Las madres tienen la culpa

30/04/2016 - 12:00 am
Nosotros, los hijos, ¿hasta cuándo vamos a echarle la culpa a los que vinieron antes de nosotros y dejarles la responsabilidad a los que vendrán después?. Foto: Cuartoscuro
Nosotros, los hijos, ¿hasta cuándo vamos a echarle la culpa a los que vinieron antes de nosotros y dejarles la responsabilidad a los que vendrán después?. Foto: Cuartoscuro

Se acerca el Día de las Madres y con él la publicidad, la mercadotecnia y los mensajes cursis de “ella te dio la vida, tú dale un diamante”. El resto del año es: Hijo de puta. Tu puta madre. En la madre. Hijo de la chingada. Chinga tu madre. Chinga tu PUTA MADRE. Y las madres en las casas con los oídos zumbándoles como si estuvieran siendo rodeadas por un ejército de avispas. Sí: ya se abrió un diálogo que se ha susurrado desde hace mucho en México y ahora está en todas partes, lo cual no necesariamente significa que, en el fondo, esté cambiando todavía, pero como dicen: el primer paso es admitirlo. Al hablar del tema de la violencia de género, muchos hombres saltan, quejándose de la supuesta generalización de las quejas y diciendo “pero yo no soy así”, lo cual se agradece, por supuesto, pero no les excluye de la lucha que a todos nos incumbe y que, se ha demostrado, es una lucha de vida o muerte.

Por otro lado, un comentario recurrente se refiere, justamente, a las madres, que son las que educan a los hombres en su machismo y que “son las principales culpables”. Si bien esta declaración es cierta en el sentido más literal, hay que tomar en cuenta el contexto en que han nacido estas mujeres, y el hecho de que muchas veces se educa para la sobrevivencia: “M’hija, no te andes poniendo esas faldas cortas, que luego…”. Que luego te violan y te echan la culpa por andar de provocadora. “M’hija, usté calladita se ve más bonita, que si denuncia, luego…”. Luego la amenazan de muerte y acaba huyendo del país.

En un país en el que el ícono más adorado es el de una mujer que es a la vez virgen y madre (¡vaya confusión!), hemos visto lo difícil que es que a una mujer embarazada le cedan un lugar en el transporte público. Las respuestas al video de Ixchel Cisneros, en el que denuncia esta falta de civilidad, fueron abominables, yendo desde el chistosito “Pues yo no se la metí”, hasta el “Para qué se cogen a un pobre sin coche”, “Sobrevaloran la maternidad” y “El embarazo no es una enfermedad, si no pueden estar paradas que se queden en sus casas”. Todos estos grandes opinadores, hombres y mujeres por igual, parecían olvidar que todos salimos del mismo lugar, y en su gran mayoría trataban a estas mujeres de putas, simplemente por estar embarazadas. “Que cierren las piernas, yo no tengo la culpa”. “Que se chinguen las gordas”. Y el mejor comentario, publicado por un tipo que se llama a sí mismo Ramsés: “Eso es como promover los embarazos. Que trabajen y dejen de coger a lo loco”.

Volviendo a la dicotomía mexicana de la Virgen y la Puta que sigue rigiendo a nuestra sociedad guadalupana (en resumen: que en nuestra sociedad sólo vemos dos tipos de mujeres: nuestras madrecitas santas que de alguna manera son vírgenes aunque nos hayan dado a luz, y las putas que dieron a luz a todos los demás. La puta con la que nos queremos acostar y la virgen con la que nos queremos casar) sorprende mucho que el embarazo no sea un estado dignificante. Parecería, de hecho, que el respeto a las embarazadas nos debería venir de fábrica, pero tal parece que, de nuevo, las madres tienen la culpa de TODO: del machismo, de estar embarazadas y de tener que utilizar el transporte público en ese vergonzoso estado que evidencia su calidad de putas, cogelonas, irresponsables, liberales, promiscuas y, además, huevonas. Merecen, claro, ir de pie. Quién les manda. Que chinguen su madre. Ja.

Si las madres mexicanas, musas de todos los insultos y merecedoras de todas las mentadas, son las que inculcan el machismo y además de todo se embarazan solitas, yo me pregunto ¿dónde están los padres en esta ecuación? ¿Ellos no son responsables de nada? Y nosotros, los hijos, ¿hasta cuándo vamos a echarle la culpa a los que vinieron antes de nosotros y dejarles la responsabilidad a los que vendrán después?

Lorena Amkie
Nació en la Ciudad de México en 1981. Su idilio con las palabras empezó muy temprano y la llevó a pasearse por la poesía, el ensayo y el cuento, para encontrar su hogar en la novela. Graduada de Comunicación por la Universidad Iberoamericana, ha publicado la trilogía gótica para jóvenes Gothic Doll (Grupo Planeta) y la novela El Club de los Perdedores. Imparte talleres de escritura creativa y colabora con distintos medios impresos y digitales. Su cercanía y profundo respeto hacia su público, así como su estilo franco y nada condescendiente, le han valido la atención de miles de jóvenes en México y Latinoamérica, situándola como una de las autoras de literatura juvenil más interesantes en el mundo de habla hispana actualmente.
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