Neftalí le plantó cara al cáncer no una sino dos veces. Toleró las quimioterapias. Ganó y siguió adelante con sus sueños. Una madrugada de decembrina del 2017, sin embargo, desapareció cuando caminaba del trabajo a casa. Su familia hoy lo busca desesperada.
“Ya van a ser dos meses. Es angustiante. Desesperante. Quisiera tener una varita mágica y que apareciera. Mi familia está destrozada. Mis papás, principalmente. Es una situación que a nadie se le desea. Tu vida cambia en un instante”, lamenta la madre en entrevista con SinEmbargo.
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Ciudad de México, 31 de enero (SinEmbargo).- A Neftalí Durán Vargas le diagnosticaron leucemia cuando sólo tenía 15 años de edad. Y la derrotó. No quería morir. Recayó en la enfermedad y volvió a levantarse. Anhelaba vivir y lo logró, relata su madre. Sin embargo, en el ocaso del 2017 algo le pasó: el joven se esfumó en las tierras de Tonanitla, Estado de México. A la fecha, casi dos meses después, se desconoce su paradero.
El sábado 10 de diciembre, Durán Vargas trabajó en un remolque/cafetería. Su jornada comenzó a las 20:00 horas y concluyó en los primeros minutos del domingo 11. Al terminar el joven caminó por la calle 30 de julio, en el municipio mexiquense, de acuerdo con testigos. Tenía que llegar hasta la calle 6 de noviembre –a unos diez minutos de distancia a pie–, donde está su domicilio, pero no lo hizo.
Blanca Estela Vargas, la mamá, se despertó preocupada esa madrugada. Le envió un mensaje a Jazmín, compañera de trabajo del joven, para saber qué ocurría. No pudo contactarse directamente porque el celular de su hijo no funcionaba. “Ya va para allá. Tiene como 5 o 10 minutos que se fue”, le dijeron. La mujer no se quedó tranquila y pidió a su esposo que se parara en la puerta, pues desde ahí se veía hasta los puestos ambulantes de la 30 de julio. No hubo contacto visual con Neftalí.
“Hasta hoy no ha llegado. Nadie sabe nada. Nadie vio nada. Nadie escuchó nada. No sabemos nada. Nadie nos llamó… Es como si se lo hubiera tragado la tierra”, relata Blanca Estela en entrevista con SinEmbargo.
La desaparición de Durán Vargas se enmarca en un Estado de México en el que, al menos hasta el 31 de octubre del 2017, había 4 mil 217 registros de personas relacionadas con averiguaciones previas, carpetas de investigación o actas circunstanciadas del fuero común que permanecían sin ser localizadas (más 25 casos del fuero federal).
La entidad gobernada por el priista Alfredo Del Mazo Maza ocupa el segundo lugar en casos de desaparición a nivel nacional. Solamente Tamaulipas (con 5 mil 991 registros del fuero común, y 129 del fuero federal) la supera.
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NEFTALÍ
Durán Vargas nació en febrero de 1996. Y, durante sus primeros 21 años de vida, enfrentó batallas de vida o muerte. El Instituto Nacional de Cancerología, Avenida San Fernando, en la Ciudad de México, es testigo del sufrimiento, del dolor y de la victoria.
“Siempre optimista. Siempre diciendo que se iba a componer. Llegaba de la quimioterapia y decía: mamá, el cáncer no me puede vencer”, recuerda Blanca. Y sí, la enfermedad, aún latente en su organismo, fue erradicada una y dos veces.
De corazón noble. Servil de sus amigos. La gente lo quiere. “Una gran persona”. Ocurrente. Bailarín y cantante a “dueto” con el “Divo de Juárez”, Juan Gabriel. “Un guerrero”. Así lo describe Blanca, quien inició la búsqueda la mañana del 11 de diciembre, confiada en que tal vez el joven se había quedado en casa de algún conocido.
Neftalí mide 1.73 metros. Es de complexión robusta. Pesa 82 kilos. Tez morena. Ojos cafés y medianos. Nariz chata. Labios delgados. Cabello negro, corto y lacio. Su mentón es oval. Lleva un tatuaje con la siglas NAEF. Lunares oscuros pequeños dispersos en el rostro, donde también lleva una cicatriz a la altura del pómulo derecho, de acuerdo con la ficha de localización.
“Fui a ver a la doctora (que atendió el caso Neftalí) porque dije: ‘a lo mejor él está en el hospital, a lo mejor recayó y a mí no me quiso decir’. Yo lo fui a buscar y la doctora me dijo: ‘no, él tenía un cáncer ya curado’. Él siempre le echó ganas”, cuenta la mamá.
Uno de los planes del joven es crecer en el mundo de la música. Los viernes se desempeñaba como Dj en un bar del Pueblo de Santa María Tonanitla. Quiere la fama, dice Estela. Así lo comprueban sus fotografías en redes sociales, donde se le ve concentrado entre mezcladores, audífonos y luces de neón.
“Ya van a ser dos meses. Es angustiante. Desesperante. Quisiera tener una varita mágica y que apareciera. Mi familia está destrozada. Mis papás, principalmente. Es una situación que a nadie se le desea. Tu vida cambia en un instante.
“Nosotros llevábamos una vida normal…trabajar, regresar, convivir con la familia, cenar, te tomas un café…y ahora nada, nada es igual…Todo el día piensas en él: ¿Qué habrá pasado?. ¿Qué le habrá pasado? ¿Le habrán hecho algo? ¿Estará bien? La vida cambia. Es algo horrible…”, lamenta la entrevistada.
LAS AUTORIDADES PROMETIERON HALLARLO
La familia del joven acudió ante las autoridades el mismo 11 de diciembre, pero no obtuvieron, aseguran, la ayuda que requerían. Al menos no hasta el viernes 19 de enero, cuando en una reunión con la Fiscal, le prometieron localizar al muchacho:
“Las autoridades lo único que hacen es levantar la denuncia. Esa denuncia la tiene que mandar a otra instancia porque no les corresponde. La mandan, pero el ministerial ni siquiera apuntó, ni siquiera hizo nada. Él nada más me dijo: ‘a ver, dígame. Ya lo vamos a investigar’. Y se acabó. ¿Van a investigar? ¿Cuándo? Si ya pasó tanto tiempo…No hicieron nada hasta que yo fui con una persona que ayuda a la gente de Tonatitlan…”
“Apenas ayer (25 de enero) mandaron el primer citatorio a la chica con la que trabajaba. Ni siquiera una declaración han tomado. Hasta apenas ahorita […] Si no tienes dinero, no te hacen caso”.
-¿Qué les diría hoy?
-Les diría que me ayuden a resolver el caso de mi hijo. Como humano merece que lo encuentren. Acudimos a ellos, pero en muchas ocasiones nos dan la espalda…Quiero a mi hijo. Quiero que lo traigan. Yo sé que si ellos estuvieran pasando esta situación, yo sé que los buscarían (a sus familiares) hasta abajo de las piedras. Les exijo que me entreguen a mi hijo.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) cuenta con más de 33 mil registros de personas desaparecidas en México.