Antonio Salgado Borge
04/09/2015 - 12:03 am
El Presidente inmigrante
En el sentido más amplio de la palabra, un inmigrante es un ser humano o de otra especie animal que deja su lugar originario para instalarse en otra parte. No sólo son inmigrantes, por lo tanto, aquellas personas que llegan a un país extranjero para buscar un futuro mejor, como los miles de sirios que […]
En el sentido más amplio de la palabra, un inmigrante es un ser humano o de otra especie animal que deja su lugar originario para instalarse en otra parte. No sólo son inmigrantes, por lo tanto, aquellas personas que llegan a un país extranjero para buscar un futuro mejor, como los miles de sirios que en estos días intentan dramáticamente refugiarse en Europa de la guerra, sino cualquier individuo que se sabe instalado en un espacio diferente al que le vio nacer.
El músico y poeta estadounidense Bob Dylan emplea magistralmente este término en su canción titulada I Pity The Poor Inmigrant (Me compadezco del pobre inmigrante) para denotar una especie de inmigrantes que, a pesar de ser abundantes, pocas veces son concebidos como tales:
“Me compadezco del pobre inmigrante
Que desearía haberse quedado en casa
Que usa todo su poder para hacer mal
Pero al final se queda siempre tan solo
Un hombre que con sus dedos engaña
Y que miente en cada suspiro
Que apasionadamente odia su vida
Y que igualmente le teme a la muerte…”
La letra de Dylan podría estar aludiendo a aquellos habitantes de este planeta que se encuentran físicamente en una comunidad, pero que han abandonado el contrato que registra el proyecto compartido por la mayoría de los humanos en aras de acumular, a toda cosa, poder y riquezas. Inmigrantes aún sin haber abandonado su lugar de nacimiento, este tipo de personas, como muchos de quienes que se saben lejos de casa, en algún punto resentirían las consecuencias de sentirse siempre extranjeros rechazados por el resto de la sociedad.
México tiene un Presidente inmigrante. Enrique Peña Nieto ha llegado a gobernar un país mucho más complejo y democrático que el Estado de México, y todo parece indicar que desde entonces no ha podido sentirse cómodo en un entorno al que no pertenece.
La más reciente prueba de ello es el Tercer Informe de Gobierno llevado a cabo el pasado miércoles. En su mensaje, el Presidente ofreció a los mexicanos un batido compuesto por una impresionante cantidad de cifras convenientemente contextualizadas, una breve autocrítica apenas políticamente correcta y una arenga final desbordante en optimismo –real o fingido- cuya desconexión con la realidad terminó por conferirle a su exultación un aire más bien macabro.
En este mismo sitio Adrián López Ortiz afirmó en su artículo del pasado jueves que “la mayor debilidad del actual G obierno de Peña Nieto: esa resistencia brutal a reconocer que hay muchas cosas por arreglar en este país. Su incapacidad para ser más incluyente, su carácter impermeable a la pobreza, el dolor y la desigualdad”, y un editorial de la redacción de SinEmbargo se tituló inmejorablemente ¿Dónde se saca visa para el México de EPN?
“….Me compadezco del pobre inmigrante
Cuya fuerza es consumida en vano
Cuyos cielos son como ficciones
Cuyas lágrimas son como la lluvia
Que come, pero no está satisfecho
Que oye, pero no ve
Que se enamora de la riqueza misma
Y me da la espalda a mí…”
Formado de acuerdo a los usos y costumbres del priismo del Estado de México, Peña Nieto he hecho su carrera respondiendo a los diferentes problemas a los que se ha enfrentado acudiendo a bien cobijados discursos similares al de su más reciente informe. A lo largo de su trayectoria política nuestro Presidente no ha necesitado más, por lo que difícilmente puede apreciar que después de darle la espalda a sus gobernados con temas como la “casa blanca”, las reformas estructurales, Iguala, Tlatlaya y la devaluación entre muchos otros factores, su relanzada estrategia de comunicación y sus decálogos resultan completamente estériles.
Como Mahoma y la montaña, antes que adaptarse a los tiempos y circunstancias, la estrategia presidencial se enfocó en convertir al país en un “estadote de México” lo suficientemente rápido como para poder hacer funcionales los modos empleados durante período como gobernador de esa entidad. La metodología empleada para ello incluye -pero no se limitan a- la colonización de los partidos de oposición, la asignación de contratos multimillonarios a sus contratistas favoritos, las masivas campañas publicitarias, la verticalidad absoluta y la compra de medios de comunicación. Sin embargo, su bajísima aprobación evidencian que, por más esfuerzo y dinero invertidos, algo no esta funcionando como se esperaba.
Como parte de sus más recientes tácticas de control de daños, la presidencia ha intentado acercarse al segmento de la población que más lo reprueba: los mexicanos que cuentan con acceso a internet; es decir, los jóvenes de clases medias y altas.
El video en que se aprecia a Enrique Peña Nieto dejando caer la banda presidencial fue tan sólo su más reciente –y fallido- intento de presentarse como un mandatario más moderno y cercano a los cibernautas. En el marco de su tercer informe, Peña pensó que podía transmitir en vivo los preparativos para su momento estelar; sin embargo, después del ya célebre accidental resbalón de la banda presidencial, en el video quedó registrado un incómodo comentario de nuestro Presidente: “están escuchado todo”, dijo, al tiempo que señalaba la cámara con gesticulaciones y miradas incisivas a un colaborador fuera de cuadro que le explicaba algo sobre una fotografía. Acto seguido, se escucha a Peña preguntar si la transmisión continúa, para después volver a dirigirse a los internautas con el fin de explicarles el orgullo que representa portar la banda presidencial.
…Me compadezco del pobre inmigrante
Que pisotea en el lodo
Que llena su boca de risa
Y que construye su ciudad con sangre
Cuyas visiones en el último fin
Deben romperse como el cristal
Me compadezco del pobre inmigrante
Cuando su alegría llegue a pasar
El Presidente es reprobado por el grueso de los mexicanos en buena medida porque no ha podido encontrar cabida en un entorno plural al que no pertenece y en el que siempre hay cámaras transmitiendo y ciudadanos observando lo que hace.
Excurso.
Muchas felicidades a Carmen Aristegui y a todo el equipo de Aristegui Noticias por haber obtenido merecidamente el Premio Nacional de periodismo 2014 gracias a su reportaje La casa blanca de Enrique Peña Nieto. Felicitaciones también a los integrantes del jurado, quienes estuvieron a la altura de los actuales tiempos y sus complicadas circunstancias.
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