La semana anterior la conversación pública en los grandes medios del país se concentró en el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México. Que será el más grande del mundo, que será ultramoderno, que lo hará el prestigiado arquitecto Norman Foster –y Fernando Romero, mejor conocido como “el yerno de Slim”-; que no habrá ningún problema para hacerlo porque se pagará solito… en fin, la opinión pública olvidó hacer un análisis más profundo y preciso del “estado que guarda la nación” y se emocionó tanto con el nuevo aeropuerto que olvidó la realidad. O prefirió no verla.
El resumen ejecutivo del Informe presidencial incluye 11 reformas, 42 programas y más de una decena de estrategias. Debo decirlo, si algo se percibe del documento es una claridad y un pragmatismo impecable en la definición de ideas y el establecimiento de proyectos. El documento abunda en acciones, cifras, recursos, mecanismos de coordinación, procedimientos. Es el reflejo de la hiperactividad ejecutiva pero está muy lejos de un reconocimiento humilde sobre la situación actual del país. Una situación que diversos organismos internacionales y nacionales se han cansado de señalar y gritar en diversos foros.
En el artículo anterior me referí precisamente a esa dislexia federal para referirse a las cosas por su nombre y abundé en los antecedentes de ciertos movimientos de la sociedad civil mexicana. Atreví la pregunta: ¿Cómo hubiera sido el informe sobre el estado de la nación si en lugar del Presidente Enrique Peña Nieto, lo hubiera dado la Sociedad Civil organizada? Van algunos apuntes en el mismo orden temático del mensaje del Presidente.
1. México en Paz.
A pesar del nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales y de las Reformas a las Leyes de Transparencia. A pesar del avance para lograr en 2016 el completo establecimiento del Sistema de Justicia Penal Acusatorio. A pesar de las cifras y acciones referidas por el Presidente como la detención/eliminación de 84 de los 122 objetivos claves en la lucha contra el crimen organizado, de la creación de la nueva Gendarmería Nacional y de las reducciones de doble dígito en homicidios dolosos según datos del Secretariado Ejecutivo, es evidente que después de la economía, la seguridad sigue siendo el principal problema de este país.
De acuerdo con el Índice de Paz 2013 producido por el Institute for Economics & Peace con sede en Sídney, quienes definen el concepto de Paz como “la ausencia de violencia o miedo a la violencia”, México ha mejorado solo de manera marginal sus niveles de paz en el último año (6%) y su calificación en el índice global se ha deteriorado en 27% en la última década. Solo para dejarlo claro: el impacto económico de la violencia se estima en 4.4 billones de pesos, el 27.7% del PIB nacional. La cifra equivale a más de la mitad del Plan Nacional de Infraestructura (PNI) para todo el sexenio.
La metodología del Índice considera cifras estatales y los resultados son poco alentadores: solo uno (Oaxaca) mejoró en más del 20% sus niveles de paz al comparar 2012 con 2003; cuatro estados tuvieron una mejora de 5 a 20% (Yucatán, Campeche, Chiapas y Querétaro); y solo un estado (México) con una mejora de 5% a -5%. Todos los demás (26 de 32) experimentaron deterioros del -5% al -40%.
El índice se produce considerando diversos factores que van desde la Tasa de Homicidios Dolosos, los niveles de impunidad en el actuar de las procuradurías locales y hasta el grado de corrupción. En este último aspecto, 90% de los encuestados considera que la policía es corrupta o extremadamente corrupta, lo que provoca un alto nivel de “cifra negra” o subdenuncia de delitos en México.
Diversos organismos como la ONU, la CIDH y Amnistía Internacional han señalado esta discrepancia entre el discurso oficial y las quejas de la sociedad civil desde hace algunos meses. Pero sobre todo han denunciado la postura de la Secretaría de Gobernación de no reconocer los señalamientos y empecinarse en sus versión, al punto de reprochar a las organizaciones civiles “ser poseedoras de la información y la verdad”.
2. México Incluyente.
En este apartado los dos grandes cambios son la Reforma Político-Electoral y las Reformas a la Ley de Amparo. Destaca el caso también de la multi-señalada Cruzada contra el Hambre por el uso electorero de sus recursos, y el crecimiento de las redes de tiendas y lecherías, DICONSA y LICONSA. Y sobre todo el cambio del programa Oportunidades a “Prospera”, un programa mucho más ambicioso que pretende vincular el subsidio alimentario con la educación y el empleo.
Sin embargo, la cifra de pobres en México sigue creciendo y con ella la desigualdad. Según el Banco Mundial, el Índice de GINI para México es de 0.47 y de acuerdo con cifras de la OCDE, de los 34 países que la integran, México es el que tiene la mayor desigualdad en la distribución del ingreso. En nuestro país solo el 1% de la población concentra el 39% de la riqueza. Cifras que no se mencionan en ningún momento durante el informe.
Es decir, si bien las reformas a la Ley de Amparo posibilitan un marco jurídico más justo y la Reforma Político-Electoral abre oportunidades de participación política a candidatos independientes, integra la figura de la Consulta Popular y permite la profesionalización política a través de la reelección de legisladores y alcaldes, diversas voces ciudadanas, como la del exdiputado federal Manuel Clouthier, han señalado las condiciones de inequidad y excesivos requisitos para competir contra los candidatos surgidos del sistema de partidos.
