Aunque ya entrado el año electoral, es de aplaudirse la decisión de los diputados afines a Andrés Manuel López Obrador de dejar sus asientos y canonjías en los grupos parlamentarios del PRD, PT y MC y formar su propia bancada. Gracias a esto podrán distinguirse del resto de las izquierdas y diferenciar sus posturas y ofertas políticas de cara a las intermedias.
El 5 de diciembre pasado el hasta esos días coordinador del grupo parlamentario de Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal, envió a la Secretaría General de la Cámara de Diputados la petición para formar el grupo parlamentario de Morena, teniendo hasta hoy 16 integrantes. Si bien la Ley Orgánica del Congreso establece que los grupos parlamentarios se conforman al inicio de la legislatura, esta situación inédita hasta hoy puede resolverse favorablemente a través de un acuerdo parlamentario.
De conformarse en bancada, Morena tendría derecho a asignaciones presupuestales para personal, espacios en oficinas y espacios en comisiones que van de presidencias, secretarías y membresías en comisiones de acuerdo con su presencia en el pleno. Al contrario, si la decisión va por no aceptar la creación de grupo parlamentario, los diputados afines a López Obrador serían reconocidos como una agrupación de legisladores sin partido a quienes se les asignarían espacio y apoyos; aunque no tantos como si fuesen bancada.
El día de ayer Ricardo Monreal anunció a través de su cuenta de Twitter la autorización para que Morena se conforme en grupo parlamentario, aunque sin canonjías o privilegios presupuestales, por más que éstas sean por ley prerrogativas de las bancadas. Lo anterior se debe leer de la siguiente forma: se les reconoce como agrupación de legisladores sin partido, aunque la Junta de Coordinación Política les asignará espacios y recursos de buena voluntad. Es decir, es posible que no tengan participación en la toma de decisiones del órgano de gobierno y muy probablemente sus integrantes tendrán que entregar los espacios que tienen en comisiones, pues éstos los definen los grupos parlamentarios.
¿Qué impacto va a tener la separación de los diputados de Morena del PRD, PT y MC? Con 16 legisladores serían el quinto más grande grupo parlamentario, después del PRI (214), PAN (114), PRD (99) y PVEM (27). Por su parte, MC, PT y Panal quedarían con 10 integrantes cada uno. Y es ahí donde tendría una gran diferencia la conformación o no en grupo parlamentario.
Si se hubiese aprobado la creación de la bancada, habría una nueva negociación por la división de las presidencias de comisión. Hasta ayer sólo dos de los diputados de Morena presidían una: Jaima Bonillz Valdés, del PT, la de Asuntos de la Frontera Norte y Alfonso Durazo Montaño, de Convergencia, la de Protección Civil. Un escenario de creación del grupo parlamentario les habría dado la capacidad de negociar la conservación de esta comisión y al menos una adicional. Esto habría motivado que otros diputados cercanos a López Obrador vieran fácil salir de sus bancadas y unirse a la de Morena, incrementando su poder de negociación en un nuevo reparto de comisiones.
Un riesgo adicional si se hubiese optado por reconocerle a Morena el estatus de grupo parlamentario sería la desaparición del PT y MC como bancadas ante una posible salida de más diputados afines a López Obrador. Se requiere al menos cinco legisladores para ser reconocido como grupo parlamentario: con seis que salgan de cada bancada bastaría para afectar el equilibrio de fuerzas.
Para decirlo de otra forma, es más conveniente a los grupos parlamentarios constituidos dejarlos como agrupación de diputados sin partido como medio de control: poca gente dejaría su bancada si eso implica perder sus privilegios, a menos que no tenga ya nada qué perder.
¿Cómo va a impactar la aparición del grupo de Morena? No mucho, aparte de bravuconadas en tribuna, estridencias al debatir y comentarios soeces que serán tomados como actos de heroísmo por quienes les guste votar por esas opciones políticas. De hecho, su voto no va a ser relevante ni para la aprobación de las reformas que acaba de presentar el presidente ni para la aprobación de la Cuenta Pública en abril. Sin embargo esto deja mal parados al presidente de la Mesa Directiva, Silvano Aureoles, porque se percibirá que no tiene mucha capacidad de control sobre la izquierda; pudiendo afectar sus ambiciones en 2015.
En breve, tendremos una Cámara de Diputados algo más virulenta que en años anteriores, pero sin la capacidad de parar la agenda de discusión. Pero a final de cuentas quizás no se note mucho conforme todos los partidos comiencen a competir por el voto.
