Sin objeción alguna por parte del Presidente Enrique Peña Nieto, Donald Trump se dio el lujo de tocar su tema favorito: la construcción de un muro en la frontera con México que detenga la migración de mexicanos y centroamericanos, y lo hizo en la mismísima casa del Primer Mandatario mexicano. El resultado de esa reunión –que la noche del martes tomó a todo mundo por sorpresa– fue “desastroso”, un verdadero “autogol” para la imagen del mexiquense, ya de por sí deteriorada, coincidieron politólogos e internacionalistas nacionales y extranjeros.
Por Sandra Rodríguez, Dulce Olvera y Shaila Rosagel
Ciudad de México, 31 de agosto (SinEmbargo).– Internacionalistas y politólogos mexicanos y extranjeros coincidieron en que la decisión de Enrique Peña Nieto de invitar al candidato republicano Donald Trump a México fue “riesgosa” por tratarse de un personaje altamente impopular y, al final, el resultado fue “desastroso”, un verdadero “autogol”.
El magnate, añadieron, vino a hacer campaña ahora que –a tres meses de las elecciones en Estados Unidos– está cayendo en las encuestas; sin embargo, no pidió perdón por sus insultos a los mexicanos e incluso se dio el lujo de presumir que ahí, en Los Pinos, se discutió sin objeciones su polémica idea de construir un súper muro en la frontera, que a su juicio conviene construir a ambas naciones.
“Hablamos de la construcción del muro. ¿Quién va a pagar por el muro? Eso no lo discutimos. Eso no se dijo. Eso será en otra ocasión”, respondió este miércoles el multimillonario neoyorquino a la pregunta de un periodista estadounidense, en una brevísima conferencia en la residencia oficial del Presidente mexicano, posterior a los posicionamientos del Presidente Peña Nieto y del propio Trump.
Del otro lado, el Primer Mandatario, aunque prometió "proteger a los mexicanos", emitió un discurso tibio, coincidieron.
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La construcción de un muro en la frontera y cuya intención fue reiterada hoy en Los Pinos por el candidato presidencial Donald Trump debe ser lo menos preocupante para los mexicanos, consideró el vicepresidente ejecutivo del Instituto México del Centro Woodrow Wilson, Andrew Selee.
El motivo, explicó, es que el fenómeno migratorio está en declive y una obra de ese tipo, agregó, ofendería sobre todo a los contribuyentes norteamericanos.
Lo que debe vigilarse de Trump, agregó Seele, es la “demonización” que hace en sus discursos contra los mexicanos y sus deseos de deportarlos masivamente, así como su intención de bloquear el intercambio comercial con México.
“Si Estados Unidos quiere construir un muro en la frontera, adelante, y que se arregle con sus contribuyentes, que estarán molestos. Pero lo que sí debe preocupar es la deportación de mexicanos y el bloqueo al intercambio comercial”, dijo.
“Un muro en la frontera en una época de baja migración es irrelevante. Es simbólico, pero más allá del simbolismo no tiene ningún efecto. Construir un muro en la frontera contra una migración que no existe es una pérdida de plata y una ofensa a los contribuyentes norteamericanos, pero no hace nada en México, ni siquiera tendrá un efecto en la migración. Lo que sí tendría un efecto serían las deportaciones, y veremos en la noche [en su discurso sobre migración], porque es Trump e igual regresa con otro discurso”, agregó el académico experto en relaciones bilaterales.
“México no tiene la autoridad moral para pedir protección a sus conciudadanos, si trata peor a los migrantes centroamericanos”, determinó por su parte Javier Urbano Reyes, Coordinador del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana. “Esa autoridad se gana respetando los derechos humanos, acción que no hace. En lugar de responder a la agenda de un candidato de Estados Unidos, el Gobierno federal debe implementar un plan consistente para dialogar primero con Centroamérica y establecer una armonización legislativa sobre política migratoria”, añadió el académico.
Para más de 100 organizaciones que integran Acción Migrante, abrirle las puertas a Trump fue legitimar "la agenda política de este oscuro personaje". México no puede "postrarse" frente al racismo y la xenofobia.
De acuerdo con Jesús Gallegos Olvera, internacionalista experto en el Sistema político de Estados Unidos, la Presidencia de México intentó buscar una disculpa pública para que el mandatario, a un día de su IV Informe de Gobierno, obtuviera algunos puntos de simpatía frente a sus altos niveles de impopularidad.
Pero no fue así.
El empresario estadounidense impuso sus condiciones a México.
“El acierto hubiera sido una respuesta moderada de Trump”, consideró el académico de la UNAM.
Si era una estrategia de imagen antes del Informe presidencial, dijo Urbano Reyes, se debió hacer desde mucho antes.
En tanto, el también internacionalista de la UNAM, Miguel Valenzuela, afirmó que venir al país y platicar con el Presidente benefició sólo la campaña e imagen de Trump. Peña Nieto, por el contrario, "va de tropiezo en tropiezo. Unos muy graves como la ‘casa blanca’, el plagio de su tesis… y ahora esto".
