Rodrigo Lozano, alias "El Profe", es acusado de obtener 30 millones de dólares usando falsas identidades de indocumentados, por medio del Número de Identificación Individual del Contribuyente (ITIN), con el cual los solicitan devoluciones fiscales.
Por Isaías Alvarado
Ciudad de México, 20 de julio (SinEmbargo/La Opinión).- Venía de realizar extenuantes labores agrícolas en Oxnard, por eso María (nombre ficticio) se emocionó cuando le ofrecieron un puesto de oficinista con un sueldo de más de 600 dólares a la semana.
Pero algo le olió mal al llegar a su lugar de trabajo, una casa móvil habilitada para tareas administrativas.
Y las sorpresas continuaron: la pusieron frente a paquetes con matrículas consulares que aparentaban ser apócrifas y le pidieron que llenara solicitudes de reembolso dirigidas al Servicio de Recaudación de Impuestos (IRS) como si hubiera estado frente a los falsos interesados.
Para entonces ya era obvio que estaba en un negocio ilícito; sin embargo, María, que tenía 16 años y un bebé que mantener, regresó al día siguiente y otros más, sin hacer preguntas incómodas a sus jefes.
“Tenía que trabajar para ganar dinero”, dijo a La Opinión esta joven que pidió el anonimato como una condición para revelar detalles del esquema fraudulento que dirigió Rodrigo Lozano, alias “El Profe” por su pasado como maestro y quien es acusado de enriquecerse usando falsas identidades de indocumentados.
La fiscalía federal alega que “El Profe”, de 61 años, obtuvo más de 30 millones de dólares sometiendo más de 12 mil declaraciones de impuestos a través del llamado del llamado Número de Identificación Individual del Contribuyente (ITIN), con el cual los indocumentados solicitan devoluciones fiscales.
Estos documentos los obtuvo con matrículas consulares y actas de nacimiento ilegítimas.
LLENABA 150 FORMAS AL DÍA
María dijo que ella y otras adolescentes se encargaban de colocar los datos en las declaraciones de impuestos. “Yo llenaba 150 formas al día, de una por una”, señaló.
Al principio, aseguró ella, todo era miel sobre hojuelas. La trataban bien, le compraban comida y le pagaban con puntualidad.
“Me dijeron ‘lo único de lo que te vas a encargar es de llevar las aplicaciones y te vamos a pagar’”, contó la joven, quien menciona que sus padres jamás se enteraron del sucio negocio en el que anduvo metida.
“Me daban ‘micas chuecas’ [matrículas consulares falsas] y yo copiaba los nombres en los papeles. Me daban los nombres de los hijos [que se reportaban como dependientes], siempre eran cuatro”, dijo.
“Era como si yo estuviera reportando los impuestos, pero sin las personas ahí”, continuó.
Poco después, comentó, le indicaron que la necesitaban en una sucursal en Santa Paula, a 18 millas al norte de Oxnard.
Era otra casa acondicionada como oficina y a la cual siempre la llevaron en auto.
“Ellos se metían por muchas calles, no querían que nos memorizáramos la dirección”, aseguró María, quien allí se unió a otras cuatro adolescentes que preparaban los reclamos de reembolsos al IRS.
La originaria de Oxnard asegura que jamás vio a “El Profe”, pero menciona que sus jefes inmediatos siempre lo identificaron como el cerebro detrás de ese negocio ilícito. “Cuando él llegaba a Santa Paula cerraban la puerta del cuarto donde trabajábamos y nos pedían que no saliéramos”, indicó.
CONTABAN DÓLARES EN EL BAÑO
La Fiscalía federal argumenta que de 2011 a 2012 las oficinas de “El Profe”, que era el propietario del negocio de preparación de impuestos Lozano & Associates Ayuda en Oxnard, solicitaron más de 61 millones en devoluciones, de los cuales el IRS le pagó la mitad. En ese período, el acusado recibió un millón de dólares sólo como pago de sus servicios.
Tanto dinero ganó “El Profe” que en algún momento tuvo empleados contando decenas de miles de dólares en efectivo en un baño contiguo a su oficina, según la acusación federal.
Para evitar que lo descubrieran, su negocio solo contrataba a muchachas hispanas como María, quien notó las enormes ganancias de uno de sus jefes. “De la nada compró una casa móvil en efectivo, tenía tres carros, gastaba mucho dinero”, afirmó.
El IRS le siguió la pista a “El Profe” después de notar que había preparado más de 13,000 solicitudes de reembolso que buscaban beneficiarse de un programa de créditos tributarios por los hijos (conocido por sus siglas como ACTC) y que contenían indicios comunes de fraude.
En junio de 2012, agentes federales catearon las oficinas de Lozano e interrogaron a sus empleados. María ya había dejado de colaborar con ellos.
“El Profe”, quien recientemente fue declarado culpable por un jurado tras un litigio de dos semanas, espera una sentencia ejemplar.
Lozano enfrenta hasta un máximo de 10 años en prisión federal cuando reciba su sentencia el 17 de octubre.