El cirujano responsable de la intervención, Roberto Vélez, explicó que su objetivo con esta compleja intervención era, además de extirpar el tumor, que el paciente tuviera la "mejor recuperación funcional" y no sufriera las "secuelas importantes para caminar".
Barcelona, 24 ago (EFE).- Un equipo del hospital Vall d'Hebron de Barcelona ha practicado una operación por la que ha extirpado un músculo del glúteo, necesario para caminar, y lo ha sustituido por uno de la espalda.
La operación, con un único precedente en el mundo, tuvo lugar en agosto de 2015 y sólo ahora se ha informado porque el año transcurrido ha permitido constatar que el paciente no sólo camina, sino que también puede correr sin sufrir ningún efecto secundario importante por la extirpación del músculo de la espalda.
El paciente fue diagnosticado de un sarcoma sinovial, un tumor maligno de las partes blandas muy agresivo, en el glúteo medio, por lo que era necesario extirpar todo el músculo, pieza clave para realizar el movimiento de la pierna para caminar, ya que mantiene la pelvis estable y paralela al suelo, lo que, en la práctica, le obligaría a andar con muletas.
Los especialistas del hospital plantearon al paciente que, tras la quimioterapia y la radioterapia, se sometiera a una operación para extraerle un músculo dorsal e implantarlo en la zona del glúteo para que hiciera la misma función que el afectado por el tumor maligno, manteniendo los vasos sanguíneos y el nervio para que se adaptara.
"Lo importante es el cáncer, lo otro es secundario, pero volver a caminar ayuda mentalmente a plantar cara a la enfermedad", comentó ante los periodistas el paciente, un hombre joven y deportista, cuyo nombre no fue facilitado.
El cirujano responsable de la intervención, Roberto Vélez, explicó que su objetivo con esta compleja intervención era, además de extirpar el tumor, que el paciente tuviera la "mejor recuperación funcional" y no sufriera las "secuelas importantes para caminar".
Hasta ahora, según Vélez, una de las vías utilizadas en este tipo de tumores consistía en sustituir el músculo extirpado por otros de la zona, que no obstante no tenían la fuerza necesaria para mantener la pelvis estable, por lo que el paciente no podía caminar con normalidad.
Por eso optaron por reemplazar el músculo del glúteo por el dorsal ancho, que cuenta con una estructura suficiente para realizar la misma función que el glúteo y que, una vez extirpado, no le ha comportado secuelas importantes, ya que puede mover el brazo, aunque, como él mismo reconoce, no puede hacer cosas que tampoco hacía antes, como trepar por cuerdas o sostener pesos.
El paciente aseguró que desde que le diagnosticaron el cáncer le ayudó mucho desde el punto de vista mental tener que esforzarse para la rehabilitación y ver cómo los progresos la permiten caminar y correr.