Los engaños de COFEPRIS (Segunda Parte)

10/06/2014 - 12:00 am

En la batalla contra la epidemia de sobrepeso y obesidad a escala internacional es fundamental lograr que los consumidores puedan tener una idea de las cualidades de los productos a través de un etiquetado muy sencillo de interpretar. Los alimentos ultraprocesados que han dominado la dieta tienen en común muy altas concentraciones de azúcar, grasas y sodio; de ahí que el consumo de estos ingredientes haya aumentado significativamente en los últimos decenios a la par que diversas enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y diversos tipos de cáncer..

En este escenario en el que México ocupa uno de los primeros lugares en el mundo en cuanto a sobrepeso, obesidad y diabetes es que se ha lanzado un nuevo etiquetado de alimentos y bebidas, un sello nutrimental y una regulación para la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Estas regulaciones, recomendadas por diversos organismos internacionales y nacionales, son fundamentales para combatir la epidemia de sobrepeso y obesidad. Sin embargo, es esencial que los criterios en que se basen estas regulaciones tengan un amplio sustento científico y sean elaborados libres de conflicto de interés. Es decir, los criterios pueden ayudar a que los consumidores tomen elecciones más saludables o pueden engañarlos y llevarlos a consumir productos que representan un riesgo para su salud.

Ante el eminente desarrollo de estas regulaciones y el efecto que pudieran tener sobre los intereses de las grandes corporaciones, las grandes trasnacionales de los alimentos y las bebidas han impulsados sus propios etiquetados frontales y elaborado criterios para autorregular su publicidad dirigida a la infancia.  Estas iniciativas tienen por objeto impedir que se establezcan regulaciones que puedan afectar las ventas y ganancias de estas empresas que en un número reducido controlan gran parte del mercado mundial de alimentos y bebidas.

Recientemente, la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios estableció un nuevo etiquetado frontal en base a criterios desarrollados por la propia industria. Diversos expertos nacionales y extranjeros han señalado que este nuevo etiquetado y sus criterios representan un riesgo para la salud de los mexicanos. Además de que el tipo de etiquetado no es entendible por los consumidores mexicanos induce al consumo de altas cantidades de azúcar, estableciendo un requerimiento diario de 90 gramos de azúcar, equivalente a 18 cucharadas cafeteras de azúcar. Ante la crítica interna y externa COFEPRIS argumenta que este criterio está acorde con criterios de organismos internacionales como el Codex Alimentario, la Organización Mundial de la Salud y las naciones europeas. En la entrega anterior ya nos referimos al Codex Alimentario demostrando que nunca ha establecido un requerimiento de consumo de azúcar.

En esta ocasión nos referimos a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, citándolas puntualmente para demostrar que los criterios de COFEPRIS no sólo no están de acuerdo con los de este organismo sino que, incluso, van en contra.

La primera referencia es al informe titulado «Dieta, nutrición y prevención de las enfermedades crónicas», de la OMS que  señala fue: “el resultado de dos años de consultas conjuntas de la FAO y la OMS con los expertos y fue dado a conocer formalmente por los directores de ambos organismos” el 23 de abril de 2003. Citamos el documento: “El informe de los expertos contiene las mejores pruebas científicas existentes acerca de la relación de la dieta, la nutrición y la actividad física con las enfermedades crónicas”.

“La carga que suponen las enfermedades crónicas está aumentando rápidamente; en 2001 representaron aproximadamente un 59% de los 56,5 millones de muertes notificadas en todo el mundo y un 46% de la carga de morbilidad mundial. El informe concluye que la dieta con pocas grasas saturadas, azúcares y sal y abundantes frutas y hortalizas, combinada con la actividad física regular, tendrá gran impacto en la lucha contra esta elevada carga de mortalidad y morbilidad”.

“El informe indica que el grueso de las necesidades calóricas debe ser cubierto por los hidratos de carbono (entre un 55 y un 75% de la ingesta diaria), pero que los azúcares refinados (añadidos), deben mantenerse por debajo del 10%”.

Lo anterior significa que no deben consumirse más de 10 cucharadas cafeteras de azúcar en una dieta de 2 mil calorías. COFEPRIS recomienda consumir 18 cucharadas cafeteras de azúcar.

El 5 de marzo de este año la OMS establece un nuevo proyecto de directrices  que “formula la misma recomendación, pero además se indica que si la ingesta calórica total diaria se reduce a menos del 5% se obtendrán beneficios adicionales. Un 5% de la ingesta calórica total equivale a unos 25 gramos (aproximadamente 5 cucharadas cafeteras) de azúcar al día para un adulto con un índice de masa corporal normal”. Añade la OMS: Los límites de ingesta de azúcares que se sugieren en el proyecto de directrices se aplican a todos los monosacáridos (como glucosa y fructosa) y disacáridos (como sacarosa o azúcar de mesa) que son añadidos a los alimentos por los fabricantes, los cocineros o los consumidores, así como a los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los jugos de fruta y los concentrados de fruta”.

El proyecto es más específico señalando: “Gran parte de los azúcares que se consumen hoy en día están «escondidos» en alimentos elaborados que generalmente no se consideran dulces. Por ejemplo, una cucharada de ketchup contiene unos 4 gramos de azúcar (aproximadamente una cucharada cafetera). Una sola lata de refresco endulzado con azúcar contiene hasta 40 gramos (unas 8 cucharadas cafeteras) de azúcar….El proyecto de directrices se ha elaborado sobre la base de análisis de todos los estudios científicos publicados acerca del consumo de azúcares y de la relación entre ese consumo y el aumento de peso excesivo y la caries dental en adultos y niños”.

Como puede observarse en este artículo centrado en la posición de la OMS, y en el anterior centrado en el Codex Alimentario, en ningún momento estos organismos hablan de una ingesta diaria recomendada de azúcar. El Codex establece la necesidad de informar del contenido de azúcares totales en el producto, nunca una ingesta recomendada. La OMS estable un máximo tolerable de azúcar añadida, nunca una recomendación de ingesta.

Nota: Como puede observarse en los criterios de la OMS se incluyen entre los azúcares añadidos los presentes en los néctares e, incluso, en los jugos 100% naturales ya que su comportamiento en el organismo es similar al de los azúcares añadidos. Por lo tanto, el azúcar natural, no añadido, que podemos encontrar en los alimentos ultraprocesados, se encuentra principalmente en  los productos lácteos, en forma de lactosa. No existe ninguna preocupación en ningún organismo internacional o nacional sobre el consumo de lactosa. Por lo tanto, no existe ninguna preocupación por los azúcares naturales, la preocupación central está en conocer la cantidad de azúcar añadida a los productos. Y esto es lo que se niega a informar la industria. Usar el criterio de azúcares totales estableciendo una recomendación diaria de ingesta ha sido una estrategia de la industria para ocultar la información al consumidor sobre los azúcares añadidos, ha sido una estrategia para no aplicar las recomendaciones de la OMS. La aberración es que la autoridad, COFEPRIS, retome este criterio de la industria, que hemos venido denunciado desde 2010, y lo vuelva oficial. ¿Mantendrá este criterio la Secretaría de Salud como una marca indeleble durante los próximos 4 años y medio de gestión?, ¿seguirán protegiendo criterios elaborados de manera tan desaseada que otorgarían un sello nutrimental como buena opción a productos que están gravados con un impuesto por contribuir su consumo habitual a la epidemia de sobrepeso y obesidad?, ¿es cómo la Secretaría de Salud protege los derechos de la infancia permitiendo que algunos de estos productos se publiciten en los horarios infantiles?.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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