Ante el absurdo insostenible en el que ha caído COFEPRIS para imponer un etiquetado que va contra todas las recomendaciones internacionales y que viola el derecho a la salud y a la información, la institución se decide -en vez de rectificar y echar marcha atrás- a seguir adelante fundamentando su decisión en un engaño a todas luces obvio.
El asunto está en que el etiquetado retoma los criterios desarrollados por la industria procesadora de alimentos y bebidas, un criterio engañoso que hace suponer al consumidor que está ingiriendo cantidades reducidas de azúcar cuando lo que está ingiriendo representa un riesgo para su salud.
El callejón sin salida en el que se ha metido COFEPRIS, arrastrando a la Secretaría de Salud y al propio presidente, Enrique Peña Nieto, se explica con una simple regla de tres:
1. Si una Coca Cola de 600 mililitros que tiene 63 gramos de azúcar va a señalar que contiene 70% del requerimiento diario recomendado de azúcar, entonces el 100% del requerimiento diario recomendado de azúcar será 90 gramos.
63 gramos de azúcar = 70% del requerimiento diario recomendado
X gramos de azúcar = 100% del requerimiento diario recomendado
X = 90 gramos
2. Si 90 gramos es lo que establece COFEPRIS, respaldada por Secretaría de Salud, como requerimiento diario recomendado, habría que multiplicarlo por los 365 días del año.
90 gramos de azúcar como requerimiento diario recomendado x 365 días del año
32.85 kilogramos de azúcar como requerimiento anual recomendado.
3. Por lo tanto, COFEPRIS, respaldada por la Secretaria de Salud, recomienda una ingesta anual de 32.85 kilogramos de azúcar.
Ante la evidencia, COFEPRIS reaccionó el pasado 9 de abril COFEPRIS distribuyó un boletín de prensa en el que afirmaba: Es falso que COFEPRIS recomiende el consumo de “más de 30 kilos anuales de azúcar en el nuevo etiquetado”.
La Organización Mundial de la Salud establece un “máximo tolerable” de ingesta de azúcares añadidos para un adulto en un día en un equivalente a 50 gramos. La Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes presentada por el presidente en octubre retomaba este criterio de la OMS. Sin embargo, COFEPRIS lo retiró y retomó el de la industria que para justificar una ingesta diaria de azúcar de 90 gramos y para que esta aparezca como “ingesta diaria recomendada”, mezcla los azúcares agregados que no son recomendables para la dieta, con los azúcares naturales que vienen en la fruta, las verduras y los lácteos.
El engaño al mezclar “azucares añadidos” con “azúcares naturales” es una treta de la industria para que los números les cuadren y no alerten al consumidor, para mezclar aceite con agua. Lo que el consumidor verá en las etiquetas es que la Coca Cola de 600 mililitros no sólo no representa un riesgo para la salud sino al contrario, incluso, una recomendación ya que le dará el 70% del requerimiento diario recomendado. El consumidor, si siguiera al pie de la letra el etiquetado promovido por COFEPRIS, no sólo se tomaría una Coca Cola de 600 mililitros también una más de 200 mililitros para cumplir con lo que la autoridad, absurdamente y contra cualquier criterio de salud, le recomienda consumir al día.