Sra. Secretaria Mercedes Juan: ¿puede combatirse la obesidad y la diabetes induciendo a la población un mayor consumo de azúcar?, ¿puede combatirse la obesidad y la diabetes con un etiquetado que establece 90 gramos, 18 cucharadas cafeteras de azúcar, como parte de los nutrimentos diarios?, ¿puede realizarse una política contra la obesidad y la diabetes con criterios nutricionales, etiquetados frontales y regulaciones de publicidad diseñados por las empresas que tiene responsabilidad en esta epidemia?
¿Hacia dónde nos llevan con estas regulaciones y criterios diseñados por la propia industria a la que debería regularse?. En varias ocasiones nos hemos referido al drama humano que esto significa en número de enfermos, de muertes, de amputaciones, de personas que pierden la vista. Sin embargo, en un mundo regido por la economía parece ser que el drama humano no tiene valor. Pero no es así, no hay economía que soporte una población enferma, la economía se colapsa.
Una idea de hacia dónde vamos nos la pueden dar las propias entidades financieras que ven la catástrofe que se avecina a escala global y que ya vivimos en México. Morgan Stanley, una de las empresas más destacadas en el análisis de mercados y servicios financieros, especializada en la asesoría en inversiones, acaba de dar a conocer un estudio reciente sobre el impacto del alto consumo de azúcar en la economía global. Estima que el crecimiento de la productividad en la OECD en los próximos 20 años será de un 1.8% anual, frente al 2.3% proyectado por ese organismo. En el mismo periodo, Morgan Stanley proyecta que el crecimiento de la productividad en la OECD caerá 1.5% anual a consecuencias de los impactos en salud generados por el alto consumo de azúcar. Estima que en un periodo de 20 años el alto consumo de azúcar será responsable de una pérdida acumulada de 18.2%. La institución señala que México, Chile, Estados Unidos, Australia y la República Checa serán las naciones más afectadas. Las que sufrirán los menores daños por la llamada “diabesidad” (obesidad-diabetes) serán Japón, Corea del Sur, Suiza, Francia, Italia.
La advertencia de Morgan Stanley sobre el impacto del alto consumo de azúcar provocado por los alimentos ultraprocesados que han incorporado en todo tipo de productos azucares como el jarabe de maíz de alta fructosa, el azúcar de caña y de remolacha, no es nueva en el mundo de las instituciones inmersas en el mundo de las finanzas y los mercados. Credit Suisse, una de las agencias más reconocidas en el análisis de mercados y asesoría en inversiones, ya había realizado esta advertencia sobre el impacto del azúcar en la economía en 2013 con su reporte: Sugar: Consumption at a Crossroads.
El Instituto de Investigaciones de Credit Suisse estimó que los costos asociados al consumo de azúcar, en el caso de la diabetes tipo II, se estimaban en 470 mil millones de dólares anuales y si la tendencia no cambiaba para el 2020 habría 500 millones de personas enfermas y los costos podrían llegar a 700 mil millones de dólares.
Credit Suisse calculó que el consumo de azúcar por persona a escala mundial es de17 cucharadas de azúcar al día, esto es 45% más que hace 30 años, señalando que 43% de los azúcares que consumimos vienen de las bebidas azucaradas. Credit Suisse, al igual que Morgan Stanley, pone a México entre los países que más sufrirán las consecuencias del alto consumo de azúcar al señalar que nuestro país junto con Brasil y Chile presentan uno de los mayores consumos de azúcares en el mundo. También señala que las medidas para reducir el consumo de azúcar deberían ser más estrictas en las naciones donde existe una mayor susceptibilidad al desarrollo de diabetes tipo II, que es el caso de México. Credit Suiss realizó un video corto en base a este reporte.
El anuncio reciente de Bill Gates, el hombre más rico del mundo, de retirar sus inversiones de Coca Cola y McDonalds no sólo responde a ser congruente con sus inversiones filantrópicas en salud, es evidente que responde también a una visión clara de que estas empresas tendrán cada vez más problemas financieros si no cambian radicalmente su dirección.
Señora Secretaria, lo que nos llama la atención es que la Secretaría de Salud siga “invirtiendo” en las empresas de la comida chatarra, sabemos que no invierte capital financiero, pero si la salud de la población, lo que aún es más grave. ¿Por qué imponen un etiquetado de alimentos que fue introducido en México por las propias empresas y que establece 18 cucharadas cafeteras de azúcar como “nutrimiento diario”?, ¿por qué la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a los niños se hizo bajo los criterios de la propia industria?, ¿por qué no se consultó a los expertos, a los institutos de salud?, ¿por qué no se elaboraron los criterios por un grupo de expertos libres de conflicto de interés?, ¿por qué no se probó entre los consumidores mexicanos cuál era el mejor etiquetado frontal para que realmente pudiéramos bajar el consumo de azúcar y de alimentos no saludables?.
Sra. Secretaria: Hace unas semanas la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó las recomendaciones del consumo de azúcares para adultos y niños. El documento emite recomendaciones de consumo para azúcares añadidos, es decir, aquellos que se agregan a los alimentos, así como los que están presentes en la miel, los jarabes, los jugos y los concentrados de fruta, mas no los que están presentes en la verdura y fruta fresca y en los lácteos, ya que estos últimos no se asocian con daño a la salud.
La OMS confirmó que el consumo de azúcares libres debe representar menos del 10% de las calorías que consume al día, tanto una persona adulta como un niño, señalando que una reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica total produciría beneficios adicionales para la salud. Para una persona adulta esto representa 25 gramos o cinco cucharadas cafeteras al día, mientras que para un niño es 19 gramos, es decir, aproximadamente cuatro cucharadas cafeteras.
En este contexto, Sra. Secretaria: ¿por qué la Secretaría de Salud cabildea en la cámara de diputados, a la par de las grandes empresas de alimentos y bebidas, en contra de iniciativas que buscan que los consumidores mexicanos tengamos etiquetados que de manera muy sencilla nos adviertan, con los colores de un semáforo, si un producto tiene bajas, medias o altas concentraciones de azúcar, grasas y sodio?, ¿por qué la Secretaría de Salud se opone a una regulación más integral de la publicidad de estos productos dirigida a la infancia?, ¿por qué se opone a que se prohíba el uso de juguetes, promociones, coleccionables en los productos cuyo consumo no es saludable a los niños?, ¿por qué se opone la Secretaría de Salud a un marco legal sólido para combatir la “diabesidad” con criterios científicos, elaborados libres de conflicto de interés y no por la industria?
¿Por qué la Secretaría de Salud no atiende las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para el consumo de azúcar y mantiene criterios que las rebasan hasta en más de un 300%?
¿Por qué?
La ingesta de azúcares libres debe representar menos del 10% de las calorías que se consume al día para adultos y para niños, aunque una reducción por debajo del 5% produciría beneficios adicionales para la salud.
Mucha del azúcar que consumimos actualmente se encuentra escondida en alimentos procesados. Un refresco de 600 mililitros contiene 12 cucharadas de azúcar, por ejemplo.