… no serían tan restrictivas, y contemplarían más vías de la regularización para migrantes indocumentados. Esto demuestran los datos sobre la migración entre México y Estados Unidos del “Mexico Migration Project” (MMP), a cargo de los académicos Jorge Durand de la Universidad de Guadalajara y Douglas Massey de la Universidad de Princeton.
En su conferencia en la UNAM a finales de mayo, Massey argumentó que a pesar de las medidas de seguridad en la frontera sur de Estados Unidos, tanto de infraestructura como de recursos para Patrulla Fronteriza, el número de entradas indocumentadas a Estados Unidos ha sido constante, y el número total de migrantes indocumentados ha aumentado. Sobre la migración indocumentada fue muy claro: los flujos en su totalidad han sido constantes a lo largo del tiempo; lo que ha cambiado son las posibilidades para los migrantes de regularizarse y las medidas de militarización en la frontera, políticas inhumanas por todas las consecuencias que conocemos.
Las bases de datos del MMP contienen información de entrevistas en 143 comunidades en México, la cual forma la base de un modelo que predice la probabilidad de que alguien emprenda el primer viaje de manera indocumentada. Este modelo mide el impacto en la decisión de migrar o no, de varios factores en Estados Unidos y en México. En Estados Unidos toma en cuenta el acceso a empleo, acceso a visas, el nivel salarial y las medidas de seguridad en la frontera. Los factores en México considerados son la tasa de fecundidad, también los salarios, el crecimiento del Producto Interno Bruto y la violencia (la tasa de homicidios a nivel nacional).
Con los datos del MMP, los políticos estadounidenses (y mexicanos) podrán ver que las medidas que Estados Unidos ha implementado a partir del 1965, restrictivas para migrantes latinoamericanos, en particular mexicanos, no han tenido un impacto en los flujos de migración. Resulta que las políticas de destino no impactan casi en la decisión de migrar, sino esta decisión depende principalmente de las condiciones en los países de origen. Por lo tanto, se podría concluir que las políticas migratorias restrictivas y de seguridad son un desperdicio de recursos públicos.
Este modelo predictivo, y otro que sobre la probabilidad que una persona que entró de manera indocumentada retorna a su país de origen dentro del periodo de 1 año, demuestran que existe una relación fuerte entre la decisión de migrar y la tasa de fecundidad en México (una tendencia a la baja). Por otro lado, la relación entre la decisión de migrar y el aumento del presupuesto de la Patrulla Fronteriza es casi nula.
Lo más probable es que el cambio demográfico en Estados Unidos, estudiado ampliamente por el Pew Research Center, se traducirá en políticas menos restrictivas en el futuro. Sin embargo, hasta ese momento habrá mucha resistencia, como la que hemos visto en las complejas discusiones sobre una reforma migratoria en Estados Unidos. La resistencia resulta infundada, en primer lugar porque la migración indocumentada no disminuirá sin cambios en las actuales políticas. Por otro lado, la migración documentada permitirá que la movilidad sea más circular y no siempre permanente, algo que la actual situación no permite. Mientras tanto, la separación de familias transnacionales seguirá siendo una de las consecuencias terribles del actual escenario.
Es por esto que, si las políticas migratorias de Estados Unidos fueran basadas en los datos disponibles, no serían tan restrictivas. Sería muy interesante hacer la comparación con la migración indocumentada en México, principalmente de migrantes centroamericanos (muchos en camino a Estados Unidos, otros no). Los académicos Massey y Durand coordinan otro proyecto: el “Latin American Migration Project”, que contiene bases de datos sobre migración de Centro y Sudamérica. De ahí, los tomadores de decisión podrán usar información para ver si la comparación además de lógica, es correcta. ¿Será que las medidas que limitan el acceso al país de estos migrantes centroamericanos tendrá impacto en su decisión de migrar o no? La misma pregunta se puede hacer sobre el uso de recursos públicos: ¿no será un desperdicio de recursos invertir en medidas de seguridad en la frontera sur de México, si estas no impactan en la decisión de migrar?