenía elementos que desde entonces se han convertido en marcas comerciales de su trabajo: borrar la línea entre documental y ficción y mostrar su fascinación por lo absurdo de la vida real.

Su padre también sirvió de inspiración para la última película de los Safdies, Uncut Gems, que ha sido descrita, en el buen sentido de la palabra, como un ataque al corazón. Si su película anterior, Good Time —un thriller de crimen frenético protagonizado por Robert Pattinson y Benny Safdie, te pareció demasiado tranquilo— te alegrará saber que Uncut Gems es un aneurisma más cercano al apagón total.

Durante años, Safdie padre trabajó entre los coloridos personajes del Diamond District de Nueva York, un tramo de una milla a lo largo de la calle 47 que alberga la mayor concentración de piedras preciosas y armas de fuego de la nación. “Todos se conocen”, dice Benny, “pero los Lores, los Reyes, son los joyeros. Tienen presencia pública porque son dueños de propiedades y se asocian con celebrities”. El padre de los Safdies trabajó como corredor para un distribuidor llamado Howard, cuyas extrañas y a menudo peligrosas hazañas le proporcionaron los niveles de adrenalina que obviamente ansiaba y un flujo interminable de anécdotas pulposas para llevar a casa a sus hijos obsesionados con la historia. Diez años después de escribir su primer borrador, estas historias han llegado a la gran pantalla.

Como no podía ser de otra manera, el casting es igual de brillante. Adam Sandler interpreta a Howard Ratner, un traficante especializado, como sugiere el nombre de su tienda, en gemas sin cortar: piedras que no han sido despojadas de su textura y aspereza originales. Al igual que Howard, estas piedras son una obsesión. Él confía en la labor de una serie de intermediarios para aumentar el interés por sus hallazgos exóticos, como Demany (interpretado por Lakeith Stanfield), que le presenta a la estrella de la NBA Kevin Garnett (que se interpreta a sí mismo).

Cuando Howard tiene en sus manos un raro ópalo negro, que se supone que vale millones, no puede resistirse a mostrárselo a Kevin, que rápidamente se enamora de la inusual piedra y pregunta, de la manera que lo hace alguien acostumbrado a obtener lo que quiere, si se lo puede pedir prestado. Engañado por Demany, Howard le entrega la gema a Garnett. Como garantía, el joyero se queda con el anillo de campeonato del jugador, que rápidamente empeña, desencadenando una cadena de apuestas cada vez más altas, que culmina en una situación tan intensa y peligrosa que nadie puede prever cómo acabará.

Sandler como protagonista y Martin Scorsese a bordo como Productor Ejecutivo. Foto: Netflix

“Pasas toda la película con un medidor que se dispara dentro de tu cabeza”, dice Josh. “El medidor salta hacia arriba y hacia abajo constantemente, porque el comportamiento de Howard es aspiracional, es un esfuerzo ascendente, es romántico, pero es un jugador, un optimista nauseabundo, y las cosas que está haciendo son en última instancia estúpidas. Así que lo apoyas a pesar de tu sentido común”. Al igual que Connie, el personaje de Robert Pattinson en Good Time, Howard es imperfecto y abrasivo, se dedica a algunas actividades bastante desagradables, pero, como observa Josh, lo apoyamos a pesar de ser así. Es más, nos preocupamos profundamente por él.

El reparto de Howard fue una propuesta difícil. “Es un personaje más grande que la vida”, señala Benny, “por lo que necesitaba a una estrella”. Mientras que en películas anteriores los hermanos se han desviado hacia los extremos más remotos de lo que constituye la ficción, utilizando no actores (o, como se refieren a ellos los Safdies, “profesionales por primera vez”), filmando sin permisos y a menudo tomando prestado elementos de la vida real, Uncut gems requería que se ampliasen los recursos tanto en términos de producción como de poder estelar. “Antes solo queríamos usar a personas reales porque pensábamos que era la única forma de acceder a la vida real. Pero para esta película, todo cambió porque necesitábamos un casting potente para alinearnos con el tema”.

Desde el primer borrador sabían que querían a Sandler. “Él tiene esta capacidad de encarnar situaciones absurdas en la realidad, y siempre te preocupas por él”, dice Josh. Los hermanos habían crecido viendo las películas de Sandler y estaban particularmente obsesionados con sus personajes. “Hablamos con Sandler en 2010. No puedo recordar la oferta inicial, pero la respuesta fue un no”, me asegura Benny. “Luego hicimos un documental llamado Lenny Cooke y, al investigar sobre la industria del diamante, conocimos a una joven llamada Arielle Holmes y terminamos haciendo una película sobre ella, llamada Heaven Knows What. Luego, intentamos combinar el poco éxito que obtuvimos con esos dos trabajos, para volver a intentarlo con Sandler. Obtuvimos un rechazo cortés y lo intentamos con otros actores, pero no funcionó. Finalmente, después del estreno de Good Time, volvimos a contactar con el propio Sandler (a quien ahora llaman cariñosamente Sandman) y todo surgió”.

Si toda esta historia no hace que tu corazón se altere, es porque todavía no has visto la película y no sabes cómo te sientes al ver a Howard arriesgando su propia vida. “Tiene el aire de un conquistador, que es lo que tienes que ser como cineasta”, dice Benny secamente. De hecho, las comparaciones entre el juego incesante de Howard y los juegos de palabras del cineasta independiente son muy recurrentes en el trabajo de los Safdies. “Me llevó una década hacer esta película, ignorando a aquellos que no veían ningún valor en ella, concentrando cada proyecto en el siguiente. Consciente de que si una película no funcionara, tal vez nunca podríamos volver a hacerlo”.

