Una vez terminado el periodo de negociación que se abrió con el Pacto por México, inició el proceso electoral que culminará a mediados de 2015 con las elecciones intermedias. A partir de este momento, todo acto y declaración de la clase política tendrá por lo menos algún matiz proselitista, empezando por el circo de las consultas.
Otro fenómeno característico de estas épocas es la proliferación de escándalos que salen a los medios. Fuera de cualquier argumento que hable de la “degradación” de la política, la salida a la luz de este tipo de cosas muestran una democracia que funciona: sólo así nos enteramos de temas que los políticos no desearían que supiésemos.
En la medida que haya personas que compitan por el mismo puesto repetidas veces, habrá más escándalos y serán más demoledores en sus efectos pues tendrán un costo electoral. Frente a ello, tendremos que aprender a distinguir lo que realmente sea indignante de lo simplemente morboso y presionar tanto por cambios legales como por esperar mejores respuestas de nuestros gobernantes aparte de la simple victimización.
Sin embargo, hasta el momento los escándalos que se han filtrado sólo han tocado a políticos panistas, concretamente de entidades donde tienen presencia como Jalisco, Guanajuato, Sonora y Querétaro. ¿Realmente son tan malos los albiazules y tan buenos los tricolores y amarillos?
Capacidad de respuesta
Una de las ventajas de los escándalos es que percibimos la capacidad de respuesta de los políticos, especialmente cuando son candidatos, toda vez que da idea sobre cómo van a lidiar con verdaderas crisis de gobierno. Por ejemplo, alguien que solamente sabe victimizarse o es un inepto o un irresponsable, por más que tirarse al suelo venda ante la opinión pública.
En esa misma dirección, es importante que el atacado sepa distinguir el problema personal que surja del escándalo del problema público. Por ejemplo en la mayoría de las democracias se ha aceptado que la vida privada es inviolable salvo que el escándalo ponga en evidencia una incongruencia abierta con los valores que el atacado dice defender; especialmente para partidos que pretenden plasmar en leyes y políticas públicas su visión moral.
Por lo tanto, es importante evaluar la forma que un político responde ante un escándalo y tiene o no la capacidad de contraatacar. Lamentablemente las respuestas del PAN frente a los escándalos han sido débiles, lo cual abre el frente a nuevos ataques en torno a sus incongruencias y asuntos que tocan la sensibilidad pública.
¿Y la inteligencia política?
Por más escándalos que surjan del PAN, eso no significa que los demás partidos estén formados mayoritariamente por gente presentable, honesta o bien portada. ¿Dónde están los problemas de los otros partidos? Parte del problema está en la capacidad de recabar información y usarla. La otra parte, como se verá a continuación, es la facilidad para encontrarla.
La importancia del espíritu de cuerpo
Se ha vuelto común acusar a los partidos que han estado en el poder de llamarlos “mafias”, entendiendo esto como grupos criminales. La intención ha sido que el partido o político que acusa es naturalmente bueno y honesto. Sin embargo, tras décadas de alternancias, deberíamos superar esa visión y reconocer que el problema no es de colores partidistas o individuos, sino del diseño de los mecanismos de rendición de cuentas.
En lo que sí podría compararse a unos partidos con mafias es en el espíritu de cuerpo: tal y como los miembros de una mafia están sujetos a un pacto de secrecía, un instituto político eficaz debe tener el convencimiento de que todo ataque interno debe resolverse a puerta cerrada, so riesgo de exponer las debilidades al enemigo.
Todos los partidos tienen conflictos internos. Incluso eso es parte de la política. El oficio de un buen político es hacer que no trasciendan. El ejemplo más acabado en ello, nos guste o no, es el PRI: la única vez que trascendió un conflicto interno a la opinión pública fue en 2005, con el pleito de Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, que les costó el tercer lugar en las elecciones de 2006.
Lamentablemente buena parte de los escándalos contra el PAN han sido detonados por los propios panistas. Y eso con mucha probabilidad los afectará a todos en 2015.
Estrategia para la segunda mitad del sexenio
O podríamos pensar mal y asumir que el PRI requirió del PAN para las reformas estructurales, eminentemente liberales, pero esa alianza ya no será útil rumbo a 2018, cuando se necesita de un discurso más populista para conservar el poder. Es decir, si se requiere un vuelco hacia la izquierda para la segunda mitad del sexenio, lo más razonable es debilitar al contrapeso a la derecha.
¿Y la izquierda? Es más fácil lidiar con ella cuando se usa su discurso con las herramientas del Estado, especialmente si no hay gran cosa por negociar. Si se logra el escenario de una mayoría priísta en la Cámara de Diputados, tendrían el control tanto sobre los presupuestos como de las cuentas públicas el resto del sexenio.
Bajo este escenario, Morena tampoco sería un gran problema. O como dijo en su momento Jesús Reyes Heroles, todo lo que resiste, apoya.