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Plomo, azufre, ozono, carbono, lluvia ácida... ¿Qué respira la CdMx y cómo daña a capitalinos?

26/07/2016 - 7:54 pm

De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente de la capital del país, el transporte genera el 46 por ciento de la contaminación en la Ciudad de México; le siguen las plantas industriales, con el 21 por ciento; los hogares, con el 20 por ciento, y finalmente el 13 por ciento es originado por otros componentes, entre éstos los desechos orgánicos e inorgánicos.

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Ciudad de México, 26 de julio (SinEmbargo).– La Ciudad de México ha llegado a ser considerada una de las más contaminadas del mundo y recientemente la calidad de su aire se ha visto mermada, lo que la ha hecho recaer en contingencias ambientales y alertas a las salud de sus habitantes. Pero, ¿qué es lo que respiran los capitalinos y cómo les afecta?

De acuerdo con estimaciones del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), durante 2015 en el Valle de México murieron mil 823 personas, 4 mil 494 requirieron hospitalización por causas respiratorias y enfermedades cardiovasculares, y además 247 mil 729 habitantes acudieron a consultas médicas por infecciones respiratorias, asma y padecimientos isquémicos del corazón.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), el transporte genera el 46 por ciento de la contaminación; después la industria, con el 21 por ciento; seguida por los hogares, con el 20 por ciento; y finalmente el 13 por ciento es ocupado por otros componentes, como desechos orgánicos e inorgánicos.

En su página oficial, la dependencia señala que los vehículos que circulan en la ZMVM recorren cada día una distancia equivalente a casi seis mil vueltas al planeta.

ESTO SE RESPIRA EN LA CDMX

La Secretaría a cargo de Tanya Müller García enlista al ozono, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, BTEX (acrónimo de los compuestos benceno, tolueno, etilbenceno y xileno), partículas suspendidas, lluvia ácida y plomo entre los contaminantes del aire.

La Sedema define al ozono como un gas incoloro, con un olor irritante y muy reactivo. Es también una de las formas en las que se encuentra el oxígeno en la naturaleza: su molécula está formada por tres átomos de oxígeno (O3).

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) se forma por la reacción con la luz solar de contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx) procedentes de las emisiones de vehículos, industria y compuestos orgánicos volátiles (COV), los disolventes y la industria.

Asimismo expone que los niveles de ozono más elevados se registran durante los periodos de tiempo soleado. El exceso de dicho componente en el aire puede causar problemas respiratorios, asma, reducir la función pulmonar y originar enfermedades pulmonares.

La OMS incluso señala que el ozono es un importante factor de mortalidad y morbilidad [cantidad de personas que enferman en un lugar y un tiempo determinados] por asma.

El dióxido de azufre (SO2) es un gas tóxico, incoloro con olor irritante. Se produce de la quema de sustancias que contienen azufre como los combustibles derivados del petróleo, el carbón y la madera, y de forma natural es despedido por las emisiones volcánicas.

Funge como un precursor importante de la lluvia ácida, ya que en la atmósfera reacciona para formar ácido sulfúrico. El dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre pueden causar asma, síntomas bronquiales e insuficiencia respiratoria.

Es capaz de afectar al sistema respiratorio y las funciones pulmonares, además de causar irritación ocular. La inflamación del sistema respiratorio provoca tos, secreción mucosa y agravamiento del asma y la bronquitis crónica; también aumenta la propensión de las personas a contraer infecciones del sistema respiratorio.

El monóxido de carbono es un gas inodoro e incoloro altamente tóxico, es emitido principalmente durante la quema de combustibles o de cualquier material orgánico cuando se realiza en un espacio con una cantidad de oxígeno limitada.

Su presencia en en altas concentraciones el aire –según la Sedema– es fatal para el ser humano.

Algunos contaminantes del aire puede acidificar el agua de lluvia, disminuyendo su valor de pH. La contaminación que causa la lluvia ácida puede crear partículas muy pequeñas y cuando éstas entran en los pulmones son capaces de provocar enfermedades o empeorar las que ya existen.

La lluvia ácida provoca enfermedades respiratorias, como el asma o la bronquitis crónica. Además, tiene un impacto dañino en la vegetación, los animales acuáticos, los monumentos históricos y las edificaciones. En combinación con el agua, el dióxido de azufre se convierte en ácido sulfúrico, que es el principal componente de la lluvia ácida que causa la deforestación.

Los óxidos de nitrógeno son compuestos formados por átomos de oxígeno y nitrógeno, emitidos por los escapes de los automóviles, chimeneas, estufas, etcétera.

La dependencia local señala que el término genérico de los óxidos de nitrógeno (NOX) se utiliza en referencia al óxido nítrico (NO) y el dióxido de nitrógeno (NO2). Los NOX son precursores de las partículas suspendidas y en la atmósfera pueden reaccionar para formar ácido nítrico y contribuir a formar la lluvia ácida.

