En la novela de Robert Louis Stevenson el Dr. Jekill crea una poción que al beberla le separa de sus aspectos más maléficos que quedan representados en Mr. Hyde, el protagonista se divide así en dos personalidades contrapuestas: una más humana y otra maléfica. La novela de Stevenson retoma la dicotomía entre el bien y el mal que se encuentra en los mitos originarios de una gran multitud de culturas alrededor del mundo. Desde la cosmovisión religiosa hasta la concepción ética, la humanidad se enfrenta a esta dicotomía y a esta lucha del bien tratando de dominar y controlar el mal. En las religiones o cosmovisiones sagradas se logra controlar el mal siguiendo las escrituras o la tradición transmitida, en el pensamiento racional es a través de la ética que se actúa del lado del bien. La filosofía perenne reconoce una serie de verdades y valores comunes a todas las culturas que estarían del lado del Dr. Jekill para controlar a Mr. Hyde.
La moral religiosa para los creyentes o la ética para los no creyentes, que puede guiar el actuar de los individuos, tiene su expresión a escala social en lo que podemos llamar el Contrato Social, es decir, los acuerdos de convivencia entre los individuos. La antropología ha demostrado cómo en las sociedades llamadas primitivas han existido formas de control para evitar que el “mal”, que en la dimensión social debe entenderse como el daño de un individuo a los otros, se apodere de la comunidad. Esas formas de control expulsan el mal de la comunidad. Desde las sociedades primitivas hasta las sociedades más democráticas actuales, en especial algunas del norte de Europa, o naciones como Islandia que acaba de llevar a su Primer ministro a la renuncia tras darse a conocer su presencia en los Papeles de Panamá, muestran la existencia de estos mecanismos.
El mal aparece, desde la sociedad primitiva hasta la contemporanea, en su expresión social, como una manifestación degenerada del poder, como una expropiación de ese poder que reside en la sociedad. La sociedad delega el poder al jefe de la tribu reconociendo su autoridad, pero el jefe de la tribu tiene que seguir la tradición, ejercer el poder en beneficio de la tribu, más que un gran guerrero debe ser un gran orador que a través de la palabra mantiene la tradición. Sin embargo, el deseo de ir más allá, de hacerse de más poder y dominar a los demás, ha existido desde el inicio de los tiempos. Pero también, desde ese inicio, los grupos humanos establecieron los mecanismos para desconocer y expulsar a quien deseaba imponerse. En la democracia representativa, teóricamente, delegamos el poder a otros que representan nuestros intereses. Si ellos no nos representan tendríamos el derecho a removerlos de esa representación, “la soberanía reside en el pueblo”. Hay ejemplos de democracias que aún actúan de esta manera. Sabemos que no es así en nuestro país y ahí residen la mayoría de nuestras desgracias.
La historia de la humanidad puede y debe verse a través de la antropología política. Una y otra vez la sociedad ha luchado contra los tiranos, ha buscado que el bienestar colectivo este sobre el privado. Es a través de la lucha por la democracia y los derechos humanos que se enfrentan los poderes legales e ilegales que imponen los intereses de unos cuantos a costa de la mayoría: desde el crimen organizado hasta las grandes poderes económicos.
En la sociedad contemporanea, los Estados Nación, aquel espacio donde la representatividad de los intereses colectivos podían ocupar lugar, han perdido poder frente a las grandes corporaciones. De esta manera, los grandes retos que enfrentamos a escala global, como nacional o local, quedan relegados, enfrentándonos a consecuencias desastrozas. Estas consecuencias van desde la entrega del territorio nacional, una tercera parte del territorio mexicano concesionado a las mineras, hasta el cambio climático con consecuencias catastróficas para gran parte de la humanidad, pasando por la alteración de las dietas que ha generado una epidemia de obesidad y diabetes que ha alterado la constitución física de gran parte de la humnanidad en un proceso que nunca, desde que el hombre sapiens pisó la tierra, se había presentado.citico con consecuencias catastrcera parte del territorio mexicano concesionado a las mineras, hasta el cambio climtamos a escal
Frente al cambio climático y la inacción en que está sumergida la civilización por el poder de las grandes corporaciones y la ignorancia que propagan, un grupo de 21 personajes reconocidos con el Premio Blue Planet, en los que estaban James Hansen que fue director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA y la ex Primer Ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, dieron a conocer un documento en 2012 en el que establecían: “ante una emergencia absolutamente sin precedente, la sociedad no tiene más remedio que tomar medidas drásticas para evitar un desmoronamiento de la civilización. O cambiamos nuestros modos de hacer y construimos una sociedad global de cuño absolutamente nuevo, o vendrá algo peor que nos los hará cambiar por la fuerza”. A lo que habría que agregar que si el cambio viene por la fuerza será en un momento donde los daños serán irreversibles y, posiblemente, estemos ya en una situación de cambio climático en un proceso descontrolado de retroalimentación.
