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Gerardo Grande

12/03/2016 - 12:00 am

La Carretilla Roja

La Carretilla Roja Ediciones es un proyecto independiente creado por Mauro Quesada y Claudio Pombinho. Una editorial que apuesta por jóvenes autores y que, a casi un año de su lanzamiento, ya cuenta con varios títulos potentes.

El condensador de flujo de Walter Lezcano. Foto: Especial
El condensador de flujo de Walter Lezcano. Foto: Especial

La Carretilla Roja Ediciones es un proyecto independiente creado por Mauro Quesada y Claudio Pombinho. Una editorial que apuesta por jóvenes autores y que, a casi un año de su lanzamiento, ya cuenta con varios títulos potentes como: ¿Por qué necesitamos a Superman?, de Facundo R. Soto, con ilustración de tapa del genial Washington Cucurto; Encenderé un fuego, de Belén Iannuzzi; Cómo perder un trabajo de Rosina Lozeco; Otto y Sebastián, de Manuel Alemian; El efecto es malísimo de Nerina Álvarez Durán y El condensador de flujo de Walter Lezcano. En esta ocasión toca hablar sobre este título del poeta argentino Walter Lezcano. Además, Mauro Quesada tuvo la gentileza de responder a unas preguntas entorno al mundo de editoriales independientes.

Sobre El condensador de flujo de Walter Lezcano:
Lezcano dispara 8 poemas certeros en esta plaquette, poemas como si vinieran de un revólver Taurus de 8 tiros. Digo certeros porque al terminar este breve, pero intenso viaje, uno siente que los poemas atravesaron el cine de la mente y toca el vértigo de haber viajado en una máquina de tiempo. Los poemas se presentan con un lenguaje directo, sin un gramo de grasa, pura carne para disfrutar. El condensador de flujo forma parte de los libros que celebran la vida, celebran los encuentros sexuales fortuitos y rinden homenaje a la amistad, aunque a veces no lo parezca. Porque incluso estos motivos para celebrar también se manchan de cotidianeidad y dudas existenciales, pero dentro de ese aburrimiento hay un encuentro inesperado con la belleza

“Me señaló el atardecer.
Era un lugar común de mierda
también era hermoso.
Me quedé con esto último”

En esta plaquette saltamos en el tiempo y da la impresión que podemos conocer a un mismo personaje en distintas etapas de su vida, de una hoja a otra; de un poema a otro. Encontramos a un niño al que le cuesta comprender qué son los sustantivos abstractos y cuando lo comprende algo del peso del mundo lo clava a la tierra, también encontramos a un adolescente puñetero; y de pronto encontramos una voz poética que nos habla de la impresión que da encontrarse frente al espejo y descubrir nuevas canas, aunque el pelo blanco no sea el mayor problema

“Algo empieza a partir de ahora:
la suave despedida de la carne
el desfallecer lento de la memoria
las resacas y las erecciones
cada vez más espaciadas”

Un libro de poemas corto pero abundante y preciso. Exacto para leer en el tren rumbo a casa y jugar a la máquina del tiempo, y claro, releer en ese viaje que puede parecer rápido pero que al final resulta siempre distinto; pues ya sabemos que todo lo que se mira, todo lo que se escucha en El condensador de flujo en realidad no deja de sorprender, no deja de avanzar.

Mauro Quesada y el mundo de editoriales independientes.

¿Cuándo y cómo inicio el proyecto de La Carretilla Roja?
El proyecto empezó básicamente desde el deseo y las ganas. Hace un tiempo que quería crear una editorial. Lo fui madurando hasta que aproximadamente en septiembre de 2014 encontré una idea de formato que me permitiera hacerlo. Luego me di cuenta de que solo no lo iba a poder hacer, así que hablé con Claudio Pombinho, un periodista y narrador que vive en Monte Grande (cerca de mi casa), a quien conocía poco pero que siempre charlábamos de literatura y edición. Entonces le propuse hacerlo, comenzar una editorial artesanal de libros de bajo costo para que lleguen a la mayor cantidad de lectores posibles. Ya la elección del nombre nos demandó unas cuantas charlas. Y así se fue dando todo de a poco, cada vez más convencidos y conformes de lo que estamos haciendo.

