Cuando termina el basquetbol en Estados Unidos acá en el norte empezamos a vivir intensamente las emociones del béisbol de la liga mundial, y todo lo pensamos en términos del gran deporte americano.
Así, a nosotros las jornadas electoral y postelectoral en el estado de Chihuahua nos parecen un juego más; después del día de los comicios, cuando los resultados favorecieron dos a uno a Javier Corral, los chihuahuenses que llevaron la lucha fuerte contra el gobernador César Duarte festejaron creyendo que había caído el tercer out de la novena.
Hay que hacer cuentas, en 2014 todo parecía seguro para el PRI y era imposible ganarle, con Corral en el D.F. afanado en continuar como un buen senador y buen parlamentario; pero en octubre de aquel año un abogado reconocido de la capital del estado interpuso una denuncia contra nuestro aún mandatario porque resultó poseedor, de la noche a la mañana, de 65 millones de pesos en acciones de un banco.
En muy buena actitud, Corral se solidarizó con la demanda y el conflicto se tornó nacional y se constituyó una organización muy plural, Unión Ciudadana, con participantes de todos los partidos de oposición.
A principios de este año, Corral fue lanzado como candidato por el PAN para la gubernatura y empezó su campaña apoyándose fundamentalmente en la exigencia, ahora ciudadana, de meter a la cárcel a Duarte, además de discursos fuertes y mucha actividad.
Al llegar al final de las campañas, los ciudadanos se llenaron de un enorme entusiasmo contagioso para sacar al PRI de palacio y el día de las elecciones Corral ganó por amplísimo margen; días después el PRI impugnó las elecciones con argumentos infantiles, asegurando que faltaron 171 mil boletas a pesar de que se computaron y aprobaron en su tiempo paquete por paquete.
Tal cinismo enfurece a la población, porque además se le suspendió el suministro de gasolina, se acabó el agua en la ciudad, Duarte pretende conseguir un nuevo crédito y los legisladores salientes aliados al tricolor quieren cambiar la constitución estatal para evitar la responsabilidad del mandatario de no pagar la deuda de corto plazo, hace mucho calor y la selección perdió 7 a 0, ¿y el PAN? ¡No hace nada! Sólo simples declaraciones de prensa.
La organización original de Unión Ciudadana se reagrupó y llamó a una manifestación pacífica en respuesta a tanto descontento; durante la manifestación se caldearon los ánimos, y un grupo de jóvenes quebraron una puerta y algunas ventanas del Palacio de Gobierno.
Se habló de infiltrados del PRI en el movimiento pero se reconoce que la ira ciudadana era mucha y que los convocantes no pudieron controlarla. Los policías salieron al ataque, hubo macanazos, gases, 100 jóvenes detenidos, 30 consignados ante un juez y denuncias serias contra dos diputados del PAN, un abogado de Morena y los dos dirigentes de Unión Ciudadana, Jaime García Chávez y Víctor Quintana.
Fue cuando Corral subió al bat.
Se esperaba que saliera en defensa de los manifestantes y responsabilizara al gobernador de provocar la ira civil con sus maniobras, que hablara de los infiltrados y que es una forma de violar los derechos humanos a la libre manifestación y asociación.
Le lanzaron una recta, por el centro del plato y a la altura de la cintura, perfecta para pegar un home run, pero le temblaron las rodillas y la dejó pasar esperando base por bolas.
Prontamente el PAN con su ADN conservador, y enemigo de las marchas que no organiza, se deslindó de la manifestación, criticó la violencia, negó a sus diputados diciendo que habían acudido a título personal, y aclaró que el partido no había convocado a ninguna manifestación ni estaba de acuerdo con ella.
Todavía no toman posesión y ya niegan sus derechos a los chihuahuenses. No hemos salido de la sorpresa.
Ha sido un parlamentario muy activo, fue un candidato muy bravo y se aprovechó justamente del enojo norteño, pero a la primera llamada a ser congruente con sus palabras casi coincide con Duarte.
Pero, como dicen los comentaristas, "todavía le quedan dos lanzamientos para el ponche".