La Conferencia del Episcopado Mexicano lamentó los hechos ocurridos en Nochixtlán y llamó a que se de un "diálogo público [...] a la altura de las".
México, 23 jun (EFE).- Obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentaron hoy "la pérdida de vidas humanas, los heridos y detenidos" en las protestas de maestros en el estado de Oaxaca y llamaron a que "con urgencia" se dé un "verdadero diálogo público" con respecto a la Reforma Educativa.
La Comisión Episcopal para la Pastoral Social informó en un comunicado que los obispos están dolidos y preocupados por la situación del país.
En particular ante los sucesos de Oaxaca, donde este domingo fallecieron ocho personas en un choque entre maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y simpatizantes con la Policía.
Los obispos afirmaron que "es necesario sentarse a discutir con todos los involucrados sobre el tipo de proyecto educativo y la Reforma correspondiente".
"Estamos convencidos que es necesario promover la cultura del diálogo como forma privilegiada de contribuir", aseguraron.
Señalaron que dicha discusión debe estar "a la altura de las necesidades de la emergencia educativa que vive nuestro país" en la que además "es indispensable crear alianzas entre familia, escuela, educadores, empresarios, gobernantes, medios de comunicación e iglesias".
Manifestaron su solidaridad, con el pueblo de Oaxaca y sus pastores, especialmente con las víctimas de la violencia.
En el escrito, afirmaron que el aumento en los niveles de violencia y la confrontación social "no son un problema aislado" sino que es "el resultado de años de carencias y frustraciones sociales que han padecido nuestros pueblos".
"Apostamos por reconstruir el tejido social que requiere que todas las partes se dispongan a escucharse, abrirse a la verdad y a la justicia", dijeron.
Citando al papa Francisco dijeron que su responsabilidad como pastores en México es favorecer "la reconciliación de sus diferencias y la integración de sus diversidades".
La CNTE rechaza la reforma educativa que estableció la evaluación obligatoria a los docentes y puso fin a una serie de privilegios de los sindicatos, entre ellos la colocación de personal en las plazas con base en lealtades políticas.