Los del Verde, más rateros que bonitos

16/06/2015 - 12:02 am

Ellos saben acomodarse frente a la cámara, hablar pausadamente y con el tono correcto; nunca están despeinados ni se les nota el maquillaje; visten impecables sin llegar a la ostentación y siempre dan la impresión de haberse rasurado recientemente. Uno llega a pensar que, si les echa agua, van a producir burbujas como sal de uvas. No hay quien lo dude, son bonitos.

Durante la pasada elección, estos políticos modelo demostraron que tienen otros tantos dotes, como delinquir mientras ven a la nación directo a los ojos y llamarse víctimas de las perversidades de sus adversarios, a quienes nunca antes tacharon de enemigos; todo esto sin perder la compostura, como si los protegiera una fuerza sobre electoral.

De todas maneras, aquí en Juárez creemos que, así como los ladrones dejan su pisada marcada al brincar por la ventana y la huella digital en el espejo de la sala donde se acomodaron el cabello antes de probarse las joyas que hurtaron, estos delincuentes con sentido de la moda dejan su rastro. Va el relato:

Una de las prerrogativas que otorga la ley a los partidos es la franquicia postal y a nadie le sorprende que lleguen cartas de su partido o del que alguna vez fue militante, así que cuando empezaron a llegar cartas del Verde a los hogares juarenses no pareció extraño. Fue hasta que un vecino se fijó que la misma carta había llegado a todo el fraccionamiento, donde nadie militaba para el partido, que empezaron las sospechas. La carta iba dirigida a la “estimada familia”, y preguntando aquí y allá, se descubrió que una llegó con mochila y reloj de pulso incluido, justo a tiempo para inducir el voto.

Un militante de Morena comentó el suceso a su coordinación y, junto con el secretario de Mexicanos en el Exterior, Juan Carlos Loera, y Mary Adame, candidata a diputada, se denunció el hecho ante la PGR. El asunto fue asignado a un investigador que, tras reunir las evidencias necesarias, llevó el caso a la FEPADE, donde declararon que no había delito alguno.

Estoy seguro de que ni siquiera leyeron o estudiaron el asunto en la Fiscalía, porque la evidencia reunida -que requirió un trabajo meticuloso que debería ser reconocido por la PGR- demuestra que el Partido Verde conspiró con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para usar dinero y servicios públicos a su favor.

¿Qué sucedió, o como diría el procurador corrido, cuál es la verdad histórica? Los partidos pueden hacer uso de una franquicia de 13 millones de pesos al año para aprovechar el servicio postal mexicano en sus tareas partidarias, mediante cartas o envíos a destinatarios concretos, de acuerdo con un convenio firmado por todos los actores electorales.

La página 19 del documento exige que la correspondencia vaya dirigida a un destinatario, con nombre, calle, número y código postal de su ciudad; tal exigencia tiene como finalidad evitar que se use para enviar propaganda a diestra y siniestra. El investigador descubrió que en mayo, el Partido Verde depositó 80 toneladas de cartas dirigidas a la zona norte y anteriormente, en abril, había depositado otras 5 toneladas.

Si cada envío pesó alrededor de 5 gramos –un volante-, cada tonelada suma 200 mil volantes; es decir, se utilizó el servicio postal mexicano para entregar 16 millones de volantes a las casas de los mexicanos de la zona norte durante las dos últimas semanas de mayo, incluso hasta el sábado anterior a la elección pues fue día laboral para los carteros.

El investigador consiguió el nombre del representante del Partido Verde que llevó la correspondencia y el del empleado del servicio postal que la recibió, además de la declaración del administrador de correos de Juárez, donde indicó que “le ordenaron” entregar los volantes y que, efectivamente, los envíos no tenían destinatario.

También se obtuvieron varios ejemplares de la propaganda, que repetía la historia de los vales de medicina, las becas y los años de cárcel para los malos, y además incluía un calendario de regalo. Y todavía a pesar de tanta evidencia, la FEPADE resolvió que no había delito electoral y exigió al joven investigador, un excelente ex alumno de la escuela de derecho de la UACJ, que archivara su trabajo como inútil.

Aunque no hubo castigo, al menos algo se reveló: los del Verde son más rateros que bonitos, y los de la FEPADE más pendejos que feos.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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