Van seis años, y los que falten

02/02/2016 - 12:01 am
Van seis, y los que falten... Foto: Cuartoscuro.
Van seis, y los que falten... Foto: Cuartoscuro.

Es difícil escribir cuando se te arruga el corazón, y cómo no sentirse así.

Cuando salimos de la misa en honor a los padres, hijos y esposos de los asesinados en Salvárcar, el padre de uno de ellos se me acercó y con una serena, e increíble decisión, me dijo: “Van seis y los que falten… pero lograremos justicia”.

El lunes iniciaron una vigilia; dedicarán un día a cada caído y lesionado, y permanecerán hasta que llegue el Papa y los reciba a su misa, donde todos buscarán otra vez consuelo. Se mantienen unidos y respetuosos de la Ley y las instituciones, pero las instituciones no han sido recíprocas con ellos.

El Gobernador del estado se niega a firmar la Ley de Víctimas, la PGR se niega a investigar el crimen como un acto de la delincuencia organizada, aun a pesar de que el líder de La Línea (brazo armado del Cártel de Juárez) así lo aceptó.

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (de la Segob), se niega a reconocer que ellos son víctimas de un delito federal, y sostiene que fue un crimen menor; la Comisión Nacional de Derechos Humanos, mantiene congelada una solicitud de auxilio que le hicieron desde julio del 2015, ni siquiera han tomado el acuerdo de trámite.

Pero mientras tanto, como el resto de las familias mexicanas, se reúnen todos, rescatan las sonrisas, los bebés de entonces corretean en la plaza que recuerda el crimen; los niños se han vuelto jóvenes, flirtean y se burlan con los demás, y los sobrevivientes salen de la depresión postraumática por un instante. Los padres han envejecido notablemente.

Llegan con globos blancos y rosas, y han depositado su amor dentro de cada uno que se elevará buscando el alma de los caídos. El simbolismo es enorme: llevan la esperanza de comunicarle a su ser querido “te extraño, te quiero, lucho por ti”.

Una ráfaga de viento del desierto se lleva todos los globos, rápidamente; abajo quedan rostros cubiertos de lágrimas y una ovación de aplausos, que fortalecen el mensaje y la esperanza de justicia.

Van seis, y los que falten...

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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