Das un taller de poesía y entiendo que en este taller participa Nerina Álvarez, una de las voces más recientes de la poesía en el Gran Buenos Aires, ¿cómo fue que decidiste publicar a los otros dos autores?
Cuando empezamos el proyecto tuvimos una sensación extraña: no había libros para publicar. Entonces surgió la idea de empezar a laburar con los poemas de Nerina porque nos gustan muchísimo y era toda una apuesta. Luego le pedimos a Walter Lezcano que nos mandara algo que se ajustara al formato plaquette que habíamos pensado. Y faltaba un autor más para comenzar. Leyendo una antología de poetas jóvenes me crucé con algunos poemas de Rosina Lozeco, que me gustaron muchísimo. Además, al ser ella de Santa Fe, era un buen comienzo para que la editorial cumpla uno de los objetivos que es no centrarse solamente en lo que pasa en la Ciudad de Buenos Aires sino abrir el juego. La cuestión es que a los pocos días de convocarla Rosina nos envió esa hermosa serie de poemas que es Cómo perder un trabajo.

¿Qué piensas del auge de editoriales independientes que se vive no sólo en Argentina, sino en el resto de Latinoamérica?
Es muy saludable. Soy un convencido de que la oferta genera demanda. En términos más amables: más poetas y más editoriales generan más lectores, poetas y editoriales. Y así, espero, hacia el infinito.

Háblanos de las ventajas y dificultades de crear una editorial independiente.
Ventajas. Es una obviedad, pero la independencia y la autonomía de no tener que rendir cuentas a nadie. Editar por gusto e intuición. Hacer llegar los libros muchas veces de manera personal, hablando con los lectores en ferias y eventos le dan un carácter muy cálido a todo.
Dificultades. Las que se te ocurran. Problemas con la distribución, poca difusión, dificultades con la financiación y con las ventas. Pero no nos quejamos para nada, ya sabíamos cómo era esta cuestión. Si buscáramos hacer plata no hubiéramos hecho la editorial.

¿Te gustaría mencionar una o algunas editoriales argentinas que consideras que marcaron un hito en el mundo literario independiente?
Habiendo, afortunadamente, una cantidad impresionante de editoriales independientes que hacen o hicieron un gran trabajo, voy a nombrar solo dos. La primera es Vox, que está en el ruedo hace más de 20 años y tiene un catálogo imprescindible. Y la segunda y última es Spiral Jetty, que si bien duró poco tiempo marcó una forma de editar obras heterogéneas, experimentales, manteniendo un concepto propio muy potente. Además Spiral nos sirvió de inspiración y una especie de mensaje que nos decía que era posible realizar nuestro proyecto.

¿La Carretilla Roja recibe propuestas de libros para publicar, o ustedes se encargan de buscar a los próximos autores?
Un poco y un poco. Las cosas se van dando a medida que avanzamos. Tratamos de pensar muy bien cada publicación.

¿Qué sigue en La Carretilla Roja?
Estamos trabajando en varios, pero el primero que saldrá es Otto y Sebastián, de Manuel Alemian. Es un libro que va a sorprender, es tan original como maravilloso.

¿Algo que quieras añadir?
La idea que tenemos en La Carretilla Roja es seguir y seguir, tratando de aprender como editores y que la editorial logre tener un catálogo heterogéneo y consistente.

Gerardo Grande
Gerardo Grande (Ciudad de México, 1991). Poeta. Publicó La edad atómica (La Bella Varsovia, Córdoba, España, 2014), Fiesta brava (Neutrinos, Entre Ríos, Argentina, 2015), Seguir (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, Argentina, 2016). Es co-compilador de Astronave, panorámica de poesía mexicana 1985-1993 (UANL-UNAM, México, 2015).

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