El discurso virulento de Trump ayer, poco después de visitar al Presidente Enrique Peña Nieto, tomó desprevenido a un grupo de líderes religiosos y empresariales hispanos que han estado asesorándolo, a menudo enfrentando críticas de sus propias comunidades. En reuniones a puertas cerradas y a través de llamadas telefónicas, Trump había dado a muchos la impresión de que estaba preparado para suavizar su postura sobre inmigración en momentos en que intenta cortejar a votantes más moderados de la elección general y mejorar su situación entre hispanos y otras minorías.
CINCINNATI (AP) — "Apabullados". "Decepcionados". "Confundidos".
Algunos líderes hispanos que han estado asesorando a Donald Trump dicen que se sienten traicionados después de escuchar su largamente esperado discurso sobre inmigración, que descarta definitivamente un camino hacia el establecimiento de estatus legal para gente que vive en el país sin permiso del gobierno.
Trump estuvo cerca de pedir la deportación masiva de millones de personas que no han cometido delitos, más allá de sus violaciones a las leyes de inmigración. Pero el candidato presidencial republicano descartó además una "amnistía" y dijo que quienes quieran vivir legalmente en Estados Unidos necesitarán salir y formarse en la fila de espera en sus propios países.
"La gente sabrá que no se puede entrar de contrabando, agazaparse y esperar a ser legalizado", dijo Trump en su duro discurso de la noche del miércoles. "Esos días se acabaron".
El lenguaje tomó desprevenido a un grupo de líderes religiosos y empresariales hispanos que han estado asesorándolo, a menudo enfrentando críticas de sus propias comunidades. En reuniones a puertas cerradas y a través de llamadas telefónicas, Trump había dado a muchos la impresión de que estaba preparado para suavizar su postura sobre inmigración en momentos en que intenta cortejar a votantes más moderados de la elección general y mejorar su situación entre hispanos y otras minorías.
Ahora, algunos creen que Trump los engañó.
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"Habemos varios que nos hemos aventurado a tratar de, al menos, razonar con él, y eso nos ha dejado confundidos y decepcionados", dijo Tony Suárez, vicepresidente ejecutivo de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano, quien ha estado entre quienes han presionado a Trump para que modere su postura.
Apenas el lunes, señaló, el magnate inmobiliario convertido en político había dicho en una conferencia telefónica con líderes religiosos que podían esperar ver en el discurso a un Trump más gentil, más compasivo. A Trump, dijo Suárez, se le preguntó explícitamente si verían un alivio o cualquier "esperanza" para al menos algunas de las personas que viven actualmente en las sombras.
"Él dijo 'sí', y que pensaba que estaríamos muy complacidos el miércoles", dijo Suárez. "La impresión dada en la conferencia telefónica no fue lo que escuchamos anoche".
Alfonso Aguilar, presidente de la Asociación Latina por Principios Conservadores, había endosado destacadamente a Trump después de haberse opuesto a su candidatura inicialmente. Él también, dijo que Trump había señalado un deseo de moderar algunos de sus planes de inmigración, incluyendo limitar su llamado a la deportación de quienes hayan sido condenados por delitos.
"En este momento, no veo cómo puedo apoyarlo. Así que estoy retirando mi apoyo", dijo Aguilar. "Yo estaba esperando algo muy diferente anoche. No soy ingenuo, sabía con quién estaba tratando. Sabía que esto podía suceder; fue un riesgo".
"Desde una perspectiva política, éste es el fin de Donald Trump. Ahora pienso realmente que definitivamente va a perder".
La oficina de campaña de Trump no respondió de inmediato una solicitud de comentario de The Associated Press.
Pero el pastor Darrell Scott, director general de la Coalición de Diversidad Nacional de Trump, dijo que no había manera de que el candidato pudiera complacer a todos.
"Si retrocede ellos lo acusan de que va de acá aquí para allá, Si no, que es decepcionante", agregó Scott, elogiando el discurso.