Hay autores que tratan de resolver(se) preguntas fundamentales a través de su obra. Hay otros que procuran cuestiones más bien accesorias y ambos grupos, por descontado, llegan a producir libros indispensables: la apreciación depende mucho de lo que estamos buscando, como lectores, en un momento dado.
Menciono lo anterior porque las preguntas con las que pensaba iniciar esta minirreseña --¿Cómo sabes de quién estás enamorado? ¿Cómo puedes distinguir, entre dos, cuál es el sujeto de tu deseo si las sensaciones que produce el primer amor son tan intensas y tan complejas que causan efervescencia en el discernimiento (piense, por ejemplo, en Voi che sapete, de Mozart https://www.youtube.com/watch?v=mDeFdGzthV0 )? ¿Cómo puedes, peor aún, decidir entre aquellos dos sujetos de tu deseo si uno de ellos no encaja en la norma de tu educación y convenciones sociales?
En resumen, pues, ¿a quién amas?—estas preguntas, podrían sonar un tanto contraproducentes si tomamos en cuenta las afinidades estéticas contemporáneas: es más sencillo promocionar una novela, invitar a su lectura, diciendo que “el autor problematiza desde la distancia irónica la identidad líquida del género en la sociedad fronteriza, periférica, del México actual”, que diciendo “esta novela es una novela de amor, del descubrimiento del amor”.
Y, sin embargo, Cuando todo el mar, de Gabriel Ledón, es una novela de amor.
Una novela de amor más cercana a esa aria de Las bodas de Figaro de Mozart ya mencionada –o a Los peces no cierran los ojos, de Erri de Luca, si se prefiere una referencia más “literaria” y más “actual”—que a alguno de estos textos, en prosa o en verso, pensados para una representación escénica o no, menos preocupados por resolver(se) o satisfechos por una resolución a partir del desencanto irónico: al estilo Reality Bites, la película.
Así, Ledón –quien también es una suerte de monstruo que hace teatro y danza y artes plásticas; y es tan periférico o liminal como lo pueden ser San Quintín, Colima y Tijuana—es en esta novela un escritor del primer tipo: uno que trata de resolver(se) una pregunta fundamental. Una pregunta que se antoja propia, autobiográfica, pero que es común a todos los seres humanos. O casi: habrá a quién no le haya ocurrido, seguramente, o a quién le haya ocurrido y lo niegue y lo seguirá negando hasta su tumba porque “eso no es correcto”, de eso “no se habla”.
La novela obtuvo el Premio Frontera de Palabras/Border of Words 2013 y su trama sucede en San Quintín, Baja California, durante un verano –durante ese verano--, con un personaje “narrador” y sus dos sujetos del deseo, un hombre y una mujer, y el periplo para descubrir lo que se siente y por quién se siente: ¿por ella?, ¿por él?, ¿por los dos?, ¿cómo se traslapan la amistad y el deseo?, ¿es la amistad también un deseo carnal?, ¿y los celos?, ¿es necesario diferenciar y decidir?, ¿o podría mantenerse todo así: como ese recuerdo de una tarde de verano frente al mar cuando supimos que éramos alguien más en el mundo?
Y la novela –el lector/Gabriel/el personaje- se resuelve. Apuesta. No le cuento cómo. Sólo bastaría agregar que esta apuesta/resolución es tanto formal, en el sentido de la estructura dramática que parte de la tradición para luego dislocarse y florecer, como ética.
Sin duda, Cuando todo el mar se añade orgullosamente a este linaje que ha convertido al Premio Frontera de Palabras/Border of Words en uno de los más apetecibles para los lectores.