Gallegos Olvera advirtió que el multimillonario no cambiará su postura respecto al tema migratorio, pese que la ha estado moderando. Sin embargo, expuso, seguirá en su discurso de ver al migrante como "un mal para administrar", pero no como un enemigo.
¿QUIÉN ASESORA AL PRESIDENTE?
“El Presidente de la República ha cometido un autogol al invitar a Trump al país. Causó un malestar adicional al que ya existía por las decisiones del alza de los precios de la gasolina y la luz; por lo del plagio de su tesis. Trump podrá presumir que vino a México y le dijo del muro al Presidente de los mexicanos en su cara y no obtuvo ninguna respuesta”, consideró el especialista en partidos políticos Eduardo Huchim May.
El analista político planteó el tema que muchos se hacen desde hace tiempo: “¿Quién asesora al Presidente? ¿Quiénes son los asesores que le hacen cometer esta serie de disparates?”, se preguntó.
En tanto, Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), coincidió con Huchim May y opinó que se trata de un “mal cálculo” que implica “sentimientos”.
“Mas allá del beneficio político o no, porque no creo que haya un beneficio político, se afectó aún más la imagen del Presidente. Quedó como un sumiso que aceptó las condiciones de Trump, sin un discurso de rechazado. Esto toca un aspecto importante de nacionalismo y un conjunto de sentimientos que no se habían involucrado y puede mover más el descrédito del Presidente”, explicó López Montiel.
EL MURO DEL ODIO
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Javier Urbano Reyes, coordinador del Programa de Asuntos Migratorios, y el internacionalista Jesús Gallegos coincidieron en que Trump ha bajado de tono su discurso de odio para conseguir el voto hispano, pero no ha modificado su objetivo: el muro.
Desde que se le nominó en la Convención Republicana, afirmó Urbano Reyes, "la agresividad" con la que comenzó ha comenzado a bajar. No radicalmente, pero de una forma gradual ha reducido "los temas de la represión o de las bardas fronterizas".
A Trump no le interesaba lo que dijera el Gobierno mexicano, lo que le importó fue dejar una imagen, concluyó.
Para la maestra Pía Taracena, experta en relaciones bilaterales de México y Estados Unidos de la Universidad Iberoamericana, la postura del Presidente mexicano lo hizo quedar como defensor de Trump.
Añadió que el mandatario mexicano no tendrá buena prensa al sugerir que fue el pueblo mexicano el que "malinterpretó" los agravios del candidato presidencial republicano hacia México a lo largo de su campaña, y al no tocar el tema del controvertido muro fronterizo propuesto por Trump.
“Trump apareció como si fuera Presidente electo”, lo que podría ser malentendido por Hillary Clinton, añadió la experta del Departamento de Estudios Internacionales, quien agregó que Peña Nieto “no saldrá bien librado de esta reunión”, pese a los interesantes comentarios relativos a la renegociación del Tratado de Libre Comercio.
A su vez, el maestro Érick Fernández Saldaña, coordinador de la Licenciatura en Relaciones Internacionales también en la Ibero, destacó que el encuentro de ambos marca una situación inédita en la política bilateral entre EU y México en época electoral.
Pero la visita de Trump, agregó, no sirvió para desmitificar su figura “sino que se asentó con un poco de modulación la mirada que tiene sobre la relación entre ambos países”.
Y EN EL ÁNGEL: EL RECHAZO
Mientras el Presidente Enrique Peña Nieto dialogaba en privado con el candidato republicano Donald Trump sobre migración, comercio y empleo, decenas de mexicanos y un par de mujeres estadounidenses manifestaron su enojo e indignación en el Ángel de la Independencia.
El joven Josean, de 26 años, criticó que la reunión ayudó a Trump "y eso es peligroso" por su discurso de odio. "No estoy de acuerdo con su retórica de exclusión. No es el dueño del mundo".
Jorge Reza, abogado, se postró en el monumento para levantar un cartel donde le decía: "Largo de aquí, Trompudo. México te repudia".
Al enterarse de la visita no podía creerlo. Por todo lo que Trump ha dicho sobre el país, se sintió indignado de que viniera a "profanar nuestro suelo". Un par de protestantes creyó que era broma la reunión entre el mandatario y el candidato republicano.
El psicólogo de 95 años, Rubén Banda, aseguró que "nunca había hecho tanto coraje" en su larga vida. Trump, diagnosticó, es un "loco peligroso". Debería disculparse.
Otros manifestantes consideraron que pedir perdón a los mexicanos no es suficiente, pues debe cambiar su propuesta, la cual ha ido encaminada al odio, la división, el machismo y la xenofobia.
"Trump no representa a un estadounidense", declaró Teresa Reyna, una mujer americana que vive en México desde hace dos años.