3. México con Educación de Calidad.
La educación es la única palanca real de desarrollo de largo plazo para un país. Casos de éxito como los de Corea o Singapur son implacables. En México se realizó una Reforma Educativa ambiciosa y de gran calado al proponer la evaluación de los maestros a través del INEE, realizar un censo (CEMABE) para conocer el número real de maestros y planteles escolares del país y, sobre todo, al dar el gran golpe simbólico-político de encarcelar a la lideresa del poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la maestra Elba Esther Gordillo.
Hay otras buenas noticias, como la creación del fondo para la Inclusión digital, el crecimiento del programa de Escuelas de tiempo completo y la adopción del Modelo de Formación Dual Alemán en educación media-superior.
Sin embargo, la implementación ha quedado a deber. En el sur del país la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se ha opuesto a los exámenes de oposición y continúa suspendiendo clases a discreción. Las cifras del CEMABE se han transparentado a medias y la organización civil “Mexicanos Primero”, liderada por Claudio X. González y dirigida por David Calderón, ha insistido en la necesidad de detener el monstruoso flujo de dinero que va del presupuesto educativo a las arcas de delegados y representantes sindicales que no imparten clases. Para ello han creado la iniciativa el #Abusómetro, que denuncia con un conteo en tiempo real la cantidad de dinero que nos cuesta a los mexicanos ese dispendio sindical.
Mientras tanto, los resultados de los niños mexicanos en las pruebas de evaluación de PISA siguen siendo deplorables: prácticamente el 70% de nuestros niños muestran niveles mediocres o reprobatorios en ciencias, matemáticas y lectura. Con esa educación, no hay futuro posible para esos niños.
4. México Próspero.
México Próspero es el gran eje de la estrategia federal. Seis de las once reformas estructurales se enmarcan en este sentido y de ellas, la reforma energética es “La madre de todas las Reformas”. El flujo de dinero que se espera para el país como consecuencia de la apertura a la inversión privada en temas de petróleo y electricidad es de tal tamaño que de verdad puede transformar al país. Lo dicen expertos nacionales e internacionales, el denominado “Mexican Moment” está íntegramente ligado al tema energético.
Pero el problema no está en la obvia y urgente necesidad de un cambio de esta naturaleza. De todos era conocida la situación de inviabilidad y competencia de nuestra industria energética y se necesitaban tres dedos de frente y un mínimo de desapego ideológico para entender que ya no estábamos en condiciones de mantener el status quo.
La gran desconfianza que expresan los mexicanos en las encuestas respecto de la reforma energética tiene fundamento y proviene de un hecho contundente al que Peña Nieto a decidido definir como un problema “cultural”: la corrupción. No es que no sepamos que el petróleo requiere explotarse en modalidades más modernas, lo que nos da pavor es que después de unos años veamos surgir oleadas de nuevos ricos ligados al negocio energético.
La corrupción es un problema de naturaleza tan concreta y real de políticas públicas que apenas la semana pasada el Foro Mundial rebajó a México cinco posiciones en el Índice de Competitividad Mundial. La razón para pasar de la posición 55 a la 61 fue primordialmente la corrupción. Un tema al que el Presidente dedicó cuando mucho un minuto de su mensaje en el Segundo Informe.
Y si a esto sumamos el pobre desempeño económico en lo que va del sexenio con un crecimiento económico que puede promediar cuando mucho de 1.5% a 2% del PIB para 2013 y 2014. Un desempeño que se traduce en menos empleos, en peores remuneraciones y en bajos niveles de consumo, entonces es fácil comprender los bajos niveles de popularidad del Presidente
5. México con Responsabilidad Global.
Por último, me refiero brevemente en este apartado al tema más relevante que puede tener México en su posición global: la necesaria e ineludible relación con Estados Unidos. Y sobre esto me atrevo a proponer tres temas fundamentales de la agenda: la reforma migratoria, la relación económica y el combate al narcotráfico/crimen organizado. La verdad es que no hay mucho que decir, ninguno de los temas se ha empujado en el diálogo bilateral con alguna astucia o atrevimiento específico.
Concluyo.
México se encuentra en la coyuntura histórico-temporal más relevante que haya vivido jamás en el mundo moderno. Dice bien George Friedman, Director de Stratfor, en su libro ‘Los próximos 100 años’: como resultado de la contracción de la población mundial en el siglo XXI, las naciones grandes con un bono demográfico como México tienen una oportunidad de oro, y si a esto agregamos nuestra vecindad con la principal potencia mundial, estamos en posibilidades de convertirnos en una de las diez economías más poderosas durante las próximas décadas.
Una población grande y joven sumada a la cercanía con Estados Unidos garantiza un cierto nivel de progreso para México. Pero hay un peligro: la desestabilización política como producto de la desigualdad, la corrupción y el crimen organizado. Mayor riqueza y crecimiento económico pueden generar siempre mayor desigualdad si no se implementan medidas de transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción y la mafia.
Aunque suene difícil de creer, el gran reto de México no está en consolidar su desarrollo económico, que llegará tarde o temprano, sino en su capacidad para administrarlo con eficacia y transparencia. En su habilidad para comunicarlo de manera que todos, desde el más rico hasta el más pobre, puedan confiar en participar para construir un proyecto común. Sin confianza no hay cooperación y sin cooperación no hay proyecto de futuro compartido.
En el futuro, las Reformas habrán sido solo una herramienta, el desafío actual de Peña Nieto es construir confianza en un país en el que hemos perdido el buen hábito de creer.