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Antonio Salgado Borge

28/08/2015 - 12:02 am

El mercado del silencio

En nuestro país el silencio se ha convertido en una poco costosa mercancía que hoy puede ser comprada y vendida en el mercado negro prácticamente por cualquiera. A finales del año pasado, directivos de SinEmbargo interpusieron una denuncia después de haber sufrido agresiones y acoso por parte de mensajeros anónimos. En aquellos días, Carmen Aristegui […]

En nuestro país el silencio se ha convertido en una poco costosa mercancía que hoy puede ser comprada y vendida en el mercado negro prácticamente por cualquiera.

A finales del año pasado, directivos de SinEmbargo interpusieron una denuncia después de haber sufrido agresiones y acoso por parte de mensajeros anónimos. En aquellos días, Carmen Aristegui entrevistó a Alejandro Páez Varela, director de contenidos de este diario digital, quién describió con claridad la naturaleza de los ataques. Cuando ya terminaba la conversación, Carmen incorporó la llamada de Adrián Rubalcava, entonces Delegado de Cuajimalpa y próximo Diputado de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal por el PRI. Las fotos de Rubalcava ataviado en ropa militar y portando armamento que habían sido difundidas por SinEmbargo coincidían con las amenazas. El político priista desconoció al aire la relación entre ambos hechos.

Esta semana SinEmbargo ha dado a conocer varias entregas de un reportaje de Humberto Padgett y Linaloe R. Flores que detalla el contenido de las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Federal (PF) y la FEADLE derivadas de las denuncias arriba referidas. Estos organismos intervinieron conversaciones telefónicas en donde se registra que Adrián Rubalcava es el líder de un grupo de personas, entre las que se encuentra el “Jefe de Análisis de Contenido” de Televisa, de nombre Juan Carlos Zaragoza Ríos, dedicadas a extorsionar, amenazar y difamar periodistas. También figuran en esta trama una representante de artistas de esta televisora y una funcionaria de la propia FEADLE, cuya colaboración fue comprada por el grupo delictivo.

Los resultados de la investigación sobre este caso han retratado, con una crudeza escalofriante, cómo se conforman y la lógica con que operan en México células cuyo objetivo es vender silencio a aquellos políticos a los que resulta incómoda la voz de algún medio o periodista. Ahora sabemos que la organización dirigida por Rubalcava cuenta con varios clientes y víctimas en su haber; es decir, no es ningún ente improvisado diseñado exclusivamente para amedrentar a los directivos de SinEmbargo. Entre sus víctimas también figuran Aristegui Noticias, Cuna de Grillos y probablemente el periódico Reforma.

Considerando las sobradas pruebas del grado de indefensión en que se ejerce en nuestro país el periodismo y los modos corruptos de buena parte de nuestros Gobernantes, sería ingenuo suponer que esta red es única en su tipo. En el reino de la impunidad, todo aquello que gracias a la impunidad puede ocurrir, terminará ocurriendo. El entorno permite y fomenta que el modo de operación de este grupo de delincuentes sea fácilmente producible, por lo que seguramente existen en nuestro país múltiples células similares.

Es también muy preocupante la forma en que algunos de los medios masivos empleados por la estructura de poder para reproducirse hayan venido fusionando sus organigramas, directa o indirectamente, con los de grupos abiertamente criminales. El caso más representativo es, desde luego, el de Televisa. Desde hace años se han documentado casos de trabajadores de esta empresa que tienen algún tipo de relación con actividades ilegales. Si bien no tiene sentido detenerse en este momento en cada uno de estos casos, sí es necesario señalar que los delitos que se les atribuyen a los implicados van desde presuntas asesorías a líderes criminales hasta el transporte de cantidades multimillonarias de efectivo.

Con la información actualmente disponible es imposible saber hasta qué nivel del organigrama de esta televisora llega el conocimiento de este tipo de actividades por parte de sus empleados. Lo cierto es que, considerando la frecuencia y cantidad de los casos documentados, esta empresa ya debería haber reaccionado de forma enérgica y ejemplar. Una cosa es solapar o encubrir las actividades ilícitas de quienes están en el poder contra la prensa y otra muy distinta ser participante activo en las agresiones.

El tercer y último integrante principal en el mercado exhibido por esta trama es el personaje político involucrado en ella. Por una parte, las transcripciones dejan en claro que Rubalcava no tiene empacho en mandar a amedrentar a aquellos medios que desea silenciar. Sería ingenuo suponer que está sólo. En los últimos dos sexenios los Gobiernos federales y muchos Gobernadores han demostrado muy poco respeto al ejercicio del periodismo. La cantidad de periodistas asesinados ha sido documentada puntualmente por Artículo 19, muchos otros han tenido que desplazarse –recordemos el caso Narvarte- o cambiar de profesión y a valientes como Pedro Canché el acoso los ha llevado a la cárcel. A Carmen Aristegui la magistral investigación sobre la “casa blanca” le costó su salida del aire; un caso de censura evidente. El enorme espacio de Carmen ha quedado vacío y hoy se le extraña más que nunca.

Pero también queda muy mal parada la FEADLE, fiscalía que debería defender a los periodistas mexicanos. Ya aprendimos que bastan $4,000 para que un funcionario que debería velar por la seguridad sus protegidos comience a voltear hacia otra parte en lugar de hacer su trabajo. Lo mismo ocurre en todo el país con las diversas autoridades que deberían realizar acciones preventivas o correctivas para proteger a los periodistas.

Un fragmento de la conversación entre Juan Carlos Zaragoza Ríos, empleado de Televisa, y un hombre identificado como “Serch” revela que muchos de los participantes del mercado del silencio no tienen idea de la naturaleza o del alcance de sus acciones:

Juan: Este, él dice, no, yo voy a hacer una investigación y bueno, ahí Adrián (Ruvalcaba) le dice al de SinEmbargo, mira, no te preocupes, es más, yo, yo este, me comprometo a que vamos a llegar a investigar, bla, bla, pero pues dándole como pan con leche, ¿no?

Serch: Ajá.

Juan: Pero nada más, así como para zafarse la onda es que yo creo que el de SinEmbargo pues sí siguió ahí con el miedo de ah, no es que es libertad de expresión, porque lo que quiere el de SinEmbargo es libertad de expresión, tirarle a cualquiera”.

Los medios  que ejercen su libertad de expresión son hoy la última línea de batalla ante los abusos de nuestra clase política.  En medio de la adversidad, un puñado de medios, digitales o tradicionales, independientes y congruentes han sido capaces de poner en predicamento a nuestros Gobernantes y de mantener la esperanza de que las cosas puedan algún día ser diferentes. No me parece exagerado afirmar que de su supervivencia depende en buena medida el futuro de nuestra democracia

La buena noticia es que muchos lectores, periodistas y medios mexicanos están conscientes de que la libertad de expresión no es un capricho personal, y que no parecen dispuestos a permitir que aquellos que la defienden y sostienen, como “el de SinEmbargo”, sean silenciados.

@asalgadoborge

Antonio Salgado Borge

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Antonio Salgado Borge
Candidato a Doctor en Filosofía (Universidad de Edimburgo). Cuenta con maestrías en Filosofía (Universidad de Edimburgo) y en Estudios Humanísticos (ITESM). Actualmente es tutor en la licenciatura en filosofía en la Universidad de Edimburgo. Fue profesor universitario en Yucatán y es columnista en Diario de Yucatán desde 2010.

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