Quien no quiera reconocer que el sistema basado en la premisa de que la lucha por el bienestar individual por encima del colectivo, que niega la necesidad de regulación por parte del Estado como expresión del Contrato Social, está acabando con el planeta y sumergiendo a la humanidad en un caos económico, político y social, actúa como el más radical de los terroristas. Vivimos en un sistema donde el propio poder está implantando un sentimiento de terror.
La brutal incapacidad para actuar de la humanidad frente a las graves amenazas que enfrentamos y que día a día se agudizan, tiene su causa en la resistencia de los poderes que nos han llevado a esta situación y, especialmente, en la ideología del individualismo que han implantado. Para esta ideología, el bien parte de los intereses individuales egoístas. La filosofía perenne no existe, no existen ni los valores de los creyentes, ni la ética de los no creyentes. Es la expresión Hobbesiana de que “el hombre es un lobo para el hombre”, la ideología de la industrialización, del progreso, de la competencia. Darwin dio carta de naturaleza a esa interpretación ideológica de la vida, esa interpretación creada desde el poder. La evolución puede entenderse desde otra perspectiva, desde el éxito del “Apoyo Mutuo” y no de la competencia.
La crisis civilizatoria exacerba y desnuda a Mr. Hyde. Mr. Hyde ve la catástrofe pero quiere ignorar que él ha sido su creador. Que mejor encarnación de Mr. Hyde que el candidato a la presidencia de los Estados Unidos Trump. La aparición de Trump no es una coincidencia en una civilización que entra en crisis, él representa los valores que han llevado a esta crisis. Ante la evidencia de que esta ideología y sistema lleva a la civilización al caos, resurge para afirmarse. Sanders, al contrario, encarna al Dr. Jekill, el hombre que reconoce el daño que el sistema ha causado, mira a los otros, habla de empatía, de compasión, de aquellos valores presentes en la filosofía perenne. Trump, exalta la violencia, el racismo, el individualismo, es la expresión de la antiutopia hollywoodense, las pandillas en un mundo destruido disputándose los recursos, escenas que una y otra vez aparecen en las películas futuristas estadounidenses.
La analogía entre el Dr. Jekill y Mr. Hyde con nuestra sociedad contemporanea la realizó la semana pasada Marion Nestle en México al presentar su libro Soda Politics. Taking on Big Soda (and winning) (La Política de las Bebidas Azucaradas. Enfrentando a las Refresqueras (y ganando). En esta, que es la obra más extensa y profunda sobre el daño de las bebidas azucaradas, la forma en que la industria niega los daños y cómo compra la ciencia y a los políticos, Marion señala que esta industria es como el Dr. Jekill y Mr. Hyde. El Dr. Jekill lo describe a través del presidente de Coca Cola en los Estados Unidos: un hombre al que Marion describe como de una gran amabilidad. También se refiere a esa publicidad que recoge los valores del amor, la felicidad, la solidaridad, etcetera, que pueden llevar al auditorio a las lágrimas. Y Mr. Hide que está en esa empresa que daña la salud, que miente, manipula, compra consciencias, corrompe a la ciencia y a políticos.
La analogía entre una corporación y una enfermedad mental como la descrita en la novela de Stevenson es analizada a fondo en el libro y el documental La Corporación, considerado uno de los mejores realizados en el Siglo XX. Esta obra describe el comportamiento psicópata de las grandes corporaciones multinacionales y lo hace a partir del reconocimiento de la corporación como personalidad jurídica. La comparación entre la descripción clínica de un psicópata y el comportamiento de una corporación que busca la ganancia, da luz de cómo estas entidades son maquinarias que responden a una lógica en la que el actuar con ética no encuentra lugar, donde las personas que entran a “manejarlas”, a “dirigirlas”, quedan sometidas a las leyes de la competencia despiadada de los mercados donde los valores se pierden y el sentido y dirección de la humanidad no existen, sólo la mayor ganancia.
En nuestro mundo hay territorios donde el Dr. Jekill aún tiene voz, hay otros donde Mr. Hyde pretende que sea sólo su voz la que se escuche, usando sólo una máscara del doctor.