Yoda me entiende

30/08/2015 - 12:00 am
-Imposible nada es. Difícil, muchas cosas son. Imagen: Tomada de Internet
-Imposible nada es. Difícil, muchas cosas son. Imagen: Tomada de Internet

(NOTA: Las frases en itálica son originales del Jedi Master)

-Mjm… oído de esta mujer he. Caros tus gustos son, mi joven padawan.

-Ya lo sé, maestro Yoda, pero me he enamorado. Y parece irreversible.

-De otra galaxia tu mujer viene. Desaprender lo que has aprendido deberás.

-Sólo dígame qué tengo que hacer. Estoy dispuesto. De verdad que estoy dispuesto a intentarlo.

-Haz o no hagas. No hay “intentar”.

-Vale. Es que a veces de verdad no entiendo: todo está bien y de un día para el otro se vuelve loca y…

-Loca, no. Complicada, sí.

-La gente espera vidas enteras para tener lo que nosotros tenemos. Muchos nunca lo encuentran. Nuestra vida es tan cercana a lo perfecto que…

-Acción, el hombre necesita. Drama, la mujer necesita.

-¿Por qué? ¿Por qué no puede ser feliz, simplemente?

-Clara tu mente debe estar, si has de encontrar a los villanos detrás de esta intriga.

-Es imposible. ¿Cómo puedo tener la mente clara si cada dos por tres pone la relación en entredicho?

-Imposible nada es. Difícil, muchas cosas son.

-Es que, maestro, ¡de verdad! Somos tan felices… no hay grandes desacuerdos entre nosotros, con todo y que venimos de lugares tan distintos y somos opuestos casi totales. ¿Por qué le busca tres pies al gato?

-Tres pies, el gato tiene.

-Bueno, cinco, lo que sea. ¿Por qué ese afán de encontrar problemas donde no los hay?

-En oscuro lugar nos encontramos, y un poco de conocimiento ilumina nuestro camino. Así que dime: ¿a qué se dedica?

-Escritora.

-Ah… dos vidas ella vive. Pasión constante ella necesita.

-¡Hay mucha pasión! Grandes pasiones. Gran…

-El tamaño no importa. Mírame a mí. Me juzgas por mi tamaño, ¿eh? Y no deberías…

 

-Ay, maestro, no me refiero a eso…

 

-¡Seres luminosos somos! ¡No esta materia bruta! Y ella lo entiende porque en el universo literario habita. Doble residencia ella tiene. Doble vida y dobles ambiciones, también. Amar y ser amada, en la vida real. Amar y ser amada, entre las letras.

-La quiero. Estoy ahí, siempre. No entiendo qué más quiere que haga.

-Si ningún error has cometido, y sin embargo perdiendo estás… un juego diferente deberías jugar. Vanidosa, tu escritora es. Leído demasiado y visto demasiadas comedias románticas, ella ha, y hambrienta de estas grandes historias siempre estará.

-La vida real no es así.

-Real o no real… comprender cuál es cuál complicado es. Lo verdadero y no lo real, es lo que debes buscar. Tu Verdad y no tu Realidad, es lo que tu escritora quiere ser.

-¿Mi Verdad?

-Como un planeta es este amor. Sobre la tierra los asuntos cotidianos transcurren. Las cuentas, los prediales y las verificaciones enlodados están. Reales, son.

-¿Cómo es que viviendo en Dagobah sabe usted de verificaciones?

-¿Gané éste trabajo en un sorteo, piensas? ¿”Cómo supiste, cómo supiste, Master Yoda”? Master Yoda sabe esas cosas. Su trabajo es.

-Vale. Continúe, por favor.

-Océanos profundos hay después. En estas aguas los asuntos de la mente transcurren. Conceptos, fantasías y planes entre corales revolotean. Tu trabajo y su trabajo. Su inteligencia y la tuya. Fascinante el plano de las ideas es.

-¡Sí! ¡La quiero en ese plano! ¡Leo todo lo que escribe! ¡Le digo lo inteligente que es muy seguido! Discutimos y aprendemos cosas. Llegamos a acuerdos lógicos. Eso es, ¿no? La inteligencia, el mundo de las ideas. Eso tiene que ser. La “verdad”.

-Muchas de las verdades a las que nos aferramos dependen de nuestro punto de vista, y de escritor el tuyo no es.

-No. Ingeniero soy. Digo: soy ingeniero.

-Hermosos y coloridos los profundos océanos son. Variedades de criaturas en ellos habitan y la contemplación de los arrecifes de la mente el amor fortalece. Más La Verdad, el agua no es.

