Jesús Robles Maloof
16/06/2016 - 12:00 am
Defender el agua, defender el territorio. La lucha por el Arroyo Sal en Oaxaca
“El territorio joven, es el lugar que pisas para vivir, para comer, es el lugar dónde residen tus antepasados que hasta hoy te cuidan. Es el pedazo que dejarás a tus hijas e hijos, es donde conociste abriste los ojos a la vida, y donde conociste a tu esposa. Dime ¿Puedes vender eso? ¿Cuánto vale […]
“El territorio joven, es el lugar que pisas para vivir, para comer, es el lugar dónde residen tus antepasados que hasta hoy te cuidan. Es el pedazo que dejarás a tus hijas e hijos, es donde conociste abriste los ojos a la vida, y donde conociste a tu esposa. Dime ¿Puedes vender eso? ¿Cuánto vale para ti?”
Don Joaquín.
Santa Úrsula, Oaxaca.
Era lunes alrededor de la hora de la comida, con un calor cercano a los 35 grados centígrados y una humedad, que junto con el bloqueo la carretera, terminaron con el aire acondicionado de mi autobús en camino a la Ciudad de México, a la altura de la caseta de Peñitas justo sobre el río Papaloapan, en la división de los estados de Oaxaca y Veracruz.
No eran las mejores condiciones por supuesto, pero son esos pequeños episodios que ponen a prueba lo que crees. Considero justificada la protesta de las maestras y maestros de la CNTE que se enfrentan a un gobierno que hace de las órdenes de aprehensión su principal instrumento de política pública.
Mientras el magisterio permitía el paso de servicios de emergencia que se trasladaban por la ruta, pensaba en que, si las detenciones arbitrarias y la persecución política de la dirigencia sindical no fueran un doloroso lastre para decenas de familias, las acciones del gobierno de Peña Nieto merecerían un premio al humor negro.
¿Es en serio que el político que llegó a la presidencia gracias a sus maniobras con Banca Monex, que disfrutó los placeres de la Casa Blanca entre otros vergonzosos episodios, use las acusaciones de lavado de dinero contra quienes se oponen a sus reformas? ¿Puede alguien creer que siendo el PRI el principal opositor de la iniciativa ciudadana #Ley3de3 que busca atajar la corrupción, el conflicto de intereses y sentar un estándar de rendición de cuentas para políticos, sea el grupo político que manipule el derecho y lo enderece contra sus rivales políticos en nombre del combate a la corrupción?
Y mientras recordaba la magnífica frase de Alfonso Cuarón: “Habían prometido que al vender el país iba a haber seguridad, pero ahora se está vendiendo el país y la seguridad está cada vez peor.” Mi autobús finalmente avanzó. Dicho sea de paso, creo que la disidencia magisterial tiene que rendir cuentas ante la sociedad, como todas y todos en última instancia lo debemos hacer. Hay varios temas pendientes que discutir con ellos de manera franca y democrática. Pero sin duda su lucha actual es justa y debe ser apoyada por la sociedad.
Al pasar por la caseta, traté de saludar e impulsar a los maestros con mis brazos, aunque me queda la duda si entendieron que les apoyaba o les reclamaba por el bloqueo. A pesar de las horas, el calor y la desesperación estaba muy contento y esa alegría me dura aún, hoy que escribo estas líneas. La causa de ello no reside en la protesta en forma de bloqueo, sino en que horas antes estuve en las comunidades de Santa Úrsula y Cerro del Oro, cercanas a Tuxtepec, Oaxaca, para presentar el documental que produje en 2015 con un gran equipo, incluidas Jesse Landerman, Nancy Gocher e Iván Casteñeira, con la participación de New Media Advocacy Project y Accountability Counsel y las comunidades que lograron detener un megaproyecto hidroeléctrico de esos cientos y cientos que han entrado desde que el país está en venta.
Impulsados por Gabino Vicente, un valioso líder comunitario de Santa Ursula, Oaxaca, las mujeres y hombres de 5 comunidades lograron articular una alianza de organizaciones cívicas en las que participaron Fundar, Centro de Análisis e Investigación, Educa Oaxaca, políticos locales y organizaciones internacional. El historia de la lucha de las comunidades pueden verla aquí:
Así nos reunimos en Santa Úrsula para conmemorar la victoria de esta comunidad, la del Paso Canoa, El Cerrito y Los Reyes, años atrás frente a un proyecto hidroeléctrico irregular, que promovieron las empresas Comexhidro y Electricidad de Oriente. Desde su fase inicial, este proyecto incurrió en una serie de violaciones a los derechos de las comunidades, como lo pudieron mostrar ampliamente ante la agencia financiera del proyecto, el Overseas Private Investment Corporation (OPIC por sus siglas en inglés), y ante la sociedad.
Las lecciones que la lucha por el territorio nos han regalado las comunidades que defendieron el Arroyo Sal son importantes.
1. La conformación de mecanismos de diálogo y discusión al interior de las comunidades para elaborar una estrategia frente a los megaproyectos y el apoyo de liderazgos democráticos como el de Gabino Vicente.
2. La articulación de su lucha con organizaciones locales, (Educa, Oaxaca) nacionales (Fundar, Centro de Análisis e Investigación e internacionales (Accountability Counsel).
3. La insistencia en el derecho a la consulta previa como requisito para considerar cualquier proyecto relacionado con recursos ambientales y la información como base de la consulta. Al respecto, Fundar y CEMDA entra otras organizaciones han dispuesto herramientas prácticas y útiles para todas la comunidades y habitantes de este país. No dejen de consultar http://mineriaypetroleo.org/
4. La invitación a conformar alianzas políticas en defensa del territorio que incluían a todos aquellos políticos que no estuvieran del lado de los intereses de los megaproyectos con el propósito de aislar a quienes habían vendido su compromiso político.
5. Una narrativa clara y un esfuerzo estratégico por difundir su historia desde el inicio hasta su triunfo. Así incorporaron desde un inicio estrategias de comunicación en las que tuve la oportunidad de aportar a su lucha. como lo muestra el video antes citado.
Ese lunes ya cerca de la medianoche, caminaba por los desolados andenes del metro de la ciudad. Recordé los cientos de mosquitos que me devoraron como manjar mientras filmaba la historia del Arroyo Sal y con ellos la risa de los ejidatarios en el tequio sabatino en el cañal mientras me observaban curiosos.
Esos días en el Arroyo Sal no sólo me dieron la lección de no usar pantalones cortos junto a un río, más importante, conocí a quienes frenaron un megaproyecto con el simple y poderoso mensaje de que el agua no se vende, porque es la vida misma. Esa lección de luz perdurará para todas las comunidades en los aciagos días por venir.
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