Sin muchas palabras y para que no confunda las ideas.
Comprenda que hubo una balacera en Iguala el 26 de septiembre, que dejó seis personas muertas, 17 heridas de bala y 43 jóvenes desaparecidos. Ninguna autoridad hizo algo para evitar que desaparecieran y además se ha encubierto a los autores intelectuales.
Siguen libres los funcionarios que pudieron detener la tragedia: el gobernador, el general en turno, el delegado de la PGR en Guerrero y los líderes nacional y estatal del PRD. Todos los que sabían qué estaba pasando y no le informaron oportunamente para que salvara la vida de los muchachos.
Creemos que si hubiera sabido, en esas cinco horas que duraron detenidas las víctimas, que el presidente de Iguala y su mujer eran capaces de las peores barbaridades imaginables y todos los funcionarios mencionados lo sabían e hicieron la vista gorda a lo que fraguaron, usted lo habría evitado y los jóvenes estarían en su casa o escuela.
Comprenda que queremos un presidente que nos apoye a seguir vivos, a comer, a tener un techo y un trabajo dignos, a despertar sin miedo. Queremos un presidente que esté informado de lo que sucede.
Díganos dónde estaba Chuayffet durante esas cinco horas de locura. Era el problema de una escuela y él debía estar pendiente.
Nosotros los mexicanos queremos que se castigue a todos los culpables, deseamos justicia. Usted es el jefe y los otros son sus subordinados, usted debe mandar.
No se enoje con nosotros, la que compró la casota fue su mujer, regáñela a ella. Sólo queremos que se castigue a los responsables directos, sus encubridores y los traidores a su confianza.
Castíguelos a ellos, no a nosotros.