El peligro es que la clase política está pasmada y aislada, sin puentes con la sociedad y parece que no quieren tenderlos, quieren mantener la fosa entremedio. No se dan cuenta que no están en un castillo, aunque les gustaría, están en un barco que se hunde. Tampoco se dan cuenta que no son dragones si no dinosaurios. Y lo que está claro en este barco es que el capitán y sus ingenieros no tienen la capacidad de mantenerlo a flote. Los dinosaurios están pasmados y parecen incapaces, por su naturaleza, de salir de su autismo sin importarles las consecuencias.
La tragedia de Ayotzinapa es más que la tragedia de los hechos registrados, Ayotzinapa nos ha puesto a todos frente a la cara la dimensión del deterioro político de nuestro país que se ha agudizado con el gobierno del PRI, un PRI que ha venido a cerrar los pocos espacios de participación ciudadana, que ha venido a romper los pequeños procesos de democratización, un PRI que junto con los demás partidos políticos ha dado un golpe mayor a los organismos que se habían ciudadanizado. Por todos lados, compartimos la marginación práctica de los comités, consejos consultivos de las dependencias, de los testigos sociales y de otros representantes de la sociedad civil que tenían una participación marginal como asesores y observadores en las actividades gubernamentales. Aunque los espacios de participación eran acotados y extremadamente limitados eran incomodos para los funcionarios del PRI que se han profesionalizado en la escalada política del contubernio y los favores inconfesables. Los endebles puentes los han destruido.
La propia COPARMEX ha reaccionado, a su manera, reclamando que el Pacto por México reviva pero con la misión de combatir la corrupción y la impunidad. COPARMEX no dice nada en cuanto a la necesaria y urgente participación de la sociedad civil, tampoco sobre la urgencia de aumentar los salarios y de sacar las manos de la política, olvida su pasado y su presente. Le molesto la reforma fiscal después de vivir en los privilegios, acostumbrados a convertir los impuestos en ganancias. Si antes el gobierno se robaba los impuestos no le preocupaba, sólo agradecía los favores para no pagar los suyos.
Por su lado, el grupo de Atlacomulco y sus aliados, se vieron a sí mismos como la encarnación de los “Chicago Boys”, bastaban las reformas económicas, abrir a la inversión privada los energéticos, acabar de entregar el territorio a la industria minera, con una visión economicista miope sin considerar la dimensión social, ignorándola por completo: como en los viejos tiempos cantaban “los mercados son la solución”. Y sus colegas internacionales felicitaban al presidente y sus ministros, México estaba encontrando el camino al futuro. El Bnaco Mundial, el Fondo Monetario Internacional encabezaban las felicitaciones por las medidas económicas, para ellos lo social poco ha importado, sólo cuando las crisis ponene en riesgo la estabilidad política, el objetivo es el crecimiento del PIB.
La invasión de jóvenes funcionarios egresados del ITAM e instituciones como el Tecnológico de Monterrey en los organismos gubernamentales no ha tenido límites como tampoco tiene límites su ignorancia sobre las políticas sociales. Basta revisar la curricula de estas instituciones para darse cuenta de la pobreza de la dimensión social en la formación de los jóvenes que aspiran transformarse en funcionarios públicos. Hay excepciones con académicos y estudiantes en estas instituciones, pero son eso, excepciones.
Las reformas impulsadas por esta administración citan el ejemplo de Brasil en su apertura a la inversión privada y la salida de la pobreza de millones de personas. Sin embargo, ignoran los programas sociales de fortalecimiento de los pequeños productores del campo en Brasil, el lugar que ocupa la educación y el apoyo y desarrollo de su ejército magisterial y la participación social determinante en las políticas públicas. He escuchado el testimonio de funcionarios brasileños desde el ámbito municipal hasta el federal declarando la importancia y peso determinante de las organizaciones sociales en las políticas públicas. Existe una estructura muy fuerte de ciudanización que a los dinosaurios les provoca una alergia, al parecer, mortal. La ciudanización, la participación y la vigilancia de la política pública por actores que tienen como único objetivo el interés público es una herramienta esencial para el combate a la corrupción. Sin embargo, el combate a la corrupción en el PRI y el sistema político mexicano es como la “kriptonita” para Superman, al parecer, los puede matar.
En Brasil dentro del Partido del Trabajo se han presentado escándalos de corrupción y se señala esto como un hecho para decir que en todos lados pasa. Es así, pero en Brasil han “aparecido” estos escándalos, se han hecho públicos y, principalmente, los involucrados han ido a la cárcel. Aquí todos son inmunes gracias al mayor pacto que existe en este país, el de la impunidad, y en el que participan funcionarios, legisladores de todos los partidos y empresarios. Pareciera ser que si una carta importante de la baraja del poder político y económico cae, se puede venir un efecto domino al que tienen miedo todas las piezas de la corrupción. Sin embargo, tienen que empezar a caer como una de varias medidas de salvación necesarias para que el barco no se hunda.
Por otro lado, y como una de las medidas más urgentes, debe dejarse la política social de Sedesol, de Sagarpa, de todas las dependencias a grupos de expertos en la materia. Los recursos ya no deben ser limosnas electoreras, deben ser fondos para la productividad de los más pobres, deben ser estrategias de revalorización de nuestros alimentos, deben ser programas de compra y comercialización de los productos, desapareciendo las mafias intermediarias a través de la competencia del Estado como un actor más, dando un pago mayor a los productores del campo y un precio menor a los consumidores. La miseria en que viven los estudiantes de las escuelas normales rurales son el reflejo de lo que pasa en el campo.
Que los programas de apoyo al campo no sigan otorgando a los grandes productores la mayor parte de los recursos y a la mayoría de los productores, pequeños y medianos, la menor parte. Que los programas de combate a la pobreza y el hambre no sean más vehículos de comercialización de los productos de las grandes empresas sino de apoyo a la producción local y rescate de las tradiciones alimentarias. Cómo puede explicarse que estos programas lleven café instantáneo de Nestllé para ser entregado en comunidades cafetaleras de Chiapas, ¿a qué intereses sirven estos funcionarios?. Deben fortalecerse los mercados locales con los alimentos locales y los granos y productos básicos de nuestra alimentación tradicional y no que la entrega de los recursos de oportunidades se convierta en un mercado de venta de la comida chatarra y que estos recursos solamente pasen por las manos de los llamados beneficiarios a las grandes empresas de comida chatarra y refrescos.
Pensar que la crisis es sólo una crisis de derechos humanos y no de todo un sistema político que está podrido no nos salvará del naufragio. De ahí la dimensión de las palabras de Javier Sicilia que supo y ha sabido que la tragedia que sufre él y todas las víctimas no es sólo por la inseguridad, es el resultado de un sistema profundamente corrompido.