Cuando Sandler finalmente leyó el guión, que había recorrido un largo camino desde el primer borrador de los Safdies en 2010, le preocupaban dos cosas. En primer lugar, que el personaje era un tour de force y, en segundo lugar, que tenía un estilo de vida completamente diferente al de Sandler. Como hombre felizmente casado y un padre encantador, a Sandler le resultaba difícil querer a un personaje que apartaba a su familia por placeres fugaces y estaba desconcertado por la adoración de los Safdies por el joyero sin principios.

Aún así, el guión rebosaba talento y la esposa de Sandler lo animó a correr el riesgo. Lo importante para él era que el carácter de Howard se suavizara gracias a su familia y la preocupación por su seguridad y bienestar. El mantra de Sandler era que “aunque Howard puede hacer cosas malas, no es una mala persona”.

En una escena particularmente memorable, la esposa de Howard, interpretada por Idina Menzel, pronuncia un discurso lacerante, verbalizando todo lo que hemos estado pensando sobre el joyero pero que no habíamos tenido coraje de decir en alto. A pesar de su inminente divorcio, la pareja está comiendo, rodeado de amigos y familiares, y Howard, acompañado de su amante (una explosiva Julia Fox), se siente sentimental. Mientras están parados en una estrecha antecámara, él mira profundamente a los ojos de su esposa y se pregunta si están cometiendo un error al separarse. Los ojos de ella insinúan un tono de burla, pero mantiene la mirada por un momento, permitiéndole esperar, antes de asegurarle que él es “la persona más molesta que haya conocido”, para después abandonar la habitación.

Las paredes se están cerrando sobre el pobre Howard. Después de escapar de su enorme casa familiar a su refugio en la ciudad, termina durmiendo en una cama improvisada en la parte trasera de su desordenada oficina después de otra pelea épica con su amante. El espacio es claustrofóbico, como si el oxígeno se estuviera acabando. Como un tigre enjaulado, Howard se enfrenta a las fronteras del Diamond District con hasta que parece inevitable que sea aplastado. “Mientras estábamos grabando, le dijimos a Sandler: ‘Recuerda lo que sucede al final de esta película'”, dice Josh. Para mantenerlo presente”. No voy a arruinarte el sorprendente final, pero diré que hay algo increíble en el personaje de Howard: una tendencia prometeica de extralimitarse. Al igual que los Safdies, él es un conquistador que avanza, obligado por la posibilidad de ganar más.

Fue un trabajo duro convencer a Sandler, participar en la película. Foto: Netflix

Con Sandler como protagonista y la participación de A24 y Netflix, además de Martin Scorsese a bordo como Productor Ejecutivo, Uncut Gems se presenta como un salto sustancial en la carrera de los hermanos Safdies. “Sentimos su peso”, dice Benny. “Un gran equipo, sindicatos”. Mientras que sus películas anteriores lograron una veracidad casi milagrosa, gracias a la preferencia de los hermanos por los actores no profesionales y el diálogo natural (escrito por Josh, junto con el colaborador frecuente Ronald Bronstein), Uncut Gems presentó un desafío como a lo que una escala más grande haría con sus métodos.

“La cuestión es”, dice Benny, “cuando estás en la calle en la ciudad de Nueva York, no puedes ignorar el hecho de que estás grabando con Adam Sandler, pero lo que puedes hacer es dejar las calles abiertas y actuar como si no pasase nada. Es decir, puedes caminar a través de nuestro set, simplemente no nos molestes”. Los Safdies descubrieron que su estrategia funcionaba y comenzaron a rodar sin percances en medio de la Gran Manzana. Cada vez que se encontraban con miembros del público mirando a la cámara o a Sandler, un asistente de incógnito se acercaba y preguntaba cómo llegar al metro más cercano, o al mejor restaurante local, arrastrando a ese individuo dentro de la realidad de la película, en lugar de alejándolo. “La clave es crear una burbuja en la que la ficción acabe resultando muy real”.

Entre ellos, los hermanos trabajan en todos los aspectos de cada película. “Josh nunca deja el set”, dice Benny. “Hay sala de vídeo pero nunca estamos allí. Josh está en el set con un monitor portátil y yo trabajando en el sonido. El secreto es que todos estamos allí juntos”. En lugar de sentirse abrumados por las presiones de un equipo más grande, los Safdies descubrieron que el aumento de escala solo aumentaba la riqueza de la fórmula. “Te das cuenta de lo que todas estas personas nuevas están trayendo a la mesa y de lo que eres capaz”.

Dado el éxito de crítica que Uncut Gems ha cosechado —primero en TIFF, donde se estrenó, y luego en Telluride, NYFF y el Festival de Cine de Londres— los Safdies parecen haber entrado en un nuevo reino, aunque Josh mantiene los pies en el suelo. “Hay un dicho en la industria… Que subes hasta que no puedes subir más alto. Pero prefiero la idea de escalar hasta llegar a un vértice, luego establecer un campamento y vivir allí un poco”. A diferencia del pobre Howard, que seguramente subiría a la cima de esa montaña y se lanzaría con la esperanza de volar, los Safdies están tomando una ruta más convencional. “Veremos dónde aterrizamos”, dice Josh cómodamente, “se trata de moverse”.

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