Cuando la política se convierte en el problema

14/05/2014 - 12:00 am

Cuando la política (1) se convierte en el problema.

El castigo durante el periodo entre los setentas y el 2000, ha modificado su función de rehabilitador a retributivo. Me explico; en un inicio las penas tenían como objetivo paliar o prevenir los factores de riesgo que favorecían la comisión de conductas antisociales y de esta forma prevenir que el sujeto volviera a delinquir, sin embargo, con las políticas antidrogas y el War on crime en EE.UU., el castigo pasó a ser meramente retributivo.

Con las políticas criminológicas llevadas a cabo en nuestro vecino del norte, el crimen y todo lo que le rodea, -crimen, criminal, víctimas y control social-, pasó de ser un asunto tratado y estudiado por especialistas para convertirse en un asunto político. Los políticos comenzaron a utilizar al delito como una bandera electoral y populista, donde el papel de mano dura, se convirtió en una herramienta electoral y populista.

El problema central es que el crimen se ha convertidoen un asunto democrático, opinan por igual la víctima, los familiares, el vecino, el ingeniero, el panadero, etc. El problema no es su opinión sino que ésta se traduzca directamente en lineamientos para las políticas criminológicas, sin tener en cuenta los estudios científicos y empíricos.

Ante el desconocimiento de estos temas, es muy frecuente que la gente pida mayor severidad en las penas, cadena perpetua, pena de muerte, penas de prisión por sobre las medidas alternativas, etc. sin conocer siquiera los efectos perjudiciales no solo sobre el individuo al que se le apliquen sino la carga económica y social que implican. La pena se convierte en una catarsis donde priman el deseo de venganza y que el delincuente pague lo que hizo (función retributiva de la pena).

Si el castigo se convierte en un asunto democrático, las consecuencias son funestas; se endurecen las leyes (cada vez es más frecuente escuchar a las víctimas y sus familias reclamar más años de cárcel para ciertos delitos como el secuestro, la extorsión y el homicidio), el sistema de justicia se vuelve inefectivo e injusto y aunque tiene programada la criminalización de toda la población sólo la aplica sobre las minorías y los desfavorecidos.

De igual forma al aumentar las penas y por ende la población que se encuentra bajo vigilancia del sistema de justicia, éste último se vuelve una carga fiscal para el Estado. La crisis económica de los primeros años de este siglo, ha provocado que en algunos países el paradigma retributivo del castigo se reconsidere, ya que los sistemas carcelarios y de justicia actuales son insostenibles en cuanto a egresos gubernamentales se refiere (únicamente la manutención de los internos en México implica 34 millones de pesos diarios). Ahora en lugar de tough on crime, hay que ser smart on crime, evaluar qué castigos y penas funcionan tanto a nivel individual como social.

Es de suma importancia que nuestro país haga un alto en cuanto a sus políticas criminológicas y no se deje llevar por la tendencia que ha marcado EE.UU. Aún y cuando existen grandes diferencias entre nuestros sistemas, México comienza a repetir errores por los que ellos ya pasaron como la War on Crime and on Drugs, que tomó especial fuerza en el sexenio de Felipe Calderón y que solamente ha tenido consecuencias letales.

Tenemos que reconsiderar la función que tiene el castigo en nuestra sociedad ya que actualmente tiene una función meramente retributiva e incapacitante (pagar por lo cometido y encerrar para evitar nuevos delitos). No sirve de nada tener a 240 mil personas encerradas si no existe una función rehabilitadora, al contrario es perjudicial para todos los mexicanos pues todos nosotros estamos pagando con nuestros impuestos una política que no lleva a nada.

@criminologiamex

(1) Entiéndase política no como el arte de gobernar sino como el conjunto de acciones llevadas a cabo por el gobierno (políticas públicas)  

Mercedes Llamas
Doctoranda en Gobierno y Administración Pública por el Instituto Universitario Ortega y Gasset de la Universidad Complutense de Madrid, Maestra en Criminología y Política Criminal por el INACIPE y Licenciada en Educación Especial en Infracción e Inadaptación Social por la Escuela Normal de Especialización.
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