El Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) reveló recientemente cifras del sistema educativo nacional[1], que deben hacernos reflexionar sobre su estado.
La desigualdad –dependiendo en donde se viva y la situación socioeconómica— entre los alumnos sigue siendo la norma. A continuación una breve lista que ilustra dichas inequidades:
- De la población de 15 a 17 años, completó la educación secundaria 65% de los adolescentes de hogares indígenas, frente a 78% en el caso de no indígenas.
- Igualmente, únicamente acabó la secundaria el 69% de los residentes en localidades de alta y muy alta marginación, frente a 80% de los que residen en localidades no marginadas.
- Solo el 57% de los adolescentes que habitan en hogares en pobreza alimentaria concluyó la educación secundaria, frente al 82% de los pertenecientes a hogares no pobres.
- El promedio de escolaridad para la población mayor de 15 años es de 8.8 años: 9 años en el caso de los hombres y 8.6 para las mujeres. Por el contrario, la escolaridad media de los indígenas es de 6.4 años, frente a 9.1 de los mexicanos que no pertenecen a ninguna etnia.
- El promedio de analfabetismo en el país afecta al 6.7 por ciento de los individuos mayores de 15 años (más de 5.6 millones de mexicanos). Sin embargo, afecta a prácticamente uno de cada cinco personas indígenas (19.5%) y de aquellos en hogares con alta marginación (21 por ciento).
- Al mismo tiempo que México pretende insertarse en la sociedad del conocimiento, únicamente una de cada cien escuelas primarias indígenas tiene computadora.
Mientras todas estas desigualdades se reproducen –y en algunos casos se amplían— el dispendio del gasto público en educación continua como si nada.
Según lo poco que ha trascendido del censo educativo, en prácticamente todos los estados del país, “más del 10 por ciento de la nómina docente-administrativa de educación básica presenta algún tipo de irregularidad” según reporta México Evalúa.
El censo educativo demuestra que existen más de 30 mil comisionados (1.37 por ciento de toda la nómina magisterial); más de 39 mil maestros aviadores que nadie conoce en la escuela que supuestamente laboran, y cerca de 115 mil plazas magisteriales ocupadas por personas jubiladas, que renunciaron pero siguen cobrando o inclusive individuos que ya fallecieron.
En resumen, más de ocho de cada cien plazas magisteriales son comisionados, aviadores o muertos que siguen cobrando del erario.
Ello nos cuesta a los mexicanos alrededor de 51 mil millones de pesos al año: más de 139 millones al día; 1,618 pesos se tiran a la basura cada segundo.
Twitter: @jose_carbonell
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[1] Panorama Educativo de México. Indicadores del sistema educativo nacional. Educación básica y media superior 2013. Se puede consultar en la página del INEE, http://www.inee.edu.mx/
