Francisco Ortiz Pinchetti
15/05/2015 - 12:01 am
Todos somos “El Bronco”
Ciertamente, Jaime Rodríguez Calderón --el candidato independiente a gobernador de Nuevo León que en un hecho sin precedentes, histórico, puntea en las preferencias de los electores a poco menos de un mes de los comicios-- encarna el hartazgo de los mexicanos ante un panorama político de corrupción, impunidad y complicidades del que no es ajeno […]
Ciertamente, Jaime Rodríguez Calderón --el candidato independiente a gobernador de Nuevo León que en un hecho sin precedentes, histórico, puntea en las preferencias de los electores a poco menos de un mes de los comicios-- encarna el hartazgo de los mexicanos ante un panorama político de corrupción, impunidad y complicidades del que no es ajeno ninguno de los partidos formales, ninguno de los niveles de gobierno, ninguno de los poderes. El “moche” y el “diezmo”, la venta de contratos y candidaturas, el cochupo y el enriquecimiento ilícito, que se hace evidente sin recato en mansiones, viajes y derroches ofensivos, son práctica común, ya natural dirían los cínicos, en las relaciones entre los legisladores y los funcionarios gubernamentales y municipales, entre políticos, empresarios y líderes sindicales; entre dirigentes y candidatos. Todo tiene precio y todo se vende en este país. Por eso “El Bronco”, que tal es el apodo de este singular personaje, se convierte en una suerte de vengador popular, el favorito en las encuestas, la sensación en las redes sociales.
El Bronco tiene 58 años de edad. Militó en el PRI durante 33 años. Fue secretario estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en 1991, diputado federal en 1992, diputado local en 1997, candidato por la alcaldía de Guadalupe, Nuevo León, en 2000, y por último, alcalde de García, Nuevo León. En su administración destacó su lucha contra el crimen organizado, que enfrentó abiertamente al grado de sufrir dos atentados. Su hijo mayor fue asesinado, y su hija de dos años fue secuestrada. Recibió amenazas de todo calibre; pero no dejó la alcaldía.
En diciembre pasado renunció al PRI y decidió buscar la gubernatura neolonesa como candidato sin partido. Una locura, parecía. Necesitaba por lo pronto un mínimo de 103 mil 294 firmas de apoyo. Recurrió a todas las argucias imaginables para sumar adhesiones. Y logró juntar ¡365 mil firmas para obtener su registro de manera sobradísima! Ante el asombro de no pocos consiguió a tiempo esa primera meta en febrero pasado, lo que fue celebrado de manera inesperada por miles de entusiastas ciudadanos llegados de diversos municipios del estado en las afueras de la Comisión Estatal Electoral, en Monterrey.
A partir de entonces empezó su espectacular ascenso, tanto en las redes sociales como en las encuestas. En marzo apareció en el sondeo electoral de los diarios El Norte y Reforma en el tercer lugar de las preferencias, con apenas un 15 por ciento de las preferencias. En abril alcanzó ya el 22 por ciento. Y el pasado 7 de mayo trepó al primer lugar, con un 29 por ciento, arriba de la candidata ´del PRI, Ivonne Álvarez, que obtuvo el 27 por ciento, y del panista Felipe de Jesús Cantú, con el 22 por ciento. La tendencia es clara.
Sus cuentas en Facebook y Twitter acumulan seguidores por miles. En Facebook se presenta como “el cuarto de diez hermanos, originario de una familia humilde, con la esperanza de que todos sus hijos estudiaran y salieran adelante”. Platica que es ingeniero agrónomo por la UANL y que durante su etapa de trabajo en el campo “me llamó mucho la atención el vivir de la gente, sus problemas y quejas, era el estudiante que luchaba por una causa justa: transporte económico para los estudiantes”. La alcaldía, dice, fue un reto difícil por la situación en la que estaba García, Nuevo León en ese momento. “Recuperamos el municipio, construimos juntos escuelas y parques, salimos adelante y la gente comenzó a confiar nuevamente en nuestra bella ciudad”. Hace un balance: “Un hijo muerto, una hija de 2 años secuestrada y dos mil 800 balazos en mi camioneta. Yo no huí, yo no podía dejar a mi gente en esta situación, luchamos hasta limpiar García, hay más gente buena que mala y lo demostramos”. En su cuenta de Twitter @JaimeRdzNL escribe frases como estas: “Toda mi vida he sido luchador y me voy a morir luchando. Y moriré feliz, sabiendo que fui parte de este ahora...”
Su estilo, que personalmente no conozco, es descrito en tres pinceladas por el reportero David Martínez Huerta en un espléndido perfil del candidato independiente publicado por SinEmbargo.Mx: “Su voz potente y franca se dirige a la ciudadanía que está harta de los políticos corruptos, de los servidores públicos que “transan” con las necesidades de la gente, de los narcopolíticos o empresarios que se enriquecen a costa de la pobreza. Su personalidad brusca y sus modos oscos lo han diferenciado del común de los candidatos que tratan de cuidar y medir cualquier paso que dan en campaña. Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, no teme decir lo que piensa ni denunciar lo que no le parece, tampoco se amilana al proferir groserías en público o en privado siempre que sirvan para recalcar su mensaje: Dice que será el primer candidato independiente que gobierne Nuevo León para dar una lección a los políticos de siempre de que sí se pueden cambiar las cosas. Sin embargo, ese entusiasmo y aparente pasión por el servicio público muchas veces se han tornado en contra del mismo candidato independiente, quien en ocasiones ha pecado de ser demasiado ‘echado para adelante’, lo cual puede ser fácilmente confundido por el electorado”.
Todo un caso. Ese estilo anorteñado y franco, dicharachero y entrón, le ha permitido conquistar las simpatías de miles y miles de neoloneses; pero cada día es más conocido, más popular y más admirado también en otros rumbos del país. Se convierte poco a poco en un símbolo, el anhelo de millones de mexicanos que están –estamos— hartos de la partidocracia corrupta, podrida. En Nuevo León su candidatura es ya una alternativa ciudadana a la desesperación que conduce a la anulación del voto como recurso de protesta ciudadana. “El Bronco” se vuelve esperanza. Demuestra que hay otra posibilidad. Se convierte así, además, en un antecedente extraordinariamente importante para la contienda presidencial del 2018. Y es que, en alguna medida, todos somos “El Bronco”. Válgame.
Twitter: @fopinchetti
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