Los bichos y la cruda

28/06/2015 - 12:01 am

¡¡Urge que nos digan dónde están los 43 normalistas!!

Aunque parezca increíble hay personas que a pesar de ingerir cantidades excesivas de alcohol no han conocido la cruda en toda su vida y son la envidia de muchos. Entender porqué pasa este fenómeno ha llevado a numerosos grupos de científicos a proponer hipótesis y explorar las posibilidades, que si la genética, que si la alimentación, que si la edad del bebedor, que si tomar suficiente agua; el hecho es que ya se conoce muy bien como se metaboliza el alcohol en el cuerpo y porqué es tóxico, pero aún faltaba por describir algunas diferencias entre individuos que parece que no estaban relacionadas con la genética de los individuos.

En primer lugar hay que especificar que el alcohol es tóxico para el cuerpo humano porque las enzimas del hígado que metabolizan la molécula de etanol, la rompen y como producto se obtiene otro compuesto que es altamente tóxico, el acetaldehído. Las enzimas que procesas el alcohol son variables y tienen diferentes tasas de actividad, por lo que dependiendo de cuál enzima tengas, tendrás una menor o mayor cantidad de acetaldehído circulando por el cuerpo cuando consumes alcohol. La exposición al acetaldehído se ha relacionado con el cáncer, el enrojecimiento de la cara y también con aletargamiento cerebral característico de las borracheras.

Sin embargo algunos síntomas tras la ingestión de alcohol no podían ser explicados únicamente por la acumulación de acetaldehído. En épocas recientes, investigaciones en varios lugares del mundo descartaron que la genética de las personas fuera la única responsable de la susceptibilidad y malestares provocados por el alcohol, puesto que en experimentos con gemelos idénticos que presentaban diferentes niveles de consumo de alcohol cotidiano se descubrió que en algunos casos ambos tenían los mismos síntomas de la cruda mientras que en otros casos solamente uno de los gemelos lo presentaba; de tal manera que la respuesta tenía que complementarse con algún otro factor.

Dado que los síntomas de la cruda excesiva se relacionan con malestares provocados por infecciones bacterianas como vómito, fiebre o escalofríos, investigadores de la Universidad Médica de Massachusetts (1) descubrieron que en efecto, mucho del malestar provocado por ingerir alcohol tiene que ver con las bacterias que tenemos en el estómago.

En nuestro sistema digestivo vive una comunidad de bacterias muy numerosa, que cambia en composición de especies dependiendo de los alimentos y bebidas que ingerimos. De hecho tenemos tantas bacterias asociadas en el cuerpo que los microbiólogos afirman que estamos constituidos por un mayor número de células bacterianas que de células humanas, puesto que están presentes en todos nuestros tejidos, no solamente en el sistema digestivo, ¿impresionante no?

Cuando tomamos alcohol en exceso, provocamos cambios radicales en el microbioma del estómago, muchas bacterias mueren por el contacto con el alcohol, además de la irritación provocada en el estómago implica cambios en el pH de los jugos gástricos que fomentan la proliferación de otras bacterias.

Algunas de las bacterias que viven en nuestro estómago contienen ciertas toxinas en un pared celular llamadas endotoxinas que cuando son liberadas al medio, en este caso al interior del estómago, disparan la respuesta inmune en los humanos. En un estudio reciente de Szabo y colaboradores demostraron que cuando se toman mas de 4 medidas de alcohol en 2 horas (lo que se conoce en inglés como binge drinking), las endotoxinas bacterianas se registran en la sangre de los pacientes, debido a que el alcohol mata estas bacterias y a que aumenta la permeabilidad de los intestinos. Entonces las endotoxinas que estaban contenidas en las bacterias comienzan a circular por el torrente sanguíneo y éstas inducen la reacción en las células del sistema inmune; las células de defensa perciben a las endotoxinas como una señal de invasión al cuerpo y por ello para contrarrestar el supuesto ataque microbiano producen inflamación, aumento de temperatura corporal y malestar, síntomas característicos de la cruda.

Entonces ahora sabemos que además de la genética particular de cada uno de nosotros que determinará nuestra capacidad para procesar el alcohol, grandes cantidades de cerveza u otras bebidas espirituosas en el organismo humano provocan malestar debido a que estamos matando a las bacterias de nuestro estómago. Como imaginarán las líneas de investigación ahora se concentran en saber porqué algunas personas tienen tal o cuál bacteria asociada y cómo podríamos modificar la comunidad bacteriana para no tener asociadas a las especies que liberan endotoxinas.

Y así se descubren otros bichos extraordinarios que inciden en nuestras vidas de maneras antes no consideradas.

Más información sobre las comunidades de bacterias del tracto digestivo:

(1)  http://www.plosone.org/article/Authors/info:doi/10.1371/journal.pone.0096864

http://www.britishgut.org/

http://americangut.org/

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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