El riesgo siempre está en otra parte.
El verdadero poeta es el que siempre está abandonándose.
Nunca demasiado tiempo en un mismo lugar
como los guerrilleros, como los ovnis, como los ojos blancos de los prisioneros a cadena perpetua.
Existen poetas que hacen de su paso por el mundo el poema más largo y sincero, que entienden su vida como un paisaje nevado sobre el que escriben con otra música y otra flora. Quizá para ellos lo más importante es vivir sin pretensión, sin <span style="text-decoration: line-through; delirios de grandeza. Son los creadores de la poesía que desborda el libro y sale a las calles, respira, se ensucia y se expande. Así se entiende la vida de Arthur Cravan. Un tipo que fue boxeador, maestro del disfraz, encantador de serpientes, marinero en el Pacifico, buscador incansable, provocador y poeta que iba a ningún lado pero iba a construir. “Yo soy todas las cosas, todos los hombres y todos los animales”, dice Cravan de sí mismo en uno de sus poemas. El maestro de la poesía llevada a la vida. Nació en Lausana en 1886, perteneció a una familia adinerada de la que se alejó en 1910 para instalarse en París. Ahí hizo la revista Maintenant que duró cinco números, entregas en las que figuraron varios nombres pero todos eran una sola persona. Cravan fue el director y único colaborador del proyecto. Podríamos decir que con sus actitudes y su visión de la poesía fue de los primeros en sentar las bases de lo que sería el dadaísmo, sin embargo no hay registro palpable de esto. Tal parece que no le interesaba asentarse en un lugar y ser el líder de una vanguardia artística. Arthur respondió de manera poco común al contexto social en el que se desarrolló. El artista abandonó los museos, cafés y galerías para salir a la calle y ahí crear su obra. Mientras se gestaba el dadaísmo, Cravan boxeaba en la monumental plaza de toros de Barcelona contra el campeón del mundo Jack Jhonson, sí, el mismo Jack Jhonson al que Miles Davis dedico un disco en 1970. Posteriormente nuestro personaje se fue a Nueva York donde conoció a Mina Loy, de la que se enamoró y con la que tuvo una hija. Eran los años de la Gran Guerra y para no ser reclutado escapó a Canadá y de ahí se fue a México, donde se casa con Mina Loy en el año de 1918. A partir de aquí es incierta la historia sobre este personaje, parece que toma rumbo hacia Argentina, pero nada es preciso. Mina Loy no vuelve a saber de él y regresa a Londres donde nace la hija de Mina y Arthur.
Sobre Cravan hay muchos textos, incluso un documental titulado "Cravan vs Cravan" realizado por el español Isaki Lacuesta, En todos encuentro a un personaje fuera de tiempo, un ser humano que conducía un tren cósmico y corría más rápido que la policía y que nunca tiró ancla en ningún sitio. Para él, sólo la poesía de carne, hueso, furia y amanecer.