Babosas en el jardín

12/04/2015 - 12:03 am

¿Y los 43?

Entre los animales más temidos por los amantes de la jardinería están las famosas babosas porque son capaces de acabar con algunas plantas en una noche. Existe la creencia que de que las babosas son caracoles que abandonaron su concha, sin embargo no lo son, si son parientes de los caracoles de jardín típicos pero son especies diferentes que perdieron su concha en el transcurso de la evolución.

Las babosas pertenecen al grupo de los moluscos y en particular a los Pulmonata, es decir a los moluscos terrestres que son capaces de absorber el oxígeno del aire y no del agua como la gran mayoría de los moluscos. Una característica interesante de las babosas es que no son un grupo que proviene de un ancestro común, en términos específicos no tienen un origen monofilético, sino que en varios linajes de moluscos pulmonados. Algunas especies perdieron su concha por completo, pero en muchos casos la característica ancestral de la concha permanece como un vestigio por debajo de la piel de las babosas, aunque ya no cumple su función de refugio. Dado que las babosas no cuentan con esta protección, son muy susceptibles a la desecación, por ello casi siempre las encontramos en lugares húmedos y por ello también son vulnerables a los cambios en la vegetación.

En México tenemos una diversidad de moluscos terrestres (caracoles y babosas) importante, hay descritas alrededor de 1,200 especies que representan el 3% de todas las especies del mundo, sin embargo según las autoridades en este tema, hay muchas especies que no han sido descritas porque hay estados de la República que no han sido bien muestreados en busca de este grupo de moluscos y calculan que deben existir 2,200 especies.

La morfología de las babosas es prácticamente igual que la de los caracoles, a excepción de la concha. Tienen un cuerpo alargado que se contrae para desplazarse por medio de unos músculos muy poderosos; en la parte frontal tienen dos pares de apéndices, en los basales tienen células sensitivas a olores y sabores mientras que en el par distal tienen los ojos tan inusuales. El aparato bucal de los moluscos terrestres tiene una lengua dura muy característica denominada rádula, ésta sirve para roer el alimento y está formada de quitina, la rádula se va desgastando por el uso, pero puede crecer continuamente como las uñas de los mamíferos, por lo que no hay problema.

Las babosas son hermafroditas, es decir que son hembra y macho a la vez. En algunas especies uno de los sexos se desarrolla primero, cuando los jóvenes alcanzan la madurez sexual funcionan como machos y posteriormente se vuelven hembras. Sin embargo otras babosas desde que son adultas tienen los dos aparatos sexuales funcionales, al aparearse pueden ser la hembra o el macho. Hay también algunos casos extremos de especies que al aparearse utilizan al mismo tiempo su órgano reproductivo femenino y el masculino, es decir que intercambian con la pareja tanto las células reproductivas masculinas, y al mismo tiempo reciben los espermatozoides del otro individuo con su órgano femenino, de esta manera los dos individuos que se aparean producen huevos.

Los huevos son depositados en lugares húmedos, ya sea debajo de la hojarasca, en una cavidad de un tronco o en el suelo mojado, y los se cubren con una capa mucosa que los protege de la desecación. Las babosas secretan dos tipos de moco uno que es poco acuoso y es más resistente, con el cuál se recubren todo el cuerpo y a los huevos, y otro que es menos denso y que lo secretan para desplazarse, el que deja los famosos caminos del caracol.

Como decíamos al principio, las babosas son famosas por atacar a las plantas de los jardines y de los cultivos generalmente por las noches,  sin embargo hay babosas con todo tipo de hábitos alimenticios, hay depredadoras, que incluso se alimentan de otras babosas, carroñeras o detritívoras, por lo que no podemos agruparlas en un sólo gremio alimenticio y considerarlas como plagas en general. Muchas babosas son importantes para el reciclaje de nutrientes puesto que al ser detritívoras rompen la materia orgánica en pequeños pedazos a partir de los cuales las bacterias y otros microorganismos pueden reintegrar los nutrientes al suelo. Una vez más, por algunos bichos que son considerados plaga, pagan todas las especies del grupo.

Algunos lectores se estarán preguntado qué hacer para controlar a las babosas de su jardín. Industrialmente para acabar con las babosas que son plagas de cultivos se utiliza un molusquicida comercial a base de metaldehído, sin embargo esta sustancia no es muy recomendable puesto que puede ser tóxica para otros organismos invertebrados benéficos; más recientemente se ha comenzado a utilizar fosfato de hierro y parece ser menos nocivo. Otras alternativas menos tóxicas utilizan el control biológico, en este caso se usan nemátodos especialistas en babosas, son gusanos que se esparcen en los jardines o en los cultivos y que parasitan a los moluscos y los matan, la especie comercial que más se utiliza es el nemátodo Phasmarhabditis hermaphrodita. También hay remedios más caseros que pueden ser eficientes en los jardines, por ejemplo recomiendan poner vasos con cerveza, las babosas son atraídas por el aroma y mueren ahogadas. Otros métodos caseros incluyen poner caminitos de cáscara de huevo cortada en pedazos pequeños, lo cuál impide que las babosas pasen; también se sugiere dispersar sal en el suelo, sin embargo esto puede ocasionar las salinización del suelo y la muerte de las plantas, por lo que no es un método muy recomendable. Pueden probar el que más les guste, pero antes de acabar con las babosas de su jardín recomiendo observar si son de las especies herbívoras, recordando que son nocturnas, o si son más bien detritívoras o depredadoras, porque si es así estarán cumpliendo funciones importantes para tu jardín.

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Naranjo-García, E. 2012. Revista Mexicana de Biodiversidad, Supl. 85: S431-S440, DOI: 10.7550/rmb.40089

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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