Maite Azuela
20/09/2016 - 12:00 am
México ¿Qué sería de ti sin machos?
Arturo aprendió a resolver los problemas levantando la voz y cuando era necesario soltando un buen golpe. El respeto lo conseguía imponiendo actitudes violentas. -Todos me van a pasar por encima si no soy machín- se repetía cuando dudaba si debía contenerse. No era el único que pensaba así, millones de niños en México crecen […]
Arturo aprendió a resolver los problemas levantando la voz y cuando era necesario soltando un buen golpe. El respeto lo conseguía imponiendo actitudes violentas. -Todos me van a pasar por encima si no soy machín- se repetía cuando dudaba si debía contenerse.
No era el único que pensaba así, millones de niños en México crecen con la idea de que su valor como seres humanos depende en gran medida de su capacidad de ejercer violencia. De acuerdo con el estudio de la Secretaría de Educación Pública y el Fondo de Naciones Unidas para infancia: una sexta parte de los estudiantes dicen que sus compañeros se han burlado de otros niños por mostrar gestos “afeminados” en público, y más de una quinta parte dijo que los niños que no gustan de jugar deportes son acosados.
Su matrimonio fue un reflejo de lo que había aprendido de su padre y se relacionaba siempre bajo la premisa de que la hombría se demostraba usando la fuerza. El resultado de sus patrones de comportamiento fue un divorcio en el que la violencia se extendió. Aunque Arturo fue a terapia y asistió a las sesiones con la trabajadora social, no encontró ahí un argumento sólido para detener su impulso de mostrarse poderoso y controlador para ser respetado.
Años después de separarse, escuchó en un programa de radio a un grupo de hombres que vivieron experiencias similares, se animó a asistir y tras un par de reuniones logró entender que respondía a los estándares sociales que le imponían una forma de ser y que pocas veces actuaba como realmente deseaba. Se volvió integrante asiduo del grupo y aprendió también que la violencia es un fenómeno complejo con muchas expresiones sutiles. Al inicio, lo acompañaron para detener violencia física y verbal, pero a lo largo del tiempo entendió que la violencia es más que eso.
Las relaciones que Arturo establece ahora, no están sostenidas en probar su fuerza ni en controlar el entorno, sino que logró ganarse el respeto con el buen trato, a establecer relaciones íntimas sanas y asegura que cambió su forma de ser y tratar a la gente sin necesidad de demostrar su valor con violencia. Asesora incluso a otros hombres en el proceso de liberarse de los estereotipos.
La cultura machista defiende valores sociales que normalizan la violencia de género. A los hombres se les impone un estándar de competencia y control, mientras que a las mujeres de obediencia y sumisión. Esto obviamente afecta a millones de mujeres y mucho hemos escuchado sobre las implicaciones que tiene sobre sus vidas, pero el machismo también afecta a los hombres. Los machos en su búsqueda por someter, acaban sometidos y castigados sin permitirse mostrarse débiles, sensibles o solidarios.
¿Los hombres tienen algo que hacer contra el machismo?
De acuerdo con los especialistas Michael Kaufan y Sandy Ruxton (Equidad de Género y Hombres 2004) “Los hombres son piezas clave para el orden de género actual y quienes potencialmente más se pueden resistir al cambio. Si no llegamos efectivamente a los hombres y niños, muchos de nuestros esfuerzos pueden verse obstaculizados o simplemente ignorados”. Si seguimos intentando revertir el machismo a través de políticas y campañas que sólo impliquen a mujeres, el avance será raquítico.
¿Qué cambiaría en un México sin machos?
Solo por poner algunos ejemplos, existen cifras que podríamos revertir: Según los datos nacionales más recientes (INEGI, Panorama de violencia contra las mujeres en México, 2011) casi la mitad de las mujeres (47%) reportan haber vivido violencia en su última relación de pareja y una tercera parte (32%) han vivido violencia en los espacios públicos. Además, se estima que la violencia de género representa la pérdida de entre el 1 y el 2% del producto interno bruto mundial, de acuerdo con Naciones Unidas.
¿Hay hombres trabajando contra el machismo? ¿En serio?
Entre el esfuerzo de muchas organizaciones de sociedad civil, está la labor de Género y Desarrollo, Asociación Civil GENDES, que desde 2013 trabaja con hombres para impulsar la construcción de una sociedad más igualitaria. Como primera experiencia se elaboró una agenda en el marco de las elecciones locales y federales de 2012 y para 2013 en el contexto de las consultas para el Plan Nacional de Desarrollo. GENDES desarrolló un modelo que acompaña a hombres a cuestionar sus valores y prácticas patriarcales y su papel en la reproducción de un sistema jerárquico y violento.
Con la intención de alcanzar un #MéxicoSinMachos GENDES ha lanzado una campaña para que apoyemos a la organización a erradicar el machismo en el país e involucrar a los hombres en el proceso de transformación de la estructura de género. Para contribuir con este cambio vistita: https://www.globalgiving.org/projects/demand-a-macho-free-mexico/
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