Sigue sin aclararse el gasto en publicidad oficial… para muestra un calcetín

24/08/2015 - 12:00 am

Oscar Arredondo Pico Investigador de Fundar,

Centro de Análisis e Investigación,

       en colaboración con Sofía Gutiérrez Pulido.

 

Regular los exorbitantes gastos gubernamentales en publicidad oficial es un pendiente que el presidente Enrique Peña Nieto viene cargando desde su campaña. En aquel entonces se  comprometió a crear mecanismos para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en ese rubro. Lejos de cumplir su promesa, el problema parece agudizarse. Los datos que arroja la cuarta edición del  índice de acceso al gasto en publicidad oficial en entidades federativas “La libertad de expresión en venta. Acceso a información y censura indirecta en publicidad oficial”, que se presentará el próximo miércoles 26 de agosto, son contundentes para dimensionar la lamentable situación de este despilfarro.

El Índice de publicidad oficial elaborado por ARTÍCULO 19 y Fundar, Centro de Análisis e Investigación, adelanta que las entidades federativas gastaron 5 mil 639 millones de pesos en publicidad oficial sólo en 2013. Muy pocos estados son capaces de señalar a dónde van dichos recursos. Pese a los inconcebibles montos, no es posible  demostrar la utilidad pública de la información que difunden. Además, la mayoría de la comunicación gubernamental  en medios nos satura de imágenes y verborrea sin difundir nada relacionado con mecanismos para acceder a derechos derivados de programas y servicios públicos, conocer campañas o políticas emergentes, preventivas o sanitarias, y tampoco se percibe propaganda destinada a habilitar a los ciudadanos para exigir rendición de cuentas.

Por otro lado, el periódico Reforma publicó una encuesta de popularidad de Enrique Peña Nieto, realizada entre el 23 y el 29 de julio a 1,200 personas, en la que se señala que el mandatario está en su nivel más bajo de aprobación entre los mexicanos,  pues apenas logra un 34 por ciento. Sin embargo, el gasto que realizó en difusión en tan sólo dos años de su gobierno, alcanzó los 14 mil 663 millones de pesos. En este sentido, es de destacar que nunca un presidente había gastado tanto en promover su gobierno con resultados tan desastrosos en la opinión pública.

En este contexto, el pasado sábado 15 de agosto en un evento denominado “Carrera Molino del Rey” el presidente corrió 10 kilómetros y sin gastar siquiera un peso en publicidad oficial, la sola cobertura del evento fue de un interés inaudito, pues debido a la ya arraigada costumbre de los usuarios de internet de magnificar los errores del mandatario, muchos aprovecharon para exhibir que se puso los calcetines al revés para confrontar las críticas, el presidente subió una foto en su cuenta de Twitter con el mensaje: “Aclarando el #calcetagate”. La imagen se convirtió en tendencia mundial y logró estar en la boca de miles de personas. Consiguió un éxito de difusión sin carretadas de dinero, y con sólo tuitear dicha imagen se posicionó en la opinión pública. Claro, de manera negativa pero efectiva.

No hay una estrategia de información a la ciudadanía, pero sí nos saturan de mensajes prometedores de cosas que supuestamente vendrán mañana. Persiste la difusión de informes con campañas proselitistas encriptadas, por ejemplo ¿qué hace un habitante de Sonora viendo anuncios del informe del gobernador de Chiapas o de qué le sirve a la gente de 26 estados ver al Gobernador de Puebla presumir logros? ¿Cómo no puede esto enfadarnos si se viola la constitución flagrantemente con esos despropósitos?

La propaganda del Estado debe de tener objetivos claramente públicos, enfocados al bien común y a la difusión de derechos y servicios para la sociedad. Sin embargo, resulta ser un gasto cuestionado siempre por su bajo impacto y sus montos irracionales completamente ajenos a las prioridades del país, y es que el Artículo 21 de la  Ley de Presupuesto y Gasto Público Federal, señala que cuando se requieran hacer ajustes al gasto público tienen que realizarse en orden de prioridades, siendo los gastos de comunicación social el primer rubro en recortar.

Una de nuestras virtudes como mexicanos es que tenemos la capacidad de mofarnos de nosotros mismos. Si queremos cambiar esto, deberíamos ser capaces de no cruzar la fina línea entre lo que pueda resultar una bufonada y causarnos vergüenza. En Twitter, la etiqueta #calcetagate fue viral, es decir, uno de los temas más vistos a nivel mundial. ¿De qué sirve aclarar  el escándalo de unos calcetines, y no se esclarecen temas relevante como lo es el gasto millonario en publicidad oficial?

Sin olvidar, también que hay otros temas pendientes: Ayotzinapa, Tlatlaya, la Casa Blanca, Apatzingán, la caída del petróleo, la subida del dólar, etcétera. Mientras esto se aclara, los esperamos en la presentación de la cuarta edición del índice de acceso al gasto en publicidad oficial en las entidades federativas, este 26 de agosto.

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Centro de Análisis e Investigación, para la capacitación, difusión y acción en torno a la democracia en México.
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