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Sergio Saldaña Zorrilla

07/06/2016 - 12:00 am

Con la minoría basta

Las masas suelen ser objeto de manipulación, especialmente en los regímenes totalitarios. Por esa manipulación, en regímenes totalitarios como el que cada vez más se consolida en México, es un tanto inocente esperar que las mayorías se activen solas para corregir el rumbo del país.

Para sacudirnos a esta clase política de corruptos y cambiar el rumbo de México, debemos organizar a la minoría consciente. Foto: Cuartocuro
Para sacudirnos a esta clase política de corruptos y cambiar el rumbo de México, debemos organizar a la minoría consciente. Foto: Cuartocuro

Contrario a la creencia común de que son las mayorías las que hacen las grandes transformaciones sociales, la historia de la humanidad nos ha enseñado que más bien son las minorías talentosas las que lo logran.

Fue una minoría intelectual la que inspiró la revolución francesa –y otra minoría, la burguesa, la que la concretó. Y gracias a la revolución francesa, los conceptos de ciudadanía y derechos humanos hoy rigen gran parte del planeta.

Fue una minoría en la India la que creyó en Gandhi. A la postre esa minoría organizó la mayor resistencia civil pacífica de la historia. Y gracias al movimiento de Gandhi hoy sabemos que la vía pacífica mueve montañas.

Fue una minoría de estadounidenses los que siguieron a Martin Luther King, pero con tal autoridad moral que hasta hoy en día siguen inspirado tremendos avances igualitarios en todo el planeta.

Los regímenes totalitarios, en cambio, siempre apelan a las masas. Los regímenes totalitarios siempre apelan a las masas porque buscan someter totalmente a todos, de ahí su adjetivo de totalitario. Así lo hacía el autodenominado socialismo soviético, el cual decía obedecer a las masas proletarias, cuando en realidad las mantenía sometidas bajo el yugo del espionaje y de campos de concentración a los que llamaban gulags. El régimen nazi decía ser la voz del Pueblo alemán, das deutsche Volk, cuando en realidad lo sometía brutalmente.

Las masas suelen ser objeto de manipulación, especialmente en los regímenes totalitarios. Por esa manipulación, en regímenes totalitarios como el que cada vez más se consolida en México, es un tanto inocente esperar que las mayorías se activen solas para corregir el rumbo del país.

Para sacudirnos a esta clase política de corruptos y cambiar el rumbo de México, debemos organizar a la minoría consciente. Sin embargo, incluso organizar a la minoría presenta enormes retos. En mi caso personal, he querido ser plural y me he acercado a líderes de renombre a invitarlos a que impulsemos el cambio. Sin embargo, no han respondido con hechos. En cambio, quienes sí han respondido son los nuevos líderes, los verdaderos líderes, cuyos nombres hoy quizás no sean tan famosos.

Fallidamente antes invitaba a renombrados líderes de opinión a que conformáramos un gran movimiento por la Justicia en México; pero no contestan con hechos. No podemos esperar a que se decidan. La causa de México no admite demoras (paráfrasis a José Artigas).

Antes invitaba a notables intelectuales; pero contestan siempre con una compleja precaución. No podemos esperar a que se atrevan a mover un dedo afuera de su escritorio.

Antes invitaba a las masas; pero contestan que qué les voy a dar a cambio: tangible y hoy. No podemos esperar a que desarrollen conciencia de sí mismos.

Antes invitaba a líderes políticos y sociales; pero en sus cálculos esto les resulta políticamente incorrecto en este momento. No podemos esperar a que su cálculo cambie.

No necesitamos a los líderes de opinión; cuando tengamos éxito ellos se unirán solos.

No necesitamos a los intelectuales; ya analizarán la historia que estamos escribiendo.

No necesitamos a las masas; con la minoría basta. Insisto: son las minorías duras las que han hecho las grandes transformaciones sociales en el planeta.

No necesitamos a los grandes líderes políticos y sociales; ellos ya fueron. Siendo objetivos, ellos en realidad ya ni son líderes; ya son historia. Los verdaderos líderes se están forjando en este momento. Si bien es cierto que hoy no conocemos sus nombres, pero, por citar tan sólo un ejemplo, ¿quién conocía a Nelson Mandela antes de la Campaña del Desafío de 1952?

Con la minoría basta. Con nosotros basta. Confiemos en nosotros.

@SergioSaldanaZ

Sergio Saldaña Zorrilla
Doctor en Economía por la Universidad de Economía de Viena (WU-Wien), en Austria, ex-funcionario de la ONU (CEPAL) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del CONACYT.

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