Gerardo Grande
09/01/2016 - 12:00 am
Pequeña apología de las editoriales independientes
Hace poco en casa de un editor se discutía sobre las desventuras que algunos escritores viven con editoriales transnacionales.
Desde hace varios años existe una proliferación de editoriales encabezadas por jóvenes escritores. Estos proyectos buscan ofrecer propuestas literarias distintas de los libros editados por los grandes sellos; surgen a cualquier hora del día y hasta por debajo de las piedras. Algunos comienzan por la necesidad de un escritor de autopublicarse, después edita a sus amigos y los libros se distribuyen en fiestas o encuentros de publicaciones independientes; sin embargo, la mayoría de las veces estas editoriales desaparecen de un día para otro, es decir, tal y como surgieron.
Otros sellos surgen por inquietud de un grupo de amigos de reunir en una colección a un género literario o generación de escritores en específico. Está el caso de algunas editoriales que comienzan como independientes y con el paso de los años, como consecuencia de un arduo trabajo y algunas alianzas con editoriales estatales o gracias a que obtienen premios de fomento a la edición, logran posicionarse en un nivel que se aleja, al menos en financiación, a la idea de un proyecto independiente. También, cada vez son más los eventos que reúnen a estas publicaciones. Eventos que comienzan con venta de libros y terminan en fiestas y bailes, como debe ser. Pero, ¿qué se busca al realizar estos proyectos?
Hace poco en casa de un editor se discutía sobre las desventuras que algunos escritores viven con editoriales transnacionales. Decían que muchas veces, al publicar con estas, los autores se llevan un mal sabor de boca cuando descubren que su obra no es difundida como el escritor pensaba o que la editorial no lo lleva a todas las ferias y encuentros nacionales e internacionales donde vende sus libros, sólo por citar algunos de los muchos problemas que pueden llegar a surgir. Pero en esa plática no se habló de los movimientos de las editoriales independientes. ¿Será que a los autores reconocidos no les interesa publicar en estas editoriales pequeñas? Digo pequeñas en cuanto a distribución, ¿será que, a estos proyectos, no les interesa publicar autores de amplia trayectoria?
Es obvio que no se puede generalizar, pues sólo por poner un ejemplo está el caso del escritor argentino César Aira, que ha editado buena parte de su obra en cartoneras y editoriales hechas por jóvenes; quienes distribuyen sus libros de mano en mano. Creo que muchas veces se puede llegar a menospreciar el trabajo de los proyectos independientes porque se piensa que al ser autogestivos no cumplen con la calidad de impresión, encuadernado y hasta literaria, este último punto ambiguo y complicado de definir.
Sin embargo, he tenido la oportunidad de conocer proyectos independientes que nada le piden en estos tres puntos anteriores a las grandes editoriales y que, además, toman muy enserio y con entrega su trabajo, tal es el caso de desde un tacho ediciones y Escrituras Indie, en Argentina; 2.0.1.5, Mantarraya ediciones y Literal, en México; La Bella Varsovia o El Gaviero Ediciones en España o Mecánica giratoria en Ecuador. He escuchado a escritores muy contentos de publicar en este tipo de sellos. Aseguran que el autor se siente en casa. Qué sorpresa se lleva el escritor cuando termina la lectura y ve que sus libros desaparecen de la mesa de ventas. Será que estas plataformas están hechas de un material más suave y flexible, donde, es cierto, el escritor se puede sentir en casa.
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