BTEX es un acrónimo de los compuestos benceno, tolueno, etilbenceno y xileno que pertenecen a los compuestos orgánicos volátiles, y que a temperatura ambiente se encuentran en forma de gas o vapor en la atmósfera.

Dichos componentes generalmente provienen de la evaporación de combustibles, la quema incompleta de sustancias orgánicas o del uso de solventes y pinturas. De manera natural son emitidos por ciertos tipos de vegetación.

Contribuyen a la formación del esmog fotoquímico al reaccionar con otros contaminantes atmosféricos y la luz solar.

LA AMENAZA DEL PLOMO

El plomo es un metal pesado que en el pasado estaba relacionado con la gasolina, ya que se agregaba como antidetonante. En nuestros días se puede hallar en las emisiones de industrias como las fundidoras, en algunos pigmentos y en el suelo.

LA OMS alerta que el plomo es una sustancia tóxica que se acumula en el organismo y provoca daños especialmente en los niños de corta edad, al grado de provocar discapacidad intelectual.

La exposición a dicho metal cobra cada año cerca de 143 mil vidas, registrándose las tasas más altas de mortalidad en las regiones en desarrollo.

Asimismo, destaca que se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones, los huesos y los dientes, donde se va acumulando con el paso del tiempo.

Las partículas suspendidas son cualquier tipo de material sólido o líquido que se encuentra en suspensión en el ambiente. En la capital mexicana una fracción importante se forma de reacciones químicas en la atmósfera contaminada.

El tamaño varía, las más pequeñas apenas miden millonésimas de milímetro y las más grandes alcanzan un tamaño principal al de un grano de arena.

Entre las fuentes de emisión de este contaminante están las tolvaneras, los incendios, las emisiones de camiones y automóviles.

En septiembre del año pasado, el Journal of Alzheimer’s Disease publicó un estudio que halló que la contaminación atmosférica aumenta el impacto en la neurodegeneración de los jóvenes que viven en zonas urbanas como el Valle de México, lo que se asocia con el riesgo de la enfermedad del Alzheimer.

Dicho análisis indicó que los habitantes de la Ciudad de México tienen exposiciones de por vida a contaminantes del aire, mismos que están por encima de los actuales estándares de Estados Unidos, incluyendo las partículas finas (PM2.5).

“La contaminación es una agresión muy fuerte hacia el organismo, hay partículas que le llaman PM2.5 micras, las cuales son tan pequeñas que no existe ninguna membrana en las vías respiratorias que las bloquee, o sea, las partículas entran directamente a los pulmones y por eso es que están tan latentes las enfermedades respiratorias”, dijo a este medio Daniel Zamudio del Poder del Consumidor.

Los capitalinos respiran ozono, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, BTEX, partículas suspendidas, lluvia ácida y plomo. Foto: Cuartoscuro.
Los capitalinos respiran ozono, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, BTEX, partículas suspendidas, lluvia ácida y plomo. Foto: Cuartoscuro.

¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?

Por lo anterior, Stephan Brodziak, coordinador de Calidad del Aire y Seguridad Vehicular en la organización El Poder del Consumidor, destacó la necesidad de continuar con la actualización de las normas de salud.

En entrevista con SinEmbargo enlistó una serie de recomendaciones dirigidas a las autoridades con el fin de lograr que la contaminación termine con tantas vidas cada año en la capital mexicana.

Entre los exhortos planteó expandir las redes de monitoreo de calidad del aire y fortalecerlas, destinar más recursos para la mejora del transporte público, "que sea más seguro, más cómodo y eficiente", urgió.

Desincentivar el uso del automóvil (zonas libres de autos, tarifas de acceso en puntos estratégicos, impuestos a la gasolina, etcétera); actualizar las normas de la industria; controlar la regulación territorial para evitar que continúen creciendo las zonas urbanas, entre otras medidas.

Sin embargo reconoció que dichas recomendaciones implicarían grandes inversiones de dinero y tiempo, pero significarían beneficios importantes para los ciudadanos. "Todas estas medidas son bastante costosas, muy necesarias y a largo y mediano plazo", dijo.

"No la tenemos nada fácil y hay mucho por hacer principalmente por parte de los gobiernos federal y local. Es necesario otorgar mayores recursos a la investigación", dijo.

El especialista –tal como lo han denunciado distintas organizaciones de la sociedad civil– también destacó la urgencia de apostar por vehículos más limpios, lo cual se establece en la NOM 042 y 044, pero esta última está detenida desde hace dos años por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

"Es urgente dar el paso tecnológico para migrar a la gasolina de ultra bajo azufre saltar a las mejores tecnologías en control de emisiones", concluyó el especialista.

en Sinembargo al Aire

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