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Julio César Mondragón murió por traumatismo craneoencefálico y no fue desollado: CNDH

11/07/2016 - 1:11 pm

En el dictamen del GIEI se describen lesiones de carroñero en la cara y cuerpo del normalista Julio César Mondragón, sin embargo, por las condiciones en que fue hallado el cadáver, no descarta que el agente contundente de la muerte sea un impacto de proyectil de arma de fuego. En tanto, la CNDH refirió que antes de morir, a Julio le provocaron al menos 64 fracturas en la cara y tórax, ocasionándole un traumatismo craneoencefálico.

Ciudad de México, 11 de julio (SinEmbargo).- La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) informó sobre los resultados del peritaje que realizó sobre la muerte del normalistas Julio César Mondragón Montes, en el que concluyó que el joven murió por un traumatismo craneoencefálico y que no hay evidencia de que haya sido desollado.

En conferencia de prensa, el organismo detalló que Julio César Mondragón, cuyo cadáver fue hallado boca arriba en un charco de sangre, con los huesos de la cara expuestos y con un sólo ojo, en una calle de terracería tras los ataques del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, no fue asesinado por un arma de fuego de origen alemán y la pérdida de la piel fue a causa de la fauna del lugar, no de manera intencional por acción humana.

En el dictamen del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) se describen lesiones de carroñero en cara y cuerpo, sin embargo, por las condiciones en que fue hallado el cadáver, no descarta que el agente contundente de la muerte sea un impacto de proyectil de arma de fuego.

La CNDH refirió que antes de morir, a Julio le provocaron fracturas en ocho huesos del cráneo y en 13 de la cara y en el tórax. En total, su cuerpo presentó 64 fracturas, provocándole un traumatismo craneoencefálico.

El organismo dijo que en el lugar del hallazgo del cadáver se detectaron algunas imprecisiones, que van desde las últimas horas en que Mondragón fue visto hasta la diligencias realizadas por los peritos de la Procuraduría General de la República (PGR), quienes, acusó, fueron omisos en algunos detalles.

De acuerdo con el peritaje de la CNDH, en lugar del hallazgo se observaron huellas de patas de perro y en el cuerpo se muestran signos de mordidas que fueron ocasionadas por depredadores durante las horas en las que el cadáver de Julio estuvo expuesto.

Sin embargo, uno de los detenidos por el ataque a los normalistas en Iguala aseguró que los apedrearon y que a uno (Mondragón) lo desollaron.

Antes de morir, a Julio le provocaron fracturas en ocho huesos del cráneo y en 13 de la cara y en el tórax. En total, su cuerpo presentó 64 fracturas. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo.
Antes de morir, a Julio le provocaron fracturas en ocho huesos del cráneo y en 13 de la cara y en el tórax. En total, su cuerpo presentó 64 fracturas. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo.

El cuerpo de Julio César Mondragón fue exhumado de un panteón de Tecomatlanel, en Tenancingo, Estado de México, el pasado 4 de noviembre por petición de los familiares. En la diligencia estuvo presente el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), así como peritos de la PGR y de la CNDH.

Alrededor de las 23:00 horas del 26 de septiembre de 2014, después del primer ataque, llegaron al lugar de los hechos más estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, entre ellos Julio César que en ese momento vestía una playera color rojo.

Instantes después un nuevo ataque se perpetró en contra de los normalistas. Según las evidencias, los estudiantes se refugiaron debajo de los carros. Hasta ese momento, Julio César seguía con ellos, después corrió por una calle, donde otro grupo le habló para que entrara a una casa. Este fue el último momento que el joven fue visto con vida.

Un normalista dijo que cuando Mondragón corría mientras grababa con su teléfono celular se escucharon gritos "como cuando agarran a una persona".

El material que Mondragón grabó durante el ataque no ha sido recuperado.

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