-¡Argh! ¡Entonces no entiendo! ¿Dónde está esta p*** verdad?

-¡No puedo enseñarle! El chico no tiene paciencia. 

-Discúlpeme, Yoda, pero si no es en la rutina y no es en la mente, ¿dónde es? Explíquemelo así, en un par de frases. No puede ser tan complicado. He estado en otras relaciones, ¿sabe? Tengo experiencia. Dígame la clave y ya, voy a entenderlo. Soy muy inteligente, créame. Ella se lo diría.

-Es una falla más y más común entre los Jedi. Demasiado seguros de ellos mismos son. Incluso los más viejos, con más experiencia.

-¿Viejo? ¡No soy viejo! ¡Usted es viejo!

-Cuando novecientos años alcances, tan bien como yo no te verás, ¿hmmmm?

 

-¡Ya tuve suficiente! ¿Qué va a saber del amor un gnomo verde que vive en un lodazal?

-Que tú, mucho más.

-Al demonio con esto. Yo me tomo el primer ferry de vuelta a la Tierra.

-No si al respecto algo que decir tengo yo.

-¡Ah! ¿No me va dejar ir? No me importa. Voy a pedir un Uber-Wookie.

-Buenas relaciones con los Wookies, tengo.

-Ya. Entonces voy a tener que partirle la madre.

(Forcejean. El aprendiz es derrotado e inmovilizado por Yoda en cuestión de segundos)

-Mucho que aprender, todavía tienes.

-Me queda claro. ¿Me puede soltar, por favor?

-Paciencia deberás tener, mi joven padawan.

-No entiendo, ¿por qué no me deja ir? ¿Qué le importa lo que pase entre mi mujer y yo?

-¿Crees que Yoda deja de enseñar si su estudiante no quiere escuchar? Master Yoda es. Yoda enseña como los borrachos beben, como los asesinos asesinan.

-Vale, pues, termine de una vez. En la Tierra ya son más de las diez y ni con tráfico de quincena me va a creer que vengo de la oficina.

-Bajo la tierra y los mares la Verdad vive. Más allá de la piel y más allá de la mente, de los días y de las ideas. En el fuego que a los volcanes alimenta, la Verdad respira. En el latido que, desde lo más profundo del planeta, crea vida. Esa Verdad eterna tu escritora busca ser. Amada sin conceptos y sin planes, en el perpetuo hoy que perpetuo mañana es.

-Ah…

-Que ella es la única desde siempre y para siempre, transmitirle debes. Que belleza más allá de la suya nunca ha existido, pues pupilas antes de mirarla, no tenías.

-Entiendo… pero me da miedo. Me da miedo no poder transmitir todas esas cosas. La escritora es ella.

-El miedo es el camino hacia el lado oscuro: el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento, el sufrimiento al lado oscuro. Profundo amor en tus ojos veo. Paciencia con tu mujer ten, enojarte por culpa de su inseguridad evita, y tus silencios ella a leer aprenderá.

 

-O sea… le digo que es la más hermosa y sigo haciendo todo lo demás como lo he hecho.

-Básicamente.

-O sea… que cada tanto se volverá loca y no puedo hacer nada para evitarlo.

-Difícil de ver. Siempre en movimiento está el futuro.

-Bueno, sí, pero lo más probable es que…

-¡Siente la Fuerza! Si encontrarla no puedes, en tu interior y no fuera deberás mirar.

-OK… Pues me voy, Yoda.

-Que la Fuerza esté contigo.

 

-Gracias. Oiga, una última pregunta.

-¿?

-¿Por qué tiene que hablar así… tan raro? ¿Por qué la complicación gratuita, maestro?

-“A”. Maestra.

-Ya…

Lorena Amkie
Nació en la Ciudad de México en 1981. Su idilio con las palabras empezó muy temprano y la llevó a pasearse por la poesía, el ensayo y el cuento, para encontrar su hogar en la novela. Graduada de Comunicación por la Universidad Iberoamericana, ha publicado la trilogía gótica para jóvenes Gothic Doll (Grupo Planeta) y la novela El Club de los Perdedores. Imparte talleres de escritura creativa y colabora con distintos medios impresos y digitales. Su cercanía y profundo respeto hacia su público, así como su estilo franco y nada condescendiente, le han valido la atención de miles de jóvenes en México y Latinoamérica, situándola como una de las autoras de literatura juvenil más interesantes en el mundo de habla hispana